Con 29 años, el 17 de septiembre de 2004, el ahora nuevo secretario general del PSdeG, Gonzalo Caballero, retiraba su candidatura a la secretaría local de la mayor agrupación de Galicia, la de Vigo, y daba su apoyo al exalcalde Carlos Príncipe frente al veterano galleguista Miguel Barros y a una cuarta candidatura oficialista. Aquel movimiento implicó la victoria de un Príncipe caído en desgracia a cambio de su inmediato alejamiento de la primera línea política, que acabaría facilitando el posterior ascenso del actual alcalde y presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), Abel Caballero, a la baronía que ahora ostenta.
Desde aquella retirada poco recordada, la trayectoria de Gonzalo Caballero en el PSdeG ha transcurrido por una sucesión de derrotas internas que no impidieron que a la siguiente oportunidad lo volviese a intentar, una y otra vez, forjándose una imagen de crítico frente a las estructuras de poder de su formación. Hasta que en las primarias del pasado 8 de octubre el “militante”, como le gusta definirse, obtuvo su primera victoria y se convirtió en el nuevo secretario general del PSdeG que este domingo ratificó el XIII Congreso Nacional de la formación.
Caballero (Ponteareas, 1975) es doctor cum laude por la Universidad de Vigo y premio extraordinario al primero de su promoción, especialista en economía política y autor de referencia sobre el denominado nuevo institucionalismo, según elogia abiertamente el portavoz del PP en el Parlamento de Galicia, el también reconocido economista Pedro Puy. Con residencias en varias universidades de prestigio internacional, tiene una docena de libros publicados. A ese currículo Caballero añade sus genes. Su padre fue concejal socialista en Ponteareas, pero su familiar más conocido en ese ámbito es su tío, el alcalde de Vigo, Abel Caballero. “Su tío era su gran referente, eso era evidente”, dice una persona que lo trató en sus comienzos en Vigo hace dos décadas.
Gonzalo Caballero comenzó a implicarse en el PSOE en Vigo muy joven y de manera paralela a su ya entonces prometedora carrera académica, compaginando a un tiempo ese afán por emular a su tío con el de quitarse de encima su sombra y hacer ver que su apuesta por la política no era efímera. Una frase de aquellos comienzos es reveladora de la combinación de genes, afán de superación y deseo de mostrar que lo suyo no era pasajero sino que venía de atrás y tenía futuro: “Tomaba los biberones en el regazo de un ministro”. Por edad es imposible, pero el mensaje, cuando aún no había llegado a la treintena, era el de que la política la llevaba en la sangre.
“El tío fue ministro con 38 años, y catedrático también muy joven; Gonzalo llegará a catedrático, es brillante, pero por edad ya no puede superarlo”, dice una fuente consultada conocedora de sus comienzos que da una explicación al motivo por el que el referente dejó de serlo: “Gonzalo vivió como una traición que su tío eligiese a otros como sus personas de confianza”.
Para entender la separación entre sobrino y tío es necesario remontarse en la convulsa historia del PSOE vigués, a aquel 17 de septiembre de 2004 en que varios cientos de socialistas elegían un nuevo secretario local. Lo hacían después de que la agrupación local fuese intervenida por la cúpula del partido cuando esta decidió imponer al exjuez Ventura Pérez Marino como candidato socialista para las municipales de mayo de 2003 frente al exalcalde (1991-95) y hasta aquel momento portavoz municipal Carlos Príncipe. Pérez Marino fue alcalde de la ciudad con el apoyo del BNG medio año, hasta que una moción de censura impulsada por el PP y permitida por los nacionalistas puso en la alcaldía a la popular Corina Porro y, sobre todo, abrió heridas de larga duración en el socialismo vigués.
Aquel 17 de septiembre de 2004 los militantes tenían cuatro opciones entre las que escoger: Príncipe, que se volvía a presentar con quien había sido su jefe de gabinete, Manel Gallego, como número dos; el ex-diputado autonómico Miguel Barros, destacado galleguista próximo al histórico Ramón Piñeiro; Gonzalo Caballero, que llevaba como número dos al actual diputado y compañero en Económicas Abel Losada -del que posteriormente se distanciaría cuando este optó por un perfil más institucional al lado de Emilio Pérez Touriño a nivel autonómico y Abel Caballero a nivel local-; y la entonces concejal Soledad Piñeiro, en torno a la que se agrupaban los afines a Ventura Pérez Marino. Antes de que comenzasen las votaciones en el Teatro García Barbón, Gonzalo Caballero anunció su retirada y ofreció su apoyo a Príncipe, cuya candidatura vencería con 287 votos frente a 262 de Miguel Barros y 102 de Soledad Piñeiro. Pero a continuación, en una operación que según varias fuentes había sido impulsada por la cúpula del PSdeG, Príncipe también se retiraría dejando al frente del partido a su segundo Manel Gallego que, como Losada, iniciaría un progresivo distanciamiento hasta convertirse en el hombre en el partido de Abel Caballero.
La sucesión de movimientos supuso que quien había retirado su candidatura para dar una victoria al crítico Príncipe acabaría convirtiéndose él en el principal crítico a nivel local, una vez que Príncipe fue perdiendo progresivamente predicamento y Miguel Barros dejó la formación. Ese perfil crítico también lo exportaría a nivel gallego, con su presencia en el Comité Nacional Gallego del PSdeG que conseguiría gracias a sus siguientes resultados en elecciones internas en las que no se retiró y tampoco ganó, pero en las que obtuvo los suficientes apoyos como para lograr representación en los órganos de dirección del partido.
Cuatro años después de aquella primera retirada, en la votación de 2008 para renovar la dirección del partido en Vigo, Caballero obtenía el 24% de los votos y ya superaba a Príncipe como cara visible de los críticos en la ciudad, con Manel Gallego como representante del oficialismo que repetía al frente de la secretaría local ya con la alcaldía en manos de Abel Caballero. En 2009 Gonzalo Caballero haría su primera incursión a nivel gallego con un nuevo fracaso, cuando no logró los avales necesarios para presentar candidatura en el congreso por delegados que nombró secretario general del PSdeG a Pachi Vázquez con el apoyo del 90% de los presentes.
Lo mismo le pasaría en mayo del año pasado, cuando intentó disputar las primarias para candidato a la presidencia de la Xunta a Xoaquín Fernández Leiceaga y a un José Luis Méndez Romeu protegido por su tío. Sus 844 avales fueron insuficientes, pero como había hecho en 2004, jugó la baza de ofrecer su apoyo y el de sus partidarios a otro de los contrincantes, en este caso Leiceaga, que ganó por 2.539 votos frente a 2.216 de Méndez Romeu. Año y medio después, Leiceaga le devolvía el apoyo y, con los 1.803 avales que había logrado, se integraba en la candidatura de Gonzalo Caballero una semana antes de las primarias que lo harían secretario general del partido con 3.723 votos frente a los 2.663 de Villoslada.
Con el viento a favor de las bases del partido, movilizadas ya previamente por un Pedro Sánchez anterior a su apoyo a Rajoy en el conflicto catalán, este domingo el experto en retiradas y derrotas victoriosas fue ratificado en el Congreso del PSdeG como su nuevo secretario general. Si cumple con lo anunciado, no forzará su entrada en el Parlamento de Galicia, en el que Xoaquín Fernández Leiceaga quedará al frente del grupo, mientras que él centrará sus esfuerzos en recomponer internamente un partido debilitado por numerosas luchas internas de las que las de Vigo son sólo una pequeña parte.