Hosteleros gallegos volvieron a salir este sábado a la calle para protestar contra las políticas de la Xunta, que tachan de “insuficientes”, y pedir un plan de rescate pensado para el medio plazo. Convocados por la Plataforma en defensa da hostalería galega, hicieron una manifestación conjunta en Santiago. En los carteles que la convocaban hacían caer la responsabilidad directamente sobre el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo.
Han pasado dos semanas desde que el Gobierno gallego decidiese reabrir la hostelería, que sigue con restricciones de aforo y de horario, después de un mes de clausura. Esta vuelta a la actividad parcial no contenta al sector. La plataforma ha elaborado un plan con 14 puntos, en los que pide ayudas directas que compensen, como mínimo, un 50% de las pérdidas ocasionadas por los cierres -un 75% para los locales de ocio nocturno-, un aplazamiento de impuestos, exoneraciones de la cotización a la Seguridad Social o que los ERTE se extiendan de forma indefinida.
Algunas de las propuestas exceden las competencias de la Xunta, pero la plataforma reclama que el Gobierno gallego se siente a dialogar las que sí le corresponden, como la posibilidad de una línea de financiación avalada al 100% por el Instituto Galego de Promoción Económica (Igape). El vicepresidente primero, Alfonso Rueda, indicó este mismo sábado que hay previsto un encuentro el lunes con representantes del sector. “Tienen la mala costumbre de interpretar que se reúnen con el sector cuando se reúnen habitualmente con una parte”, replica Lois Lopes, uno de los organizadores de las protestas y propietario de un local en Santiago.
Feijóo ha repetido en las últimas semanas la cifra de los 160 millones de euros que suman los dos planes de apoyo del Gobierno gallego para autónomos, microempresas, negocios de hostelería y otros afectados por cierres. “Son insuficientes”, contesta Lopes. Las ayudas directas para dar liquidez, agrega, son “un punto importante”, pero “no son un verdadero plan de rescate”. “No hay alternativa”, se queja.
Propietarios y trabajadores de bares y restaurantes reprochan también lo que interpretan como una criminalización del sector. Al día siguiente de la reapertura de finales de febrero, el conselleiro de Sanidade, Julio García Comesaña, criticó el “comportamiento irresponsable” que dijo haber visto en algunas terrazas. Unas horas antes, el vicepresidente Rueda animaba a aprovechar ese primer fin de semana con bares abiertos para “disfrutar” de la hostelería.