El presidente del Parlamento gallego pide al Apóstol Santiago “honradez” en la política en nombre del rey

El Gobierno de Galicia no celebra el Día Nacional de Galicia, denominación oficial de la fiesta del 25 de julio desde 1979. Lo más semejante a la vertiente institucional de la celebración ha venindo siendo, durante años, la entrega de las Medallas de Galicia, trasladada desde hace tres años al 24 de julio. De este modo, la presencia pública de las instituciones gallegas se ha limitado este día 25, un año más, a la ofrenda de la Casa Real al Apóstol Santiago en la Catedral compostelana, ritual instaurado en el siglo XVII en el que en esta ocasión el rey ha estado representado por el presidente del Parlamento, Miguel Santalices (PP). En un discurso seguido desde los primeros bancos del templo por el presidente de la Xunta y varios miembros del Ejecutivo, el jefe del legislativo ha invocado al santo para pedir, entre otros asuntos, una política en la que impere la “moral y la honradez”.

Tras ser recibido en la Praza do Obradoiro por el alcalde de Santiago, Martiño Noriega -que no ha participado en los actos religiosos-, Santalices le ha pasado revista a una representación del Ejército y ha encabezado, a continuación, la comitiva religiosa y militar hasta el interior de la Catedral, donde ha sido recibido por el arzobispo, Julián Barrio. Allí la segunda autoridad de Galicia ha desgranado las peticiones en nombre de Felipe VI y en el suyo propio, si bien, a diferencia de otras ocasiones, el delegado regio ha asegurado no dejar en manos divinas las responsabilidades políticas. “Sirva esta invocación para renovar nuestras tradiciones y compartir contigo, señor Santiago, preocupaciones, anhelos y esperanzas, pero son plenamente consciente de que es a la sociedad y a los responsables públicos a quienes nos corresponde afrontar los problemas”, ha dicho.

Con esta cautela previa, no obstante, Santalices ha apelado a la intercesión divina para que el mundo sea capaz de afrontar “la situación crudelísima del terrorismo y de las guerras, la mayoría libradas entre hermanos”. En este campo, dice, hace suya la doctrina del Papa Francisco, “cuyo liderazgo moral traspasa creencias y fronteras”. En el ámbito geográfico más próximo el presidente del Parlamento ha pedido “especial atención a las personas mayores”, a las “víctimas del miedo y del silencio” en que se convierten las víctimas de la violencia machista o a quienes “perdieron su trabajo y vivienda por una situación económica devastadora”.

Las personas mayores y enfermas o el personal docente y sanitario han sido otros de los destinatarios de las plegarias de Santalices ante el altar mayor de la Catedral, en el que ha culminado pidiendo “acierto para los que legislamos y para los que asumen la responsabilidad de gobernar”, para “hacerlo en la mejor concordia y sabiduría, procurando el bien común”, mejorando “las deficientes situaciones políticas y sociales” y “todo eso”, ha subrayado, “desde una honradez y moral intachables”. El presidente de la Cámara espera que la “luz” apostólica promueva “la política con mayúsculas”, que “rechaza con contundencia cualquier comportamiento indebido”.

En el tramo final de su discurso, el pronunciado en gallego, Santalices ha expresado un recuerdo para las víctimas de Angrois -accidente cuya investigación fue tumbada en el Parlamento por el PP hasta en cuatro ocasiones- y se ha dirigido a las autoridades eclesiásticas para, desde el recuerdo de las Irmandades da Fala, “en las que participaron muchos galeguistas cristianos”, apelar a que “la Iglesia gallega, clero y laicos, en comunión con la Iglesia universal, mantenga y acentúe su sensibilidad con respecto al idioma y la cultura que nos identifican como pueblo. ”Es mucho lo que pido y poco lo que somos capaces de ofrecer. Pero, con buena voluntad y tu ayuda, todo es posible“, ha finalizado su invocación al Apóstol.