“Si Galicia vota como el 23J, el PP pierde la Xunta”. Esa afirmación repetida por parte de la oposición gallega durante la campaña se quedó, finalmente, muy lejos de la realidad. Exactamente, a algo más de 100.000 votos. Uno de los motivos fue la caída de la participación el 18F, de prácticamente seis puntos sin contar la influencia del voto CERA (73,14% frente a 67,3%), pero no fue el único. Si en las elecciones generales la suma de las fuerzas de izquierda —PSOE, Sumar y BNG— superó por los pelos la mitad de los votos emitidos (50,3%) y alcanzó los 807.495 votos, este domingo se quedaba en 706.790 y un 47,77% —y eso incluyendo las testimoniales 3.854 papeletas recibidas por Podemos—. Fueron las fuerzas de la derecha —PP, Vox y Democracia Ourensana— las que superaron por algo más de medio punto (50,6%) la mayoría de los sufragios aunque en total sumasen 28.000 votos menos que los recibidos por las dos fuerzas estatales en julio (776.629, 48,3% del total).
Por partidos, el PP prácticamente repite la misma foto ocho meses después, aunque con mejores porcentajes. Si el 23J obtuvo 699.636 votos, lo que le permitió incrementar en tres el número de diputados en Madrid —de 10 a 13, ganando casi 12 puntos de respaldo—, el domingo, con una participación notablemente más baja, todavía mejoró esta cifra superando en 491 los 700.000 sufragios. El porcentaje pasó así del 43,6 al 47,4%, a cuatro décimas de la suma de toda la izquierda.
Si los resultados del BNG eran espectaculares comparando con las últimas elecciones autonómicas —de 19 a 25 escaños y y del 23,8 al 31,6%—, todavía lo son más si se toma como referencia unas elecciones generales donde los nacionalistas fueron la cuarta fuerza en Galicia y se tuvieron que conformar con mantener su único diputado en el Congreso. Entonces, en una cita muy polarizada entre los dos posibles bloques de gobierno, obtuvieron apenas 152.348 votos y se quedaron en el 9,5%, un porcentaje que triplicaron en las autonómicas, también en número de papeletas, 467.074.
El camino del PSOE es exactamente el inverso al del Bloque. En junio fue la segunda fuerza con 479.551 votos, casi tres de cada diez (29,9%), una caída de apenas un punto y medio que, sin embargo, con el enorme repunte del PP, cedía a los populares tres diputados y el empate de 2019 para dejarlo en un 13-7. El 18F, los socialistas se desmoronaron: el porcentaje de votos caía a menos de la mitad (14%) y el número total de papeletas, todavía por debajo: 207.691.
Pero si terrible fue el batacazo del PSOE, aún es mayor el de Sumar. Los de Yolanda Díaz fueron la sorpresa de las generales, adelantando al BNG y consiguiendo dos representantes en la cámara baja. Recibieron 175.822 votos, un 11%. En autonómicas, sumando las dos candidaturas en las que se dividió la coalición —Sumar y Podemos— alcanzan un 2,16% que las deja a ambas fuera del Parlamento gallego. Ni Sumar —28.171 votos, 1,9%— ni Podemos —3854 votos, 0,26%— tendrán asiento en el Pazo do Hórreo.
Vox sigue siendo un partido irrelevante en Galicia —sólo tiene una concejala en un pequeño ayuntamiento de Ourense— y en autonómicas se nota aún más que en las generales. El 23J, los de Santiago Abascal lograron 76.993 sufragios, cerca de un 5% que, si lo hubiesen repetido este domingo, les hubiese garantizado presencia el cámara. Sin embargo, el 18F redujeron sus apoyos a la mitad: 32.493 votos, un 2,2%. La banda derecha se completa con los 15.312 votos recibidos por Democracia Ourensana, que no participó en las generales.