El feminismo marca agenda política. Las reivindicaciones del 8 de marzo pusieron este año el foco sobre el trabajo invisible, pero esencial para la sociedad, de los cuidados. Pero las mujeres que salieron a la calle a miles para secundar las marchas no solo visibilizaron las tareas que realizan más allá del ámbito laboral, sino que reclamaron medidas concretas para marcar un cambio de rumbo.
El movimiento feminista formula peticiones claras: que se dé valor económico al trabajo de cuidados, el acceso universal a los servicios públicos, la reducción de la jornada laboral y el aumento de los períodos de maternidad y paternidad, entre otras medidas. Algunas de estas reivindicaciones exceden las competencias de la Xunta de Galicia, pero, a menos de un mes de las elecciones del 5A, las diferentes formaciones políticas tiene la oportunidad de recoger en sus programas electorales, con medidas concretas, su grado de compromiso con las reclamaciones del movimiento feminista.
El candidato a la Xunta del PSdeG, Gonzalo Caballero, y la del BNG, Ana Pontón, aprovecharon el 8 de marzo para comenzar a desgranar alguna de las medidas relacionadas con la igualdad. El socialista, que participó en la manifestación de A Coruña, prometió una Consellería de Igualdade, una “red potente” de Centros de Información a la Mujer con más recursos, más viviendas para víctimas de violencia machistas y medidas, que no concretó, contra la brecha salarial.
Por su parte, Pontón comprometió la redacción de una nueva ley de Igualdad que fomente la corresponsabilidad y la creación de una Valeduría de Igualdade que tenga capacidad de sancionar a las empresas que cometan discriminación salarial o profesional por cuestiones de género, entre otras medidas.
“Cuando hablamos de cuidados hablamos de colocar la vida en el centro de todo. Hablamos de la relevancia que tiene la vida y de darle valor a quien colabora para que sea posible. Hablamos del valor social pero también del valor económico que tiene sostener la vida”, dice el manifiesto general de Galegas8M para este año, que fue adaptado en las diferentes localidades. Las cifras dicen que el 17% de las mujeres inactivas en el mercado laboral lo están porque se dedican a cuidados familiares. En el caso de los hombres, el porcentaje se queda en el 1,9. “La economía capitalista no quiere retribuir el trabajo que realizamos de manera gratuita”, asegura el movimiento feminista, que considera que el sistema se lucra de los trabajos no remunerados que hacen las mujeres como lo hace con los recursos naturales.
Con una semana de manifestaciones que comenzó el pasado 1 de marzo en Verín, el acceso a servicios públicos está también en el centro de las reclamaciones. “Es una cuestión política y económica de primer orden”, proclaman. Las mujeres de Verín consiguieron frenar el cierre del paritorio que ordenó la Xunta de Feijóo y, en ese contexto, el movimiento feminista resalta la necesidad de una “cobertura universal” de los servicios públicos y, por lo tanto, un incremento de las plazas de atención.
El movimiento feminista también pone el foco sobre la jornada laboral de 40 horas semanales con el que consideran que es “una quimera” conseguir la conciliación familiar. Un horario que, dicen, es posible porque el sistema “asigna a las mujeres” el papel de ocuparse de las tareas de cuidados. “Queremos jornadas laborales con horarios racionalizados”, reclama.
Otras de las medidas necesarias para seguir avanzando en la igualdad que señalan las entidades feministas de Galicia es la ampliación de los permisos de maternidad, “los más cortos de Europa”. Una reclamación que lleva décadas encima de la mesa. “Queremos aumentar los permisos de nacimiento, acogida y cuidado”, sostienen Galegas8M, para poder tener más tiempo para recuperarse del parto y de la crianza pero también porque es un derecho de los más pequeños. En A Coruña, la organización de la manifestacion reclamó permisos “iguales e intransferibles” para la mujer y el hombre como manera de alcanzar la corresponsabilidad y evitar “que se penalice a las mujeres” por la crianza de los niños y niñas.
Además de estas medidas, las feministas gallegas mencionan otras como la protección social, con prestaciones por desempleo y jubilación, para las mujeres que asumen como trabajadoras los labores de cuidados.