El pasado 27 de septiembre, esto es, apenas una semana antes del inicio de la campaña electoral, el Consello da Xunta le daba luz verde al Plan Territorial de Contingencias por Contaminación Marina Accidental. Mientras se acerca el inicio del juicio por la catástrofe del Prestige -comienza el 16 de octubre- y el décimo aniversario de la misma, el gabinete que preside Alberto Núñez Feijóo mostraba el plan con el que, dicen, Galicia va “a ganar en eficacia, en operatividad y en anticipación” ante una “hipotética contigencia de contaminación en el litoral gallego”. En síntesis, se trata de que, si llegara un nuevo Prestige, se “cuente con una hoja de ruta completamente actualizada” para saber lo que hacer. Una “planificación” descrita por Feijóo que contrasta, no obstante, con la prácticamente nula información que hasta el momento llegó a ayuntamientos tan sensibles como el de Muxía, que había llegado a ser conocido como zona cero“ de la marea negra en el año 2002.
Además del plan autonómico de contingencias, el proyecto aprobado por el Gobierno gallego establece también el deber de elaborar “planes locales por parte de los ayuntamientos costeros” para que así “todas las administraciones estemos implicadas en la contaminación marina”, dice Feijóo. Eso también se desconocía hasta hace escasos días en los propios municipios. Quien lo cuenta es el alcalde muxián, Félix Porto, quien hace cierto el tópico de conocer a través de los medios de comunicación hechos que afectan a la Administración que dirige, si bien en este caso las decisiones no dependen de él. “Me estoy enterando por la prensa”, resume el regidor en conversación con Praza Pública, tras constatar que no recibió “ningún tipo de comunicación” oficial sobre este plan ni de los deberes que su ayuntamiento tendrá que asumir en virtud del mismo.
“Todo lo que sea seguridad no sólo es correcto, sino que es loable”, subraya el socialista, lo que no le resta importancia, en su opinión, al hecho de que un plan de estas características coja “por sorpresa” a los principales afectados, los ayuntamientos del litoral. “Es muy fácil legislar para que los demás te hagan el trabajo”, reprocha, ya que la imposición de deberes como la elaboración de planes locales de contingencias implica una “derivación de competencias” en materia de seguidad marítima. Por eso, considera, “lo mínimo” sería “que nos pidieran opinión”, más aún cuando “tenemos toda la disposición a colaborar, pero hay una forma de proceder”. Y “a estas alturas, ni Protección Civil de Muxía” ni el propio gobierno local conocen, por ejemplo, “en que sentido hay que elaborar el plan de alerta al vecindario” que hace falta poner en marcha en caso de accidente, segundo estipula el plan de la Xunta.
En este contexto, lo único que no sorprende al alcalde de Muxía es que el plan para luchar contra la contaminación marina haya visto la luz a escasos días de la campaña electoral y a pocas fechas del juicio y del aniversario de el Prestige. “Es evidente”, dice Porto. “Estamos en elecciones, durante cuatro años no se acuerdan de nada” y “ahora sacan de la manga esto”. Quiere esto decir, por lo tanto, que Galicia en general y Muxía en particular están ahora en la misma situación que hace cuatro años de cara a un eventual naufragio? “El día que la consejera [del Mar, Rosa Quintana] tenga a bien enviarme el plan podré hablar con más claridad de si estamos mejor o peor”, dice, aunque duda de que la seguridad aumentara “si esto es todo lo que hicieron para evitar catástrofes como la que nos tocó vivir”.
A la espera de conocer de primera mano la parte del plan que le corresponde al Ayuntamiento Felix Porto carga las tintas contra la manera de proceder de la Xunta. “Es irrisorio” que el plan llegue “cuatro días antes de la campaña electoral, pero es a lo que nos tienen acostumbrados, una política no de hechos, sino de gestos”, aunque estos impliquen “imponernos cada día más competencias a los ayuntamientos” mientras, por otra parte, “nos retiran [los fondos] con los que nos tenían que compensar”. En este caso, por ejemplo, el plan de contingencias se impone “sin que tengamos ningún tipo de competencias en temas de mar”. Pero “estas son las cuestiones de aquellos que gobiernan desde un despacho sin conocer la realidad”, concluye.