Gerardo Crespo avisa de nuevo. El empresario y militante del PP que, según la Policía, ejerció como líder de la trama Zeta, la presunta red de fraude en subvenciones para cursos de formación, se esfuerza desde el inicio de las declaraciones ante la jueza por proclamar su inocencia y acusar a los investigadores de manipular para inculparlo, pero también en lanzar advertencias contra algunos de los principales dirigentes de su partido. Apenas dos semanas después de resaltar que todavía no “había caído” quien “tiene que caer” Crespo reaparece para asegurar que en los próximos tiempos irá desgranando “pruebas” contra “personas muy importantes” de su partido a las que no perdona su comportamiento “desleal”.
En una entrevista en Radio Coruña Crespo, que aún no ha declarado ante la jueza -no lo hace porque falta un informe de Hacienda, alega-, evita aclarar si, como dice su ex contable, aportó donaciones irregulares al PP. “Eso tendré que declararlo ante la jueza”, advierte al ser preguntado al respecto, pero “evidentemente -afirma- el PP tiene muchas cosas que tapar”. “Hay mucho que decir y lo diré, pero primero a la jueza, como tiene que ser”. Sus revelaciones, augura, van a traer consigo “muchas consecuencias” para esas “personas muy importantes”, las cuales “están muy tocadas”. “Puedo hablar de las personas de mayor edad” como “el presidente del Consejo de Estado”, José Manuel Romay Beccaría, pero también “del presidente de la Xunta” o “del alcalde de A Coruña”. “Y puedo seguir”, resalta.
Crespo explica que su voluntad de 'tirar de la manta' se debe a que sus compañeros de filas se “portaron deslealmente conmigo”, concretamente cuando “se enteran de que me han pinchado el teléfono”. A su juicio no es “normal” que el empresario Pachi Lucas, al que le pagaba “3.000 euros, por transferencia, sin nómina” cada mes para que le consiguiera “contrataciones”, “no me coja el teléfóno en enero [de 2012] cuando lo avisa su amigo Feijóo” de que tenía el teléfono “pinchado”. “Y sigue cobrando en enero, febrero, marzo, abril y mayo”, reprocha. Fue “ahí”, en primavera de 2012, cuando “me consigo sentar con él en la calle de Goya, esquina Serrano [en Madrid] y me reconoce que lo sabía” pero que “no me pudo avisar”.
El presidente de la Xunta es, precisamente, uno de los principales objetivos de las iras de Crespo. Feijóo, acusa, “anda diciendo la gran mentira” de que la Xunta fue “la primera que denunció” este caso en la Fiscalía pero “es mentira”. El Gobierno gallego, dice, acude al Ministerio Público “cuando ya estábamos todos pinchados, no descubrieron nada”. Para “salvarse”, acusa, “inventaron la revocación de unos planes de empleo”, pero “en el sumario se ve claramente cómo mienten Feijóo y Beatriz Mato”, la conselleira de Trabajo a la que el propio Crespo nombró Coruñesa del año en 2010 y con quien “el 5 de marzo tengo un acto de conciliación por calumnias”. “Me querello contra ella por todas las calumnias”, toda vez que ella, afirma, dice que “engañé a todos los gobiernos” pero “ella me descubrió”. “¿Estamos en broma?”, se pregunta, mientras reitera que todos los cursos para los que su empresa recibió subvenciones fueron realizados correctamente.
La “bendición” de Feijóo
Todas estas advertencias se producen en un contexto en el que Gerardo Crespo considera “increíble” que Pachi Lucas no sea “llamado a testificar” por, asegura, ser “el mejor amigo de Feijóo”. Él, admite, “no es que considere muy ético” pagarle a Lucas para que ejerciera de conseguidor, pero “cuando tienes una empresa con 150 empleados tienes que conseguir trabajo” y, “con un gobierno como el del PP, no los de Fraga, sino los que vinieron después del bipartito, exigen estar con los amigos para poder trabajar”. Así, a Crespo “lo tenía porque era amigo de Feijóo”, a quien “le pidió permiso para poder trabajar juntos”. Y el presidente, asegura, le dio “todas las bendiciones” e incluso le deseó que “ganáramos cuanto más, mejor”. “Eso está grabado”, afirma.
En este contexto, y “aunque se portó muy mal y muy deslealmente en enero de 2012”, Crespo sigue considerando a Lucas cómo “una muy buena persona”, porque “no era de los típicos del PP que te cobran por no hacer nada”. “Este, cuando cobraba, conseguía lo que se le pedía”, toda vez que “tenía una relación total con Mariano Rajoy, con Ana Pastor... con todos los personajes del PP” y “podía abrir cualquier puerta”. “Yo -ilustra- estuve en el despacho de Bárcenas y en el de Ana Pastor; me faltó estar en el de Rajoy pero casi, estuve en La Moncloa”. Aunque “estamos amenazados, yo y mi abogado”, a través de llamadas en las que “dicen que soy joven, que tengo hijos y mujer, que tenga cuidado”, Crespo asegura estar dispuesto a “contarlo todo”.