Hace una semana, el juzgado de lo contencioso-administrativo número 2 de Vigo dio la razón a la Asociación por la Memoria Histórica del 36 y condenó el gobierno local de la ciudad a proceder “de manera inmediata” a derribar la Cruz del Castro por ser “una humillación para los vencidos” que incumple la Ley de Memoria Histórica de 2007. La cruz fue construida en 1961 para homenajear los caídos del bando franquista, los mismos que se alzaron contra la legalidad republicana.
El alcalde de la ciudad, Abel Caballero, anunció que el Ayuntamiento recurrirá la sentencia ante el TSXG, aunque de momento no hizo efectivo tal recurso (tiene de plazo hasta el día 25). El presidente de la Asociación Viguesa por la Memoria Histórica del 36, Telmo Comesaña, pone en entredicho que llegue a presentarlo y cree que Caballero estaría incluso utilizando esta nueva polémica como cortina de humo“ ante otros problemas internos de su gobierno” (en referencia a la reciente imputación del concejal socialista Ángel Rivas, acusado de aprovecharse de obras municipales a través de subcontratas).
La entidad que preside Telmo Comesaña lleva años trabajando para conseguir la desaparición de este símbolo franquista, una enorme cruz visible desde una parte importante de la ciudad, y rechaza los argumento defendido desde el Ayuntamiento: que el monumento perdió en 1981 su significación franquista, pues un acuerdo municipal lo convirtió en un homenaje “a todos los caídos”. El padre y el tío de Telmo Comesaña, militantes del PSOE en 1936, fueron asesinados por los franquistas. “No se puede juntar víctimas y verdugos, hay que respetar las víctimas, personas que fueron asesinadas por pensar diferente. Yo no quiero unir a mi padre con esos tipos. Yo lo que quiero es que se reconozca el asesinato de mío padre y mi tío, y de miles de personas más, unos paseados y otros con juicio sumario”, afirma.
Comesaña cree que Caballero “hizo un ridículo espantoso” en su aparición televisiva en La Sexta (donde afirmó que en Vigo no había símbolo franquista ninguno). “Mintió, arrastró a Vigo por el suelo, un ridículo que afectó a la ciudad”, dice. Cita la Declaración Universal de Derechos Humanos y los artículos de la Constitución que llaman a defender la dignidad de la persona y el respeto a los tratados internacionales y destaca que “ningún alcalde puede estar por encima de esas normas”.
Desde la Asociación, se afirma que quieren “trabajar con serenidad, desmentir todo lo que dijo. Vamos a seguir sin prisa pero sin pausa, no vamos a ceder”. Comesaña destaca que “desde siempre venimos sufriendo ofensas, insultos” y recuerda que “pasamos 40 años de dictadura, y después otros 30 años en los que el PP y el PSOE se encargaron de silenciar todo lo que pasó. Del PP puedes entenderlo, porque proceden del fango del franquismo, pero del PSOE no, porque el Partido Socialista fue el que sufrió más víctimas”. Del mismo modo, indica que se dirigirán “a Gómez Besteiro y a Pedro Sánchez para que aclaren la situación”.
Incluso en caso de que finalmente el Ayuntamiento de Vigo recurra la sentencia, Comesaña se muestra confiado en que se derribe el monumento: “Si recurren, que recurran, al final tardará dos años más, como mucho”, dice. “No hay nadie tan sereno y tan tranquilo como los viejos. Estamos tranquilos porque detrás viene la gente nueva: los nietos y las nietas que aún no acaban de entender por que mataron sus abuelos y bisabuelos”, concluye.
A Coruña
En A Coruña, la Comisión por la Recuperación de la Memoria Histórica (CRMH) lleva años denunciando la pervivencia de un número muy importante de calles dedicadas la personas o hechos ligados a la dictadura franquista, incumpliendo no sólo la Ley de Memoria Histórica, sino también un acuerdo aprobado por el pleno municipal. La entidad señaló de nuevo este verano que el Gobierno municipal presidido por Carlos Negreira “sigue empeñado en mantener el homenaje y reconocimiento social a la dictadura franquista”. En septiembre de 2009 el pleno municipal, con el voto a favor del PSOE y BNG y la abstención del PP, obligó la eliminación de 52 símbolos franquistas, entre ellos el nombre de 23 calles, además de 4 placas en grupos de viviendas, 21 distinciones honoríficas y otros 4 monumentos.
“No podemos soportar ni un día más que nuestras calles rindan homenaje a significados golpistas como el generall Mola, general Sanjurjo, teniente general Gómez-Zamalloa, teniente coronel Teijeiro y Comandante Barja”, señala Rubén Afonso Lobato, presidente de la asociación, que adelanta que la entidad está preparando una querella judicial para obligar el Ayuntamiento a cumplir la ley. Los abogados de la asociación ya traballana en la demanda, que se presentará nos próximos meses. “Los acuerdos municipales son para cumplirlos y la legislación es para cumplirla” -dice- “sólo pedimos que el PP cumpla los acuerdos aprobados por el pleno”.
Lobato recuerda igualmente que “el gobierno municipal no atiende la petición de vecinos de algunas calles, que ya dirigieron escritos al ayuntamiento para la retirada de la simbología franquista”. Por ejemplo, vecinos y vecinas de las calles Teniente General Gómez-Zamalloa y Plaza del General Mola, solicitaron por escrito la recuperación de los nombres tradicionales de esas calles: Cuesta de la Unión y Fuente de San Andrés. Y concluye que “mantener hoy la simbología franquista no sólo es un acto antidemocrático, sino una ofensa a la memoria de las 600 personas que en la comarca de A Coruña fueron asesinadas por la dictadura franquista”. “Estamos hablando de golpistas, estamos hablando de la tortura, del genocidio” -concluye- “esto es impresentable”.
Pontevedra
También se habla de simbología franquista estos días en Pontevedra. El concejal de Educación, Agustín Fernández, anunció que el Ayuntamiento retirará un escudo preconstitucional de la fachada del colegio público Manuel Vidal Portela. El anuncio incluso contó con el apoyo del Partido Popular; el concejal César Abal mostró su respeto a la Ley de Memoria Histórica y afirmó que “si es un símbolo franquista, hay que retirarlo”.
Por el contrario, la Asociación Cultural A Revira calificó el anuncio de “hipocresía”, criticando que el Ayuntamiento no adopte la misma decisión con los restantes elementos simbólicos ilegales existentes en la ciudad. En 2012 A Revira ya había demandado públicamente la retirada de todos los elementos franquistas que persisten, entres ellos varias placas de la Delegación Nacional de Sindicatos y un escudo franquista con el lema Una Grande Libre en la calle Michelena.
Lugo
La ciudad lucense aun mantiene abierto el debate sobre la nomenclatura de su callejero. En noviembre de 2012 el gobierno municipal lucense, aún conformado por PSdeG y BNG, inició el procedimiento para renombrar ocho calles de la ciudad que aún estaban dedicadas a distintas figuras relacionadas con la dictadura franquista, cumpliendo así con lo fijado en la ley de memoria histórica. Entre ellos, el general Teja, Carlos Azcárraga, José Cedrón del Valle, el Teniente Coronel Teijeiro, los hermanos Pedrosa, Julio Ruiz de Alda o Ramón Ferreiro.
El proceso tuvo nos últimos meses algunos episodios de conflicto, relacionados con alguna de las propuestas para bautizar de nuevo estas vías y plazas. Sobre todo por la relación con la dictadura franquista de algunos de los nombres sugeridos, sobre todo, lo de Manuel Fraga. La propuesta de darle el nombre de Fraga la una calle contó con el total rechazo del BNG y con las dudas de algunos sectores del PSOE. Sin embargo, el secretario municipal avaló en uno informe la legalidad de la asignación de una calle a Manuel Fraga. Y también lo hizo con una de las denominaciones preexistentes, la de Ramón Ferreiro, que por lo tanto podría mantener la avenida a la que da nombre desde hace décadas. Ferreiro fue militante falangista, un camisa vieja que fue Gobernador Civil y Jefe Provincial del Movimiento de la provincia de Lugo en 1939.
Otras localidades
Son muchos los ayuntamientos gallegos, ciudades, villas y localidades más pequeñas, que mantienen intactos elementos simbólicos, físicos o en las denominaciones de sus calles y espacios públicos, con enlaces a la dictadura franquista. En Nigrán, por ejemplo, el BNG reclamó la retirada de una placa de mármol “carente de cualquier simbología religiosa” y destinada a recordar a José Primo de Rivera y a los “caídos del bando vencedor”, situada en el Templo Votivo del Mar en Panxón, según publicó Valminor.info.
En Ferrol, a pesar de que fueron retirados los objetos y elementos más llamativos (comenzando por la conocida estatuta ecuestre del dictador, o la cruz que dominaba la plaza de Amboaxe o los escudos franquistas presentes en la Casa del Ayuntamiento y en la Biblioteca), se mantienen aún algunos nombres de calles ilegales en el trazado del Arsenal, así como un escudo en el antiguo edificio de la alfándega.