Xavier Labandeira, catedrático de la Universidade de Vigo, fue designado hace dos semanas para dirigir, desde el Instituto Universitario Europeo (EUI) de Florencia, la unidad de investigación que evalúa el resultado de las políticas climáticas de la UE. Un puesto de gran responsabilidad para este vigués, que también es responsable del centro Economics for Energy, un centro de investigación privado especializado en el análisis económico de las cuestiones energéticas. Labandeira sustituirá al profesor Denny Ellerman, un reconocido experto, antiguo colaborador del MIT y del gobierno norteamericano, que dirigió la Unidad de Política Climática de la UE desde su creación en 2010, impulsada por Josep Borrell.
Su labor en la Unidad de Política Climática consistirá en analizar los resultados que están consiguiendo las políticas de control de emisiones de gases de efecto invernadero y las políticas activas de energías renovables, así como servir de nexo y foro de debate entre centros de investigación de diferentes países y entre las grandes empresas energéticas europeas. En varias ocasiones ha señalado la necesidad de enfrentarse al cambio climático con medidas más contundentes, diseñando estrategias desde la economía, situando como horizonte deseable un año 2050 con una estructura de producción eléctrica totalmente libre de carbón y combustibles fósiles.
¿En qué va a centrar su trabajo en la Unidad de Investigación sobre Política Climática del EUI?
Mi trabajo allí va a ser relativamente continuista con lo que ya se viene haciendo: investigación aplicada, esto es con datos, sobre los instrumentos de política climática existentes en la UE. Principalmente sobre el mercado europeo de comercio de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), pero también sobre las políticas renovables. Espero, una vez esté asentado allí, poder afrontar nuevos asuntos, como el papel de las políticas de eficiencia energética o de los impuestos ambientales para afrontar la mitigación de los GEI.
La políticas climáticas de la UE, aunque perfectibles, ¿son un ejemplo positivo para el resto del planeta? ¿Cuáles son los principales retos actuales y dónde se deberían centrar los esfuerzos?
Sí, yo pienso que las políticas climáticas europeas son un ejemplo para el resto del mundo porque solo aquí se han diseñado y aplicado instrumentos ambiciosos como parte de un paquete amplio. Desgraciadamente no podemos encontrar ejemplos a nivel global que hayan seguido nuestro camino, pero precisamente por eso es interesante suministrar información sobre cómo han funcionado estos instrumentos aquí a otros países interesados. Obviamente los retos actuales tienen que ver con aumentar la efectividad de las políticas aplicadas, y eso puede conseguirse lanzando señales adecuadas sobre el coste de las emisiones de GEI, promoviendo a través de esas señales el desarrollo de tecnologías limpias y evitando una deslocalización de actividades económicas desde Europa mientras todo lo anterior se produce. Pienso que los esfuerzos deben centrarse en la mejora del funcionamiento de los instrumentos existentes y también en intentar extender el alcance de las políticas correctoras al máximo número de países.
¿Qué impacto ha tenido la crisis económica en las políticas climáticas en Europa? ¿La reducción de las emisiones a consecuencia de la crisis ha relajado la vigilancia? ¿Se está aprovechando este momento de cambio y reestructuración para el diseño de una nueva economía productiva?
En buena parte de Europa la crisis ha llevado a una reducción de las emisiones de GEI porque la menor actividad económica afectó a la demanda energética y a las emisiones relacionadas con este sector. También es verdad que la crisis coincide con una expansión de las energías renovables en varios países, entre ellos España, lo que acentúa el fenómeno anterior. La clave es intentar desacoplar la evolución de las emisiones de GEI de la evolución económica para que cuando se inicie el período de crecimiento no se disparen nuevamente las emisiones causantes de cambio climático. Pero para esto necesitamos cambios estructurales y no estar simplemente en manos del ciclo económico.
Concretamente en España, ¿cómo valora la política energética y las medidas sobre las renovables adoptadas en los últimos años?
Pienso que no se puede generalizar, como en casi cualquier tema. Ciertas energías renovables, como la eólica, han mostrado una expansión continua y con mejora de costes a lo largo de un período relativamente largo. Otras tecnologías han mostrado un comportamiento mucho más explosivo que, junto con unos costes relativamente elevados porque no se encontraban en estado de madurez, han generado cargas importantes sobre el sistema energético y sobre la sociedad española. Pasar de una situación como esa a una paralización virtual de los desarrollos renovables no es positivo y creo que refleja un cierto fracaso como país.
Desde Economics for Energy han defendido recientemente una revisión del sistema impositivo energético-ambiental, con beneficios para el medio ambiente y que también permitiría una reducción de otros tributos. ¿En qué consistiría esta reforma?
Nuestro informe recoge tres mensajes fundamentales. En primer lugar, que hay margen en el ámbito de la imposición sobre hidrocarburos (gasóleos y gasolinas), por lo menos en el largo plazo. Esto se basa en la relativamente baja carga fiscal de estos productos en nuestro país respecto a nuestro entorno. En segundo lugar, que la experiencia española con impuestos energético-ambientales, bastante descentralizada, ha tenido bastantes sombras desde los años 90: desde impuestos aparentemente ambientales que perjudicaban a las tecnologías limpias a tributos que buscaban eminentemente objetivos recaudatorios. En tercer lugar, que es posible reformar esta imposición sin elevar la presión fiscal global (esto es, reduciendo otros impuestos) e innovando en este campo. En particular, creemos que la imposición sobre el uso de los vehículos podría jugar un papel importante en el futuro, sustituyendo algunos de los tributos que en la actualidad graban a este sector y que son relativamente ineficientes.
También ha tenido un papel muy relevante en el Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU. ¿Cómo valora esa experiencia?
Mi papel fue el de ser autor principal en uno de los capítulos del grupo 3 (mitigación del cambio climático), dedicado a las políticas nacionales y subnacionales. También contribuí a que la única reunión del grupo en Europa se produjera en Vigo. La experiencia fue, en general, buena porque te integras en un equipo de gente multidisciplinar e internacional y porque el trabajo puede ser especialmente útil para avanzar en la aplicación real de futuras políticas climáticas.
¿Enqué vas a centrar tu trabajo en la Unidad de Investigación sobrePolítica Climática del EUI?
Lapolíticas climáticas de la UE, aunque perfectibles, ¿son unejemplo positivo para el resto del planeta? ¿Cuáles son losprincipales retos actuales y dónde se deberían centrar losesfuerzos?
¿Quéimpacto ha tenido la crisis económica en las políticas climáticasen Europa? ¿La reducción de las emisiones a consecuencia de lacrisis ha relajado la vigilancia? ¿Se está aprovechando estemomento de cambio y reestructuración para el diseño de una nuevaeconomía productiva?
Concretamenteen España, ¿cómo valoras la política energética y las medidassobre las renovables adoptadas en los últimos años?
DesdeEconomics for Energy habéis defendido recientemente una revisióndel sistema impositivo energético-ambiental, con beneficios para elmedio ambiente y que también permitiría una reducción de otrostributos. ¿En qué consistiría esta reforma?
Tambiéntuviste un papel muy relevante en el Grupo Intergubernamental sobreCambio Climático de la ONU. ¿Cómo valoras esa experiencia?