Tres veces “no”. En septiembre de 2016, durante la campaña de las elecciones gallegas, diversos colectivos LGTBI se dirigieron a los grupos políticos a la búsqueda de apoyo para lo que entonces era un esbozo de ley gallega de identidad de género. Las fuerzas que componen la actual oposición parlamentaria fueron algunas de las que secundaron la iniciativa, que la pasada primavera emprendió un camino parlamentario concretado en el registro del texto articulado de la proposición por parte de En Marea, PSdeG y BNG. Así, por triplicado y con consenso por la izquierda, llegó este martes la iniciativa legislativa al pleno de la Cámara para el debate de toma en consideración, el que determina si una ley es tramitada y sometida al correspondiente proceso de enmiendas, paso que no llegará porque el grupo del PP ha optado por el “no”. La mayoría de los preceptos de esta propuesta ya están en marcha, aseguran los conservadores, que han aprovechado el debate para agitar discrepancias entre las asociaciones que representan a este colectivo.
El texto, concebido sobre el “principio de respeto a la libre manifestación de la identidad de género”, abordaba ámbitos que iban desde la gestión administrativa cotidiana hasta atención sanitaria, medidas educativas y de formación, garantías de no discriminación en el ámbito laboral, líneas de apoyo familiar o reglamentaciones sectoriales y para personas en situación de especial vulnerabilidad, caso de las víctimas de discriminación y violencia o población reclusa. La propuesta, a juicio de la oposición, permitiría al ordenamiento jurídico gallego ir más allá de la ley de igualdad de trato y no discriminación de personas LGTBI, aprobada en 2014 a iniciativa del PSdeG pero con amplias modificaciones introducidas por el PP, que había hecho valer su mayoría absoluta para matizar o retirar aspectos como el régimen sancionador.
A esa norma, precisamente, es la que se han aferrado ahora los conservadores para justificar el “no” a la ley de identidad de género. En ella, dice la diputada popular Marta Rodríguez-Vispo, quedó “plasmada” la “defensa de la libertad de las personas” y de sus derechos con independencia “de su identidad u orientación sexual”, así como el “rechazo a cualquier acoso” al colectivo LGTBI. Esa ley, afrima, es “aplicable en todos sus artículos a las personas transexuales”, la Xunta ya la está desarrollando e incluso “haciendo lo que proponen” con el texto que este martes se debatía en ámbitos como el sanitario. “Es una lástima -censuró- esta ruptura de consenso entre las asociaciones”, porque “si alguna de estas asociaciones se quiere arrogar la representatividad de todas, no estamos de acuerdo”, dijo esgrimiendo un escrito en el que dos colectivos -Fundación Daniela y Chrysallis- se desmarcaron de la propuesta, impulsada por Arelas, Ultreia y Amizando.
La postura del grupo que sustenta al Gobierno de Alberto Núñez Feijóo fue lamentada por los grupos que avalaron conjuntamente la ley, todos ellos de acuerdo en superar el marco de la normativa de 2014. Galicia, recordó en el nombre del BNG su viceportavoz, Olalla Rodil, no cuenta “con una sola ley que defina qué es la transexualidad, qué es la identidad sexual y de género” y, sobre todo, que “despatologice” la transexualidad o “facilite” trámites como el cambio de nombre en registros y demás documentación oficial. Una norma, al fin y al cabo, que deje claro que “el género no tiene nada que ver con los genitales, que hay hombres con vagina y mujeres con pene” y que tal circunstancia no puede ser abordada como una “enfermedad” o un motivo de discriminación.
“¿Están seguros de su identidad?”
La traslación a la vida cotidiana de las propuestas de la ley fue otros de los ejes en los que los grupos de la oposición apoyaron su defensa de la proposición. “¿Están ustedes seguros de su identidad? ¿Saben si son ustedes hombres o mujeres? Si piensan que no tienen que responder a estas preguntas, ¿por qué otras personas tienen que hacerlo?”, cuestionó el diputado Marcos Cal a la bancada del PP en nombre de En Marea. La ley del 2014, recordó, apenas dedica “dos líneas a la transexualidad” y con ella ya vigente se dan casos como el de Pablo, “que ha cambiado tres veces de centro educativo por acoso”, el de Manuel, “que tendrá que pedir un crédito para hacerse las cirugías que precisa y que el Sergas no cubre” o Daniela, “que tiene que dar una explicación cada vez que saca el DNI” para acciones cotidianas como pagar con tarjeta.
“No sé de qué tienen miedo, qué es lo que les parece mal de tomar en consideración esta ley”, lamentó Cal en un contexto en el que la diputada del PSdeG Noela Blanco censura también que la ley promovida por su grupo en 2014 sea ahora utilizada por el PP para “hacer publicidad y propaganda”, anunciando medidas para desarrollarla justo antes de oponerse a la nueva propuesta. Lo que el PP ha rechazado este martes, advirtió, son peticiones tan concretas como que “los tratamientos” en la sanidad pública “no rechacen ni discriminen” o se vele por la “dignidad de estas personas” en todos los ámbitos de la vida diaria. Pero “las señorías del PP”, censura, siguen siendo “los últimos de la fila en la lucha por los derechos” aunque después “hagan uso” de ellos: “Dijeron no al divorcio y se divorciaron; se opusieron a la ley del aborto, pero abortaron; no apoyaron los matrimonios entre personas del mismo género, pero actuaron como testigos en bodas de sus compañeros. Qué hipocresía”, reprochó.
El recuerdo de la participación de cargos populares en aquellas “infames manifestaciones” para “oponerse a que dos personas del mismo sexo se pudieran casar”, en palabras de Rodil, planearon también sobre un debate que el partido de Alberto Núñez Feijóo intentó zanjar acusando a la oposición de intentar llevar los derechos LGTBI a un “escenario de confrontación”. “Parece que se empeñan en decir que somos tránsfobos y no lo somos”, proclamó Rodríguez-Vispo mientras permanecía en el atril la bandera que representa a las personas trans -la oposición había colocado una y la diputada del PP, otra-. “Queremos contentar a todo el mundo y que todo el mundo esté unido en ese tema” mientras En Marea, PSdeG y BNG “solo persiguen” con este texto “defender los intereses de determinadas personas, no a los colectivos trans de Galicia”. La oposición, al fin y al cabo, solo busca “politización”, sentencia.