Miles de personas, al menos 10.000, llenaron este domingo las calles de Santiago de Compostela al grito de “Lumes Nunca Máis” (“Fuegos Nunca Más”). La marcha, convocada inicialmente para protestar contra la denominada Ley de Depredación (Ley de Fomento de Implantación de Iniciativas Empresariales, aprobada esta semana por el Parlamento), acabó por convertirse en una manifestación contra los incendios forestales y las causas que los provocan y favorecen su extensión.
No es sólo una coincidencia temporal; la denuncia de los efectos de la norma aprobada en solitario por el PP y la denuncia de las causas que originan los incendios apuntan en buena medida en la misma dirección: el abandono de la zona rural y de las actividades agrarias y ganaderas en beneficio de las actividades extractivas -minería, generación eléctrica, madera- favorecidas por esta ley.
La Praza da Quintana se llenó con creces con manifestantes llegados de toda Galicia. Varias de las pancartas señalaban, de hecho, distintas problemáticas medioambientales de todo el territorio gallego, desde el proyecto de megacentro comercial de Porto Cabral en Vigo a la mina que puede instalarse en Touro, pasando por la denuncia de la situación de la Ría de Pontevedra, afectada por la actividad de la pastera ENCE.
Los incendios forestales acabaron, eso sí, por hacerse protagonistas de la marcha, apenas unos días después de los fuegos que arrasaron más de 35 mil hectáreas y que acabaron con la vida de cuatro personas. La multitud guardó un solemne minuto de silencio por las cuatro víctimas mortales, y en el suelo de la plaza se depositaron cenizas de algunos de los espacios que fueron más afectados por el fuego. Además, los bomberos forestales presentes en la manifestación -vestidos con sus trajes de protección- fueron los más aplaudidos por la gente.
“Fuegos Nunca Más”, “Feijóo dimisión” o “Con este Gobierno vamos al infierno” fueron algunos de los gritos más repetidos en una marcha que responsabilizó el Gobierno gallego de una gestión negativa del territorio y de errores en la política de defensa y extinción de los incendios forestales. La movilización de este domingo le daba continuidad a las masivas concentraciones que tuvieron lugar el pasado lunes por la noche, y que reunieron a decenas de miles de personas en una treintena de ciudades y pueblos gallegos.
Contra la Ley de Depredación
La manifestación, que partió a las 12 horas desde la Alameda, fue convocada conjuntamente por el Comité de Defensa del Monte Gallego y por la Plataforma contra la Ley de Depredación de Galicia, formada por una quincena de organizaciones ecologistas, sindicales o de agricultores y ganaderos. La Plataforma acordó unir al lema inicial de la marcha el de Lumes Nunca Máis, “ya que esta ley favorece, entre otras cuestiones, la política forestal pirófita del PP”, señalaron.
La 'Ley de Depredación' simplifica los trámites administrativos de supervisión ambiental y patrimonial para diferentes proyectos empresariales, principalmente en el ámbito de la minería, de la instalación de generadores eólicos y de la explotación forestal del monte, cambiando las normas (Ley de Montes, Ley de Minería, Ley de Aprovechamiento Eólico...) que rigen estos sectores. Además, reduce la capacidad de los ayuntamientos para decidir ante grandes proyectos empresariales (que se pueden beneficiar de declaraciones de supramunicipalidad) y facilita la expropiación de tierras en beneficio de estas actividades.
Es criticada no sólo por sus efectos concretos, sino también por la forma en que fue aprobada: presentada en verano, tramitada por vía de urgencia y evitando pasar por los informes fiscalizadores que habitualmente deben moderar las iniciativas impulsadas por el Gobierno. Además, se subraya la modificación de importantes normas a través de una “ley-autobús” compleja y abstracta en su formulación, que busca evitar el debate público y la protesta social que habrían provocado estos cambios concretos en las leyes de minería, de montes o en la legislación eólica. Se denuncia, finalmente, que el PP oculte los objetivos de la ley bajo un disfraz de “fomento de la actividad económica” y de generación de empleo, alegando unha mejora en la competitividad de Galicia con el norte de Portugal; una mejor capacidad de competir que llega únicamente a través de la relajación de los controles públicos.
“Llevamos muchos años viendo como actividades industriales están usurpando impunemente su territorio a las actividades agropecuarias: eucaliptos, parques eólicos o extracciones mineras se están expandiendo de manera indiscriminada y con la complicidad de la Xunta en detrimento de la producción de alimentos y de la base territorial de nuestras granjas”, denunció esta semana el Sindicato Labrego Galego. “Si hasta ahora, con las herramientas legales que teníamos, la agricultura y la ganadería estaban siendo asediadas por estas actividades industriales, con la Ley de Depredación de Galicia la cosa irá a peor, pues nos roban muchas de las herramientas legales con las que contábamos”, alertan.
Una política que, denuncian, provoca el despoblamiento de las zonas rurales, que quedan reducidas a espacios en los que extraer materias primas -sea energía eléctrica, sea madera de eucalipto-, lo que genera un escenario que favorece la extensión de los incendios forestales.