El presidente de la Diputación de Ourense, José Manuel Baltar, tiene a su disposición ocho coches oficiales y seis conductores “con total disponibilidad de horarios”. El dato fue aportado por el propio Baltar, durante la comparecencia que protagonizó el pasado 28 de abril para explicar por qué la Guardia Civil lo había interceptado tres días antes, cuando circulaba a 215 kilómetros por hora en la autovía A-52 a la altura de Puebla de Sanabria (Zamora). Aquel día iba al volante de su vehículo oficial y, según su relato, viajaba solo.
elDiario.es lleva una semana preguntando sin éxito a los portavoces de la Diputación de Ourense por los detalles del garaje que Baltar atesora bajo el Palacio Provincial que su familia lleva gobernando desde el año 1990: marcas y modelos de los vehículos que lo integran; número de multas recibidas; motivos, lugares e importes de las sanciones; dispositivos para pago de peajes y gasolina. No ha habido respuesta. Todo lo que rodea a Baltar y sus viajes por carretera se ha instalado ya en el territorio de la incógnita.
El último mensaje del equipo de prensa de la Diputación a este periódico reza del siguiente modo: “He solicitado la información a Transparencia. No me han podido dar plazo de entrega. Si tengo novedades te aviso”. Dicho en otras palabras, la Diputación ha decidido preguntarse a sí misma algo que ya sabe para alargar un trámite que podría durar minutos y acabará alargándose durante meses. La estrategia de Baltar, bendecida por Alfonso Rueda y el PP gallego, consiste en ganar tiempo y llegar al próximo domingo de elecciones sin una condena o un nuevo titular en contra. Aquel viaje con el pie a fondo en el acelerador todavía está lleno de preguntas sin respuesta. Estas son algunas de ellas:
¿A dónde iba?
El político del Partido Popular no tenía nada en su agenda pública que justificase el viaje que emprendió aquel domingo en solitario al volante de su coche oficial. Sólo tras conocerse su encontronazo con los agentes de tráfico, Baltar dijo que se dirigía a Madrid para un encuentro al día siguiente con un exdirigente del PP que ahora lidera la Fundación Democracia y Gobierno Local.
Cuando la oposición le preguntó el nombre de su hotel en Madrid y a qué hora cruzó el túnel de Guadarrama, Baltar respondió que ese domingo no durmió en la capital y que no revelaría dónde lo hizo porque eso correspondía a su vida privada. También aclaró que no cruzó el túnel bajo la Sierra de Madrid para llegar al centro de la ciudad. De ser así el político del PP tuvo que desviarse en algún momento de la ruta más directa a Madrid para, al día siguiente, entrar a la capital por la carretera de Burgos. Solo así tendría sentido su afirmación rotunda de que nunca usó el túnel de Guadarrama.
¿Por qué viajaba solo?
Baltar dice que se pone al volante de su coche oficial porque desde 1993 ostenta el cargo de funcionario de la administración gallega. ¿Conducía en calidad de funcionario?, ¿para qué, entonces, los ochos coches y los seis chóferes?
¿Quién pagó sus gastos?
Baltar asegura que no pasó a la Diputación dietas ni gasto de ningún tipo en relación a ese viaje. ¿Por qué? Si, como él dijo, acudía a Madrid a un acto institucional por qué habría de asumir de su bolsillo las comidas, hotel y kilometraje. En este punto hay otro agujero de información al que sus equipos de prensa no quieren responder. ¿Dispone el vehículo oficial de tarjetas de pago para uso en gasolineras o peajes? No hay respuesta.
¿Por qué iba a tanta velocidad?
La primera vez que un radar pilló a Baltar aquel domingo eran las 17:44 de la tarde y su coche estaba a la altura de Allariz (Ourense). Le habría sobrado el tiempo para llegar a Madrid esa misma noche y poder preparar la reunión que, según su relato, tuvo al día siguiente. Sin embargo, Baltar condujo con velocidades medias de 160 kilómetros por hora durante largos tramos y con puntas de hasta 215 kilómetros hora en un momento determinado.