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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

La falta de material obliga a cancelar la operación de un hombre con cáncer en el hospital de Vigo

Llegó la hora de “mejorar los problemas y deficiencias” del nuevo hospital de Vigo. Así lo aseguró Feijóo después de presentar su nuevo Gobierno y tras la destitución de Rocío Mosquera como conselleira de Sanidade, departamento que ahora dirigirá el exalcalde de Baiona, Jesús Vázquez Almuíña. Pero los defectos en el Álvaro Cunqueiro continúan, tal y como se deduce de las múltiples quejas públicas de pacientes y usuarios o de los trabajadores y de la junta de personal, que confirman a este diario que la situación sigue siendo “tan caótica como parece”.

Tanto como para que se suspendan operaciones por falta de material o porque el que hay no está en las condiciones idóneas. El último caso, el de un hombre de 66 años que ingresó para una “gastrectomía total por adenocarcinoma gástrico” y cuya intervención quirúrgica fue suspendida “por falta de material quirúrgico a pesar de haberlo avisado el día anterior”. El enfermo con cáncer fue dado de alta “quedando pendiente de reprogramar” la operación, tal y como figura en un informe cuya veracidad fue confirmada por varias fuentes sanitarias del Hospital Álvaro Cunqueiro (HAC).

“No es la primera vez que se cancelan operaciones porque ya fueron varias las que hubo que suspender por problemas con la esterilización del material quirúrgico”, explica Ángel Cameselle, presidente de la junta de personal. En este caso, los problemas llegan porque dicho material debe recorrer hasta cuatro etapas hasta acabar en el centro de Beade, de donde sale al estar almacenado allí. Luego llega al Hospital Xeral, donde se lava, y después al Meixoeiro, donde está la central de esterilizacion. Lavado y esteriliziado, vuelve al HAC en un camino demasiado largo que provoca que muchas veces no esté a punto para las intervenciones quirúrgicas, al suponer un paso más que en el proceso anterior a la inauguración de la nueva infraestructura.

Cameselle advierte de que estos problemas continúan, pero también las quejas por las comidas, por el precio del parking, de la televisión o de la conexión a internet, por los cambios de funciones de personal en la reestructuración de los trabajadores, por el mal diseño del edificio, por la falta de higiene en alguna zona o por la última evidencia clara de lo que supone “un hospital en que lo único que se pretende es hacer dinero, negocio”. Se refiere al problema de los celadores, que mantienen las protestas después de que una empresa externa asumiese buena parte de sus trabajos y tras advertir ya de incidentes ante la falta de formación específica de los nuevos empleados, contratados por la concesionaria a través de una ETT. “Y con unos sueldos muy precarios”, advierte el presidente de la junta de personal.

Tanto Cameselle como una enfermera que accede a contar estas semanas de trabajo en el nuevo hospital coinciden al señalar un caso que es sintomático de lo que ocurre: “No es extraño ver a trabajadores llorando por los pasillos”. “A la gente le saltan las lágrimas porque están desesperados y, en muchos casos, muy implicados en un traslado que ven como no funciona”, explica una trabajadora que relata las deficiencias en su área. “No hay campanas de aspiración para los vapores ni desagüe para los residuos, aunque sí un sistema de renovación de aire que no es eficiente; tuvimos que pedir que abriesen las ventanas porque así no podemos trabajar y los productos son muy peligrosos”, asegura.

Además, esta misma enfermera cuenta cómo en algunas zonas del Álvaro Cunqueiro la recogida de la basura tarda días en realizarse, acumulándose material durante días, e incluso critica una higiene “que no es suficiente”. “Lo peor es que no nos hacen ni caso; hemos enviado muchos escritos a gerencia y múltiples quejas la otros responsables, pero las soluciones no llegan”, dice.

Ángel Cameselle aclara también que hay alguna cuestión particular“ que sí que llega a ser solucionada, pero la situación caótica ”sigue siendo la misma que se denunció desde el principio“. Falta de baños, de tomas de agua o de variado material y unas dietas diferenciadas -y necesarias para los enfermos- casi inexistentes de las que se quejan pacientes y trabajadores. De 60 que había en el Hospital Xeral a las diez de la actualidad. ”Estamos en un hospital en obras“, dice la enfermera. ”Se hizo todo con rapidez e improvisación y ahora pasa el que pasa“, añade el presidente de la junta de personal.

Los usuarios censuran también el “caos” que se produce en Urgencias y la cantidad de horas que muchos enfermos tienen que pasar sentados en sillas a la espera de una habitación que no llega. Mientras, sindicatos, junta de personal y colectivos por la sanidad pública ya han denunciado ante la justicia todo lo que acontece casi la cada día.

Y toda esta situación también tiene efectos directos en el plantel. Las bajas habrían aumentado alrededor de un 20% en las últimas semanas debido al “estrés y la presión” provocada por las múltiples deficiencias con las que los trabajadores tienen que tratar cada jornada. Desde la junta de personal no se confirma este incremento que sí advierten fuentes de algún área del Álvaro Cunqueiro, pero sí que se están produciendo muchas más más bajas de personal sanitario afectado por los problemas que deben afrontar.