Hace ahora una semana, el alcalde de A Coruña, Xulio Ferreiro, anunciaba que el gobierno local restauraría la vidriera que cubre la entrada del palacio municipal de María Pita para retirar así el escudo franquista que en ella permanece y cumplir con la Ley de Memoria Histórica. Para estas obras, el proyecto de presupuestos de la Marea Atlántica ha reservado una partida de algo más de 60.000 euros, una cantidad que le parece excesiva al PP, que ya ha pedido que no se suprima el símbolo del régimen fascista e incluso que se “devolviese” ese dinero a las “entidades sociales”.
Con el apoyo del BNG -y el silencio del PSOE-, la Marea Atlántica ya ha advertido que el proyecto seguirá adelante, mientras el PP se vuelve a negar a la retirada de un símbolo franquista, como ya había hecho en otras ocasiones desde que el gobierno local apostara por cambiar el callejero que mantenía alusiones al fascismo o como cuando en 2010 mostró su rechazo a la retirada de la estatua de Millán Astray de la actual plaza de As Atochas.
En esta ocasión, la portavoz municipal de los populares, Rosa Gallego, alude a una mayoría del comité de expertos que había asesorado al gobierno de PSOE y BNG y a una “decisión ya acordada” de no retirar la vidriera. Manuel Monge, quien había sido presidente de la Comisión pola Recuperación daa Memoria Histórica da Coruña y miembro de aquell comité, acusa el PP de una “manipulación total” de aquellos hechos de 2009 e “incluso de lo que dice el informe”.
“En una primera reunión, uno de los miembros del comité pidió poder reflexionar más su decisión final y en la siguiente convocatoria toma posición por la retirada y se produce un empate”, recuerda Monge. Ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo, el gobierno local decide mantener la vidriera como una “pieza de museo insertada en el edificio municipal”. Ahora, la Marea Atlántica apuesta por la retirada del símbolo fascista, en cumplimiento con lo prometido en su programa electoral y con la Ley de Memoria Histórica. Reitrará el último escudo del régimen franquista que queda en la sede del Ayuntamiento y entre los edificios públicos de la ciudad.
La vidriera, que será restaurada en parte para eliminar la simbología preconstitucional, no es original del edificio municipal. Se colocó más tarde para cubrir lo que en origen era un patio abierto y donde también se construyó una nueva escalera, pensada en exclusiva para que el dictador Francisco Franco no empleara la que era común de los empleados y visitantes del palacio.
Para Manuel Monge, la polémica sobre la vidriera es excesiva porque “la parte que se tiene que retirar es una superficie mínima comparada con el conjunto, una docena de piezas de una obra total con más de un centenar”. Y propone no solo que no sea destruida, sino que “sea incorporada a un futuro museo de la ciudad, junto al resto de simbología franquista que se ha ido retirando”. Para el que había sido miembro de la comisión de expertos, el uso que el PP hace del gasto previsto en la retirada es “pura demagogia” y recuerda que en la Academia Militar de Toledo, y contra la opinión de los cargos militares, el Gobierno de Zapatero retiró una vidriera entera que mantenía símbolos fascistas. “Costó 240.000 euros y el conjunto fue enviado al museo nacional del vidrio”, asegura.
El PP coruñés advierte, mientras tanto, que con los 60.000 euros destinados a la vidriera se podrían dar “20.000 comidas en la Cocina Económica”. Monge responde con otro ejercicio semejante y le pide a la portavoz popular en el Ayuntamiento que “piense en los programas especiales de armamento de Defensa”. “Con lo dedicado a 168 aviones de combate EF200, se podrían dar 10.000 comidas diarias durante más de cien años”, responde.
“El PP de A Coruña trata de esconder, usando un informe de la comisión de expertos y el tema de la vidriera, que siempre ha estado en contra de la retirada de símbolos franquistas; se opusieron a que se cambiase el nombre del hospital Juan Canalejo o a la retirada de la estatua de Millán Astray y calificaron la comisión de expertos de 'sainete y bufonada”, recuerda Monge, que se pregunta por qué la formación conservadora mantiene en la ciudad de A Coruña “cargos y miembros nostálgicos del franquismo que van incluso en contra del proceder de su partido en otras localidades o ámbitos”.
“El PP fue invitado a la inauguración del monumento a la memoria de los asesinados por el fascismo y fue el único grupo municipal que no asistitió, al igual que a la condena por parte del pleno del golpe militar”, añade Monge, que también había sido concejal en A Coruña, y que considera que la formación local “se mantiene en la reserva espiritual del franquismo”. “Incluso el Parlamento gallego invitó en una declaración a retirar la simbología fascista, pero ellos se oponen”, concluye.