El 19 de julio de 2016 la plataforma de víctimas del accidente del tren Alvia en la curva de Angrois, en Santiago, tenía prevista una reunión con Ana Pastor, ministra de Fomento cuando ocurrió el accidente tres años antes. Sin embargo, aquel mismo día Pastor dejó el cargo para asumir la presidencia del Congreso de los Diputados sin que nadie avisase las víctimas de que ya no las recibiría. Cuando llegaron al encuentro se encontraron con el “plantón”, como definieron su ausencia. Por el contrario, fuentes próximas a Pastor argumentaron que en ese momento ya no podía recibirlos como ministra, que había sido como se había concretado el encuentro. Ahora, casi dos años después, el gabinete de la presidenta del Congreso acaba de comunicar al presidente de la plataforma de víctimas que Pastor los recibirá este mismo jueves por la tarde.
Las víctimas reclamaban en su momento un encuentro con Pastor como ministra para informarla de las diversas irregularidades detectadas en el funcionamiento de su ministerio durante la investigación judicial del accidente así como para reclamarle una nueva investigación técnica del siniestro después de que la Agencia Ferroviaria Europea ratificase que la ya realizada por Fomento, en la que se centró sólo en analizar la responsabilidad del maquinista del Alvia, no fue correcta. En su momento, Pastor se había comprometido a no descansar para que se conociese toda la verdad sobre el accidente. Sin embargo, Adif y Renfe, empresas públicas dependientes de Fomento, fueron apercibidas por el juez instructor de la causa judicial por no facilitar las investigaciones.
Ahora, como presidenta del Congreso, las víctimas quieren transmitirle igualmente esas consideraciones anteriores y pedirle que la Cámara ponga ya en funcionamiento la comisión de investigación política aprobada a finales de septiembre, hace ya medio año, y sobre cuya presidencia aún no se han puesto de acuerdo los grupos parlamentarios. En la carta con la que en febrero volvieron a pedir la reunión que ahora les concede, las víctimas le pedían que “no añada más dolor y sufrimiento” con su pasividad.