En los pasillos de la Eurocámara a Ana Miranda (Cuntis, 1971) la llaman “Madame Galice”. Primero como miembro del equipo de Camilo Nogueira, después como representante del BNG en Galeuscat y finalmente como eurodiputada, Miranda acumula una década y media de trabajo en las instituciones comunitarias. La nacionalista dice encabezar “la candidatura de la humildad” frente a la del PP, “la de la vanidad”, y asegura que la representación del Bloque en Bruselas y Estrasburgo “ve más allá de unas siglas”, porque sirve para “defender a la gente de este país hasta la extenuación”.
Finalmente, existe usted...existe usted
Lo dudaban, pero sí [ríe]. Ya desde antes de la precampaña hicimos un trabajo intenso y fuimos los únicos que hicimos precampaña, tanto aquí como en el Parlamento Europeo, estando con la gente que peor está. Resulta genial llamar a determinadas entidades y que respondan: “no tienes que llamar, porque ya estás trabajando con nosotros”. O que nos llamen para decirnos que quieren vernos. Y notamos movilización de la militancia, que está muy viva. Se nota un cambio respecto a las autonómicas, cuando aún era un momento de duelo, de cierta decepción. Pero ahora se nota la entrega de mucha gente que, por ejemplo, al no tener mailing, recorre todas las parroquias.
¿Para el BNG esta es, en ese sentido, una campaña como las de antes?
Me recuerda a las campañas de antes y también a las de [José] Mujica, que ya con Tabaré en el Gobierno continuaba en las campañas barrio a barrio.
Se tomaron la denuncia de UPyD ante la Junta Electoral con ironía y parece que eso ayudó a que tuviera eco... ¿Echar mano de la sonrisa ayuda en un contexto como este?
Ayuda mucho. Y sobre todo la lucha por transmitir esperanza a través de la ironía. Somos tan invisibles que el sector pesquero gallego fue a reunirse con la comisaria Damanaki con una amiga invisible, somos tan invisibles que los preferentistas fueron solos al Parlamento Europeo, no los llevó la parlamentaria del BNG; somos tan invisibles que la misión de las rías gallegas cayó del cielo. Esto tuvo una reacción impresionante en las redes y ayudó a ver cómo se nos está invisibilizando en los medios públicos, como nunca se había visto. Esto debería hacer pensar a la gente que sufrimos cierta exclusión informativa, lo que hace que tengamos que explicar mucho más nuestro trabajo, de ahí también esa precampaña.
Decía en la presentación de la candidatura que la población gallega conoce su trabajo y solo resta canjear ese conocimiento en votos. ¿Qué sensación está teniendo en lo que va de campaña?
Para eso sirve la campaña electoral, los encuentros con colectivos y la difusión a través de los medios de comunicación. Lo que queremos transmitir es la lealtad con este país, de ahí el lema de Corazón en Galicia. Desde que el BNG está en Bruselas, desde 1999, con o sin escaño, defendemos este país. Hemos convertido el escaño en el escaño de un país, para todos y para todas. Cuando hablamos de los temas pesqueros, por ejemplo, sabemos que muchos marineros no nos votan, pero los defendemos a todos.
Las luchas electorales, en este caso más que nunca, parecen dos: por el voto y contra la abstención...
Hay quien da la batalla por la abstención, que en este caso es el partido del Gobierno, que está minimizando la campaña, con perfiles muy opacos como los de Arias Cañete o Millán Mon, que no responde a las necesidades de este país ni tiene el conocimiento suficiente de lo que ocurre aquí. Se ve incluso en sus respuestas públicas. Quieren hacer una campaña pequeñita, minimizada, en la que no se les dé un palo, en la que la ciudadanía no les diga que lo están haciendo tan mal que no quieren continuar con las políticas de recorte. Nosotros estamos con el ánimo de activar la campaña, de dar ilusión, de patear el país y hablar con todo el mundo. Ahora el trabajo hecho tiene que plasmarse en votos, mientras hay un movimiento abstencionista incluso entre determinadas fuerzas que emiten comunicados al respecto. Pero hay que escoger. Mucha gente no se siente representada por el Parlamento Europeo, pero es la única institución democrática que queda en la UE, en la que se toman muchas decisiones. ¿No vamos a estar ahí? Es un argumento muy infantilista decir que no estamos representados porque esta UE no nos vale. Al contrario, a nosotros no nos vale este modelo, queremos otra Europa, pero ya que se decide, tenemos que estar porque allí se habla de nosotros, de nuestro país y se toman decisiones por nosotros. Por eso este es un escaño, más que del Bloque, de la gente, para que decida por sí misma.
¿Considera usted que hay una tercera disputa, la del voto de las personas que dudan entre el BNG y AGE?
Nosotros no competimos con nadie. El enemigo es la exclusión social y las políticas de recorte del PP. Frente a otras fuerzas políticas que se presentan, nosotros hacemos una llamada al voto nacionalista y de izquierda de este país y estamos teniendo mensajes positivos de gente que, a lo mejor, votó antes la AGE y ahora no la va a votar. Pero hay que tener la grandeza política de luchar por tu proyecto, que es la presencia de Galicia como nación en Europa y la defensa de otro modelo. Hay que escoger entre un proyecto de izquierdas y un proyecto nacionalista de izquierdas. Yo me quedo con este y ojalá se quede también con él gente que formó otros partidos y con la que tenemos que confluir en el futuro. Desde luego, esta candidata va a trabajar, sin duda, por la confluencia del nacionalismo gallego de izquierdas.
¿Se ve colaborando con Lidia Senra si ambas son eurodiputadas?
No hay ningún problema. En esta legislatura colaboramos con el Bloco de Esquerda, con el PCP, con Die Linke, con el Sinn Féin, con los Verdes... Ya formamos una alianza de izquierdas en el Parlamento Europeo, no hace falta inventar nada. El BNG fue impulsor de eso en esta legislatura y también antes, con Camilo Nogueira. Hay cosas que parece que se inventan ahora, pero no es así. Pienso que hace falta reivindicar lo que hicieron Camilo Nogueira y el BNG, porque todo está inventado. Nosotros, con tal de que se trabaje por la defensa de Galicia, trabajaremos con todos.
Para que eso suceda, hay que estar en la Eurocámara. ¿Cómo van las expectativas, repetirá escaño?
Soy optimista. Sobre todo queremos llamar a la movilización para que se escoja entre una fuerza nacionalista de izquierdas que va a defender a todo el mundo y el PP. Esa es la elección: la defensa de lo social, de lo propio, de lo nacional o el PP. Lo que está en tela de juicio es que si el Bloque está, Galicia va a estar. Y si el Bloque no está, los gallegos y gallegas no van a ser defendidos de la misma manera. Nosotros tenemos la convicción de que lo hemos hecho bien, con humildad, pero hemos hecho una buena defensa nacional gallega. Sería bueno para el país que el Bloque continúe defendiendo los intereses gallegos allí. Y también queremos llamar a darle un palo al PP, que está recortando derechos, dejando a la gente sin trabajo y a la que tiene trabajo, dejándola pobre y precarizada. Hay una opción nacional y social para poder apoyar que ha demostrado su lealtad.
Dice el PP que fuerzas como el BNG, por trabajo y por ideario, son “irrelevantes”...
El PP, Cañete y Feijóo usan ese argumento, pero la inutilidad más grande para Galicia es votar al PP. Se ve con el flotel, con el dique flotante o con el buque gasero para Navantia, cuando aquí dan el barquito de papel y para otros, el gran barco. Se vio en el tax lease, cuando tuvimos que presentar nosotros el expediente; se vio con la política pesquera o con la PAC, en la que perdemos 300 millones de euros de desarrollo rural gracias a Cañete. No hay nada más inútil para los pensionistas, para la juventud que tiene que emigrar, para el ámbito social... La utilidad también está en las estadísticas y resulta que, en un año y medio, el BNG fue capaz de hacer más iniciativas que el diputado Millán Mon en diez años. Y no oólo eso, también es el trabajo colectivo, de pisar el país y de estar atentos a los intereses gallegos, no solo venir en campaña electoral. La inutilidad es mandar allí a diputados del PSOE o del PP que después no trabajan para este país. Ellos están allí para votar lo que diga Madrid, en escaños de privilegios y de presionar botones. El nuestro fue un escaño útil. Por eso el voto útil en esta campaña es para el BNG y no solo es un alegato de campaña, s¡no que se demostró en la práctica.
Hablando de pesca y de agricultura, ¿el PP les hizo un favor electoral situando al señor Cañete como candidato?
Cañete, como ministro del ramo, trabajó en la reforma de la política agraria y de la política pesquera común. Su hoja de servicios es totalmente negativa para Galicia: en Bruselas y Estrasburgo nosotros formulábamos cuestiones como el reconocimiento de la pesca artesanal y del marisqueo, la flota gallega de Mauritania, priorizar la desaparición de las cuotas en los fondos de la PAC, el desarrollo rural aplicado a un país con un problema demográfico y de dispersión poblacional... Y sobre todo que los fondos de la PAC no fueran destinados por superficie, sino por actividad agraria. Pero Cañete priorizó a los ricos, a los grandes terratenientes y a las multinacionales. Lo demostró también en el acuerdo pesquero con Mauritania, cuando consigue incluir a la flota andaluza y deja tirados a los 24 barcos gallegos, de los que 11 ya están en el desguace. En esta legislatura nosotros participamos en la Comisión de Desarrollo Regional, donde se debatió el marco comunitario para todos los fondos y la Xunta nunca se puso en contacto con nosotros. En cambio, las oficinas de Escocia y las de otras comunidades autónomas enviaron propuestas. Y acabamos de perder 3.000 millones de euros en fondos comunitarios y lo dan como un triunfo. La de ellos es una lista de señoritos que se reparten el poder, la nuestra es la lista de la humildad.
Desde el PP pero también desde otros foros se afirma que lo verdaderamente europeo es no defender intereses “locales”. Lo decía Carmen Fraga y también lo acaba de decir Felipe González.
Defender lo local, lo nacional en nuestro caso, no quita de defender lo de los demás. Cuando defendemos la pesca artesanal y el marisqueo defendemos la de toda Europa. Cuando defendemos los derechos de las mujeres, no como hace Millán Mon, defendemos los de todas las mujeres. No era el caso de la señora Fraga, que era una persona que en temas de pesca tiene experiencia, pero la cuestión es lo que se defiende allí: una posición estatal o lo propio, lo que representas. Si el PP siente que representa solo a la pesca estatal, va a tener contradicciones, por ejemplo entre la flota andaluza y la flota gallega. Lo que no quita que haya beneficios para todos si hay un acuerdo pesquero. Esa es una cerrazón política y una falta de visión, de que lo local se contrapone con el global, todo lo contrario, suman. En el Parlamento Europeo los diputados más destacados suelen ser los que representan algo concreto: un país, una nación o un tema concreto. Bové, por ejemplo, es el hombre de la agricultura y yo, la representante gallega. Pensar que lo pequeño no suma es aldeanismo.
Ante declaraciones como estas, ¿cree que lo de la gran coalición PP-PSOE va en serio?
En el Parlamento Europeo ya va en serio, porque ya votan juntos en el 73% de las ocasiones y en política regional, el 90%. En política agraria y pesquera, igual, esa gran coalición ya funciona en Europa. Cuando se reformó la Constitución en el artículo 135 y se estableció la deudocracia como relevo de la democracia, cuando hay dos tratados europeos del 2012, el de estabilidad y el de refuerzo, que establecen que la prioridad es el pago de la deuda y de los intereses, ese acuerdo ya funciona, es tácito pero también expreso. Cuando se trata de hablar de los derechos de las naciones, ese acuerdo ya existe. Ahora tienen que convencer a la sociedad y para el sector más de izquierda del PSOE queda mal. Pero los más conservadores del PSOE lo saben. El bipartidismo armónico españolista da las mismas soluciones.
¿La situación en Catalunya influye?
Sí, por supuesto. Influye muchísimo, porque la primera cuestión es aquello de “antes roja que rota”. Eso también lo defendió en su momento el PCE, que pactó la Constitución que aminora los derechos de nuestras naciones.
¿Y los casos de corrupción? ¿Pasarán factura en las urnas? En otras ocasiones no fue así...
Ojalá pasen factura. Los sobres B, las cajas B están institucionalizadas. Frente a esas candidaturas hay una limpia y anticorrupción, como la nuestra. Estamos contra el blanqueo de capitales, por una tasa de transacciones financieras, contra los paraísos fiscales. Y denunciamos sistemáticamente los privilegios. Frente a eso se escudan en usar la corrupción como forma de hacer política y consiguen desacreditar a las personas que nos dedicamos a la política. Estableciendo el criterio tan clásico, que ya se hizo en muchas dictaduras, de desacreditar al opositor para igualarse. Dicen que todos somos iguales, pero lo que pasa es que hay gente enfrente, como nosotros, que no está en esas cosas. Espero que la ciudadanía gallega tenga memoria y sea capaz de distinguir entre limpios y sucios de corrupción, que no solo desacreditan a la política, sino que están provocando hambre. Nuestra prioridad es la pobreza, frente a las críticas de Feijóo y Montoro a Cáritas, que son muy mal ejemplo en Europa. Cuando las hicieron, todo el mundo me preguntaba y yo siempre decía lo mismo: “I'm not Spanish”.