Ignacio Rivera (A Coruña, 1965) recibe a elDiario.es por videoconferencia desde un despacho sin bullicio y con ruido de lluvia al fondo. La entrevista, pactada meses atrás, iba a ser un encuentro cara a cara, pero los malos datos de contagios en Galicia han aconsejado extremar las precauciones. En las oficinas de Hijos de Rivera S.A. apenas se intuye gente. El tercer grupo cervecero de España ha apostado por el teletrabajo para los que aún tienen tarea. Otra gran parte de su plantilla espera a que las cosas cambien mientras su jefe repite su plan de “aguantar sin ERTE”.
Antes de la llegada del coronavirus esta empresa familiar producía 300 millones de litros de cerveza anuales, con una facturación muy por encima de los 500 millones de euros. El cierre de miles de bares y restaurantes a consecuencia de las restricciones ha frenado un negocio que sigue vivo en los supermercados pero sin potencia suficiente como para compensar el descenso de ventas.
Rivera se muestra molesto con las autoridades, a las que acusa de criminalizar a la hostelería. En su opinión, el cierre de bares es un error que empujará a la gente a reunirse en las casas y a relajar las medidas de protección. “Nosotros somos la solución, no el problema”, asegura este cervecero, que pide un plan de rescate para el sector.
¿Cómo es la vida de un fabricante de cerveza cuando compartir una con otras personas parece ahora una ilusión?
Una tristeza. Nuestra columna vertebral es la hostelería y está tocada. Estamos tocados. Es muy difícil planificar. Si cierra la hostelería, nuestro negocio cambia. No se venden barriles, ni botellas retornables. El escenario cambia cada día y hay que improvisar continuamente.
Un informe del Ministerio de Sanidad achaca a la hostelería el 3% de los brotes de contagios. Está asumido que los nuevos brotes vienen del relax navideño pero solo cierran los bares. Es el sector más afectado, salvo en Madrid.
Que se culpabilice solo a un sector me indigna, y mucho. Siempre defiendo que la hostelería es la solución, no el problema. Somos un país latino: si cierran los bares, la gente se reúne en las casas. Y, desde luego, está demostrado que el contagio masivo ha sido en las reuniones en domicilio. Culpabilizar a un sector es un error. Se puede comparar la incidencia en zonas donde más ha estado cerrada la hostelería con la de zonas donde se cerró menos. Donde la hostelería está abierta no hay más contagios, no es directamente proporcional. Se puede probar matemática y científicamente. No sé por qué se culpabiliza a un único sector. A mí me parece que no es digno. Es un sector que ha invertido muchísimo. Es estratégico en nuestro país. No es el culpable de esto y lo está pasando mal. Y además, no hay unas medidas de ayuda. Hay que hacer un plan de rescate de la hostelería. Es importante para la economía.
Donde la hostelería está abierta no hay más contagios, no es directamente proporcional. Se puede probar matemática y científicamente.
Denos alguna cifra. ¿Cuánta cerveza ha dejado de vender?
A nosotros evidentemente nos ha afectado, hemos dejado de vender mucha cerveza en el canal Horeca (hoteles, restaurantes y cafeterías). Nuestro mercado es toda la geografía española. Hemos sufrido mucho en todas las zonas. Estamos bajando, tenemos menos producción y menos ventas. Pero si nos comparamos con el sector de la hostelería, estamos mejor. Aún se están cerrando cifras, pero creo que la hostelería va a tener una bajada de dos dígitos y nosotros estamos en una bajada de un dígito.
Hemos tenido un año malo si lo comparamos con nosotros mismos, pero no es tan malo si lo comparamos con nuestros colegas hosteleros. 2021 ha empezando muy mal. Hay que ver qué pasa trimestre a trimestre en un entorno tan cambiante. No sabemos lo que va a pasar dentro de un mes, cómo van a funcionar las vacunas o si vamos a estar confinados mucho o poco. Hay que abrir la verja de la compañía todos los días, enfrentarse con lo que hay, hacer un plan muy a corto plazo, a tres meses vista, y ver lo que pasa. Esa es la mentalidad que tenemos que tener todos los empresarios.
De los bares que han echado la persiana forzados por las circunstancias, ¿qué porcentaje no la van a volver a levantar?
Yo creo que la mayoría no van a volver. Me temo que es la crónica de una muerte anunciada. Hay 100.000 bares en España. Y uno de cada tres ha cerrado. Es una barbaridad. El hostelero intenta resistir hasta el final, va tirando de sus ahorros hasta que se acaben. Y ya han resistido envite tras envite. Han resistido el año pasado la Semana Santa, el verano y las navidades.
Si miramos para adelante, la próxima Semana Santa ya está bastante tocada. Y veremos qué pasa en verano. El movimiento de turistas va a estar muy afectado también. Es obvio que todo eso va a ocurrir. Va a ser un año terriblemente duro. No vamos a llegar a nada parecido a lo que fue 2019. Por eso yo no entiendo que no se haga un plan para ayudar a un sector tan estratégico para nuestra economía como el hostelero. Otros sectores se podrán reactivar antes. Y, si sabemos que no volveremos a la normalidad de 2019, pues demos ayudas estructurales para este sector, será la forma de conseguir que puedan abrir. Es una crisis terrible y creo que tenemos que coger el toro por los cuernos e intentar ayudar a este importante sector.
En muchas comunidades es el único sitio donde se puede trabajar son las terrazas. ¿Les han pedido los hosteleros ayuda para acondicionarlas?
Desde el principio intentamos ayudar a la hostelería. Nos hemos involucrado mucho. Cerramos un acuerdo con determinados bancos para facilitar el acceso de créditos ICO a toda la hostelería. Hicimos de puente con los bancos. Nos hemos implicado también en asesoramiento. Hemos abierto líneas directas a los hosteleros para que nuestros servicios jurídicos les ayudasen, les aconsejasen qué cosas podían hacer con los ERTE y las medidas que había. Hemos recibido muchísimas llamadas. Invertimos en todo lo que podíamos: en terrazas, por supuesto, en ayudar a reponer esos barriles que, cuando se cierra un local, se pierden. Esa es mi implicación en todo este tema. No sé si me romperán la cara, pero me mojo.
Lo que digo, lo creo. En estos momentos no se puede ser político. Hay que decir la verdad y yo estoy indignado. Lo digo con claridad porque hay que ser valiente. Hay que atreverse a ayudar a los hosteleros porque lo están pasando fatal. Lo vivimos de cerca día a día. Son dramas familiares, la gente no tiene para comer, así de claro. El problema es grave. Un hostelero no puede abrir con solo dos mesas en terraza y hasta las seis de la tarde.
Hay que decir la verdad y yo estoy indignado. Lo digo con claridad porque hay que ser valiente. Hay que atreverse a ayudar a los hosteleros porque lo están pasando fatal.
Una de las primeras decisiones de su compañía al declararse la pandemia fue rechazar el ERTE e intentar aguantar. ¿Cómo va esa decisión, va a mantener la plantilla?
Se mantiene absolutamente la decisión de no ir a un ERTE. Creo que lo peor ha pasado. Si hemos resistido todo el ejercicio 2020 sin hacer un ERTE, creo que este, aunque no va a ser maravilloso ni parecido a 2019, va a ser mejor. Vamos a aguantar sin ERTE.
El activo más importante de las compañías son las personas. En nuestra organización somos 1.200. Desde el primer momento hemos intentando ser un escudo. La cerveza ha bajado pero se ha seguido vendiendo. Pero nosotros también tenemos distribuidora y ahí la actividad cayó a cero porque vende en bares. Tenemos restaurantes y bares como la Tita Rivera [en Madrid, Vigo y A Coruña] o la cervecería de Cuatro Caminos en A Coruña y ahí la actividad se ha frenado en seco al cerrar la hostelería.
¿Ha paralizado su proyecto de ampliar su única fábrica en A Coruña?
La hoja de ruta de tener esa nueva fábrica en 2023 o en el 24 sigue en marcha. Seguimos trabajando en el desarrollo de nuestra marca en el territorio español y en toda Europa. Esto se acabará algún día y creo que volveremos a algo parecido a lo que había. ¡Ojalá! La hostelería volverá a tener buenos momentos. Seguimos adelante con nuestros planes. Tenemos que preparar nuestro futuro.
Su empresa es uno de los principales patrocinadores de música en directo, otra de las víctimas colaterales de la pandemia...
Lo que le ha caído al mundo de la cultura y de la música es también terrorífico. Muchas salas de conciertos han desaparecido. Nosotros hemos intentando organizar conciertos online, aunque evidentemente la experiencia es diferente. ¿Cómo veo el futuro? Complicado. Fíjese en el mundo del fútbol o de la moto, en este momento está todo cerrado al público. Ha cambiado. Fue lo primero que entró en crisis y lo último que va a salir. Hay que ser consciente. Lo último que se hará es juntar a 1.000, 2.000 o 3.000 personas en una sala. Habrá que intentar otras fórmulas. La vacuna ayudará a que la gente vuelva a ir a conciertos. Y habrá más actuaciones en la distancia. Hacerlas en streaming ayuda, pero es absolutamente insuficiente.
Lo que sería bueno es aprender de las cosas que han funcionado. Pero no veo a nadie aprendiendo.
¿Mantiene Estrella Galicia su política de patrocinios del deporte?
Sí, seguimos sin ningún cambio importante. Queremos seguir apostando por la Fórmula Uno, las motos, el fútbol, la música, la cultura y la gastronomía. Ahí estamos. Esperemos que este verano empecemos a ver la luz.
Hay un debate político sobre el confinamiento. ¿Cree que un cierre general de 15 días nos haría llegar antes a la salida del túnel?
Si nos garantizasen que parando 15 días volvemos a la normalidad, no tendría ninguna duda. Pero yo no soy partidario de un confinamiento total salvo que sea absolutamente necesario. Habrá que analizar si las medidas que ya se han tomado son buenas o malas. Hay que ver de dónde viene el problema.
Nosotros ya estamos en un sector confinado. La hostelería en Galicia y en muchos otros sitios está cerrada, por mucho que digan que se puede abrir con el 50% de las terrazas hasta la seis de la tarde. Ya se ha hecho de todo; se han hecho 17 cosas en 17 comunidades de forma diferente. ¿Es bueno o malo? Lo que sería bueno es aprender de las cosas que han funcionado. Pero no veo a nadie aprendiendo, sinceramente, de lo que funcionó y lo que no, y sacando conclusiones. No podemos estar así. No entiendo que seamos tan reactivos y no más proactivos. Ahora tenemos una vacuna y una tercera ola, pero no hemos aprendido mucho de la primera y la segunda. Es quizás lo que más me cabrea.