Desde el año 1983 ningún alcalde ha repetido mandato en Ferrol. En ese momento el socialista Xaime Quintanilla, que ya había ganado las elecciones en 1979, amplió su victoria, manteniéndose en el cargo hasta 1987. Los regidores siguientes (Alfonso Couce Doce, Mario Villaamil, Manuel Couce Pereiro, Juan Blanco, Xaime Bello, Juan Juncal, Vicente Irisarri y José Manuel Rey Varela) estuvieron como mucho cuatro años en el cargo. Además, desde 1995 en cada elección ha cambiado el color político del gobierno municipal: PSOE-PP-BNG-PP-PSOE-PP, hasta llegar a Ferrol en Común, en la Alcaldía desde el año 2015, unas elecciones en las que las 'mareas' gallegas se hicieron también con las urbes de A Coruña, Santiago.
Un movimiento pendular, entre la izquierda y la derecha, que coincide con la crisis económica, de empleo y demográfica (consecuencia de las dos anteriores) que la ciudad y la comarca padecen desde hace casi 40 años. En 1980, con una aún potente industria naval, Ferrol se acercaba a los 90.000 habitantes, una cifra que en la actualidad ha caído por debajo de los 67.000, en paralelo con los efectos de la destrucción del tejido industrial. Ferrol pierde población y, sobre todo, población joven: en 1998 había en la ciudad 29.000 menores de 30 años, que hoy no pasan de 15.000, casi la mitad.
Difícil reto el que tiene por delante, por lo tanto, Jorge Suárez, que hace cuatro años llegó a la Alcaldía con un margen muy ajustado. Su grupo, producto del acuerdo de Esquerda Unida, Anova y Podemos, obtuvo 6 de los 25 concejales, que sumados a los 5 del PSdeG-PSOE y a los 2 del BNG conformaron una mayoría de izquierdas frente a los 11 del PP y a la única representante de Ciudadanos.
El gobierno de coalición con el PSdeG-PSOE nunca llegó a funcionar y una parte de los ediles socialistas abandonaron el ejecutivo a finales de 2016, manteniendo el acuerdo con Ferrol en Común dos de las concejalas del PSdeG-PSOE (María Fernández Lemos y Rosa Méndez). El propio grupo de Jorge Suárez también sufrió una baja, la de Esther Leira, que pasó al grupo mixto, por lo que el Gobierno municipal tuvo que trabajar buena parte del mandato con un grupo de apenas siete concejales y concejalas en un pleno de 25. Buena parte de estos cuatro años estuvieron marcados, en este sentido, por la no aprobación de presupuestos o por las dificultades para sacar adelante proyectos importantes.
Y así llegamos a estas elecciones, marcadas al igual que en otras ciudades por la fragmentación en la izquierda y, por primera vez en mucho tiempo, también en la derecha. En la ciudad naval concurren un total de 11 candidaturas. En el campo conservador el PP tendrá que hacer frente a la competencia de Ciudadanos, que presenta como candidato a Alejandro Langtry, concejal popular entre 2011 y 2018. El 28A la formación naranja obtuvo un 12% de los votos en Ferrol, más de la mitad de los recibidos por el PP (22,8%), que cayó 14 puntos con respeto a los comicios de 2016. Una parte de esos votos fueron también para VOX, que tuvo aquí su mejor resultado en las urbes gallegas, un 6,6%, y que también presenta lista en estas elecciones municipales.
En la izquierda, además de Ferrol en Común, PSdeG-PSOE y BNG, encontramos otras tres candidaturas: Ligando, Xuntos-Actúa y la Marea de Ferrol, estas dos últimas compuestas en parte por personas que en el 2015 formaban parte de Ferrol en Común. El grupo que en 2015 había impulsado la candidatura de Marea Ártabra, que entonces rozó el 5% necesario para obtener representación, se divide en esta ocasión entre quien apoyan la lista de Marea de Ferrol y quienes han pedido el voto para el BNG. Además, de manera más anecdótica encontramos entre las listas en competición la de Sentimiento Ferrolano, liderada por Anicet Lavodrama, estrella del equipo de baloncesto de la ciudad en el años 80, el OAR Ferrol.
Son estas las elecciones del retorno a Ferrol de José Manuel Rey Varela. Tras su derrota de hace cuatro años buscó acomodo en la Xunta, ocupando entre 2015 y 2018 la Consellería de Política Social, que abandonó en otoño del pasado año para lanzar su candidatura municipal. En 2015 PP y Ciudadanos se quedaron a un solo edil de la mayoría absoluta, que Rey Varela dice querer conseguir en solitario, centrando su campaña en la necesidad de un “gobierno estable”. Promete un nuevo PGOM, bajada de impuestos y clama contra la reforma de la Plaza de Armas, iniciada por el Gobierno local y que debe ser el pilar en el que se asiente el proyecto de peatonalización completa del casco histórico de la ciudad.
Jorge Suárez llega a estos comicios después de cuatro años de enormes dificultades a nivel interno (tanto en la propia lista de Ferrol en Común como en la relación con sus socios de gobierno) y externo, con una gran presión en su contra por parte de algunos medios de comunicación. Reivindica los proyectos en marcha y apuesta por completar en un segundo mandato a peatonalización del centro, la municipalización del servicio de recogida de residuos y limpieza viaria y por incrementar la red de servicios de bienestar y cuidados. Llama a dejar atrás los tópicos sobre la ciudad y las visiones nostálgicas y hace hincapié en el Ferrol “vivo” y “dinámico” que se respira en algunos barrios o en la programación cultural de la ciudad.
El PSdeG-PSOE borró de la ecuación a la portavoz municipal Beatriz Sestayo y en las primarias celebradas el pasado otoño eligió a Ángel Mato como candidato, antiguo concejal de Urbanismo y Senador. Los socialistas no cuentan con un alcalde en Ferrol desde el período 2007-2011 y aspiran a liderar el Gobierno local apoyándose en la tendencia electoral creciente de la formación. El 28A el PSOE obtuvo el 32,3% de los votos, creciendo 11 puntos con respecto al año 2016. Aunque parece casi imposible que los socialistas obtengan una mayoría absoluta, hasta ahora se ha resistido a hablar de pactos, limitándose a señalar que conversará “con todos, sin exclusiones”.
El BNG aspira a mejorar los resultados de 2015, cuando obtuvo dos concejales. Iván Rivas repite como concejal con un programa que hace hincapié en la rehabilitación de vivienda en el centro de la ciudad y que se muestra muy crítico con los convenios con el Ministerio de Defensa. Denuncia igualmente el plan industrial propuesto por Navantia que -alerta- supondría el desmantelamiento de la industria auxiliar del astillero.