Juanjo Puigcorbé (Barcelona, 1955), sonríe abiertamente al ser cuestionado por el proceso político en el que se encuentra inmersa Cataluña. De visita en Compostela para participar en una jornada divulgativa organizada por el Consejo de Diplomacia Pública catalán, asegura transbordar “ilusión” por el futuro de su país, una ilusión “tan grande, tan buena y tan positiva que solo puede llevar a cosas buenas”. Aunque es consciente de que tomar partido le puede pasar factura en el ámbito profesional, Puigcorbé explica que intenta abrirse paso entre la “propaganda” para dar cuenta de que el movimiento por el derecho a decidir y, en última instancia, por la independencia de Catalunya, es “enorme” y no va “contra nadie”. Tras el rechazo del Congreso de los Diputados a la transferencia de competencias para convocar la consulta, no pierde ni un ápice de esperanza. Solo están en contra “quienes tienen el poder en sus manos y no lo quieren soltar”, afirma.
Un actor que viene a Galicia para hablar de política. ¡Con lo que les critican por estar “politizados”!
Sí [se ríe]. Yo me pronuncié públicamente desde hace tiempo. En Twitter, pero también en una entrevista en Jot Down, que es la primera que me publicaron. Yo hacía muchas entrevistas profesionales por las obras de [Juan] Mayorga que estaba haciendo y cuando me preguntaban por el tema muchos optaban por no ponerlo, la mayoría. Pero Jot Down dio la entrevista íntegra y por fin fue público y notorio mi pensamiento. Desde entonces yo me impliqué bastante más, por ejemplo en la Vía Catalana, para la que hice un anuncio, o en el acto de ERC en el que hice un discurso. Y acepté la invitación de Diplocat para que la gente sepa y vea que esto no es una deriva del presidente Mas. En absoluto, aunque sea lo que siempre refleja una prensa determinada. Eso es mentira. Es un movimiento ciudadano, de abajo, enorme. Se vio en la Vía Catalana, con dos millones de personas que no pedían votar, pedían la independencia. Quien quiere votar sobre el futuro político de Catalunya es el 80% de la población. Este movimiento es de la sociedad civil y de los grupos políticos, que se han añadido y han canalizado esto. En estos actos debe estar gente de la sociedad civil y yo represento a una parte de esa sociedad civil, que es muy amplia.
¿Se tiende a caricaturizar este movimiento como un delirio de seguidores de Artur Mas aunque en él estén representados sectores amplios de la sociedad, caso por ejemplo de los actores y actrices?
El movimiento ciudadano en Catalunya acoge desde los sindicatos, con CCOO y UGT que están en las convocatorias por el derecho a decidir, hasta la CUP, que es el movimiento más a la izquierda. Tenemos desde monjas de izquierdas [se ríe] hasta Unió Democrática. Que los actores estemos implicados en política es un tópico para algunas personas. En este caso hay una cierta confusión porque muchos medios informativos deforman la realidad y no acaban de saber si el movimiento es de izquierdas, de derechas, burgués, no burgués... Pero por suerte en el Congreso de los Diputados 47 votos a favor son de grupos pequeños, todos periféricos, que votaron a favor del traspaso de competencias para convocar la consulta. Y quienes se negaron fueron los grandes partidos políticos que se alternan en el poder más otro que es UPyD, que es una mezcla de los dos. Hay unos partidos mayoritarios inmobilistas y otros que están a favor del cambio. En Catalunya la composición es a la inversa: el 80% quiere el cambio y hay un 20% de representantes del inmovilismo. Esto quiere decir que hay una ciudadanía muy activa hacia el cambio, que no nos gusta esta situación. A una gran parte de la sociedad española tampoco le gusta la situación actual del país ni hacia dónde ve, cada vez más oligárquico. Pero no tiene los instrumentos para hacerlo, y Catalunya, sí. Los cambios siempre comienzan desde abajo y son periféricos, y en Catalunya es periférico y de abajo. Eso es lo que niegan los partidos oficialistas, y por eso dicen que esto es nacionalismo excluyente y esas cosas. Lo que queremos es votar y un Estado propio, porque la opción federal, que era la que muchos defendíamos, no avanzó en absoluto. ¿Para qué queremos ese Estado, que no puede ser federal porque es imposible? Para tener un Estado moderno, democrático y nuevo, que sea ejemplar y sea seguido por los demás pueblos de la Península, en una cosa que se pueda llamar Confederación Ibérica o lo que sea. Y eso comienza por un lado, siempre en la historia. Y vista la posición de Izquierda Plural en el Congreso creo que, a partir de aquí, muchos compañeros no posicionados tendrán claro qué piensan públicamente sus partidos, puede salir un cambio de aquí.
Usted ha tenido una fuerte implicación con el PSC. ¿Le ha decepcionado el PSC y, por extensión, el PSOE?
Yo mismo estuve haciendo un mitin con Maragall en el Palau Sant Jordi hablando del federalismo. Pero me decepcionó mucho lo que votaron en el Congreso los 14 del PSC, porque además lo llevaban en el programa electoral. Me parece una traición a sus votantes. Una parte del PSC ya se marchó, una parte se integró en la candidatura de Esquerra Republicana y, evidentemente, el PSC es el PSOE, ya tiene muy poco de PSC. En las próximas elecciones se verá lo que pasa. Mucha gente les huyó a Ciutadans, muchos a ERC, otros a Iniciativa y otros la Convergència. Hay una diáspora y ese partido y el PP, los partidos que cierran filas alrededor de la Constitución y del poder, se van reduciendo.
¿Se intenta retener a Catalunya en España no por la seducción, sino por todo lo contrario?
Nosotros no tenemos nada en contra del resto de los españoles, nada de nada, a pesar de la gran propaganda que se está haciendo. Yo vivo en Madrid desde hace diez años y nunca he tenido ningún problema. Mi mujer es española y a mí me encanta España. En catalán no existe una palabra descalificativa para decir “español”, las palabras “catalufo” y “polaco” no tienen equivalente. Nunca existieron. En cambio, muchos gallegos en Catalunya se llaman catallegos y eso es bueno, porque están diciendo que hay una simbiosis entre los dos. Nuestros contrincantes han tenido que ir a buscar hasta encontrar la palabra “charnego”, que no se utiliza desde hace, como mínimo, veinticinco años. La han tenido que rescatar, por rescatar algo. El portavoz de la CUP, David Fernández, es de Zamora, hay grupos de castellanohablantes por la independencia, como Súmate o los Gitanos por la Independencia. Todo el mundo quiere estar en la construcción de ese Estado nuevo, y eso me parece hermoso. Es un movimiento democrático muy grande y todo aquel que lo apoye recibirá en compensación más democracia. Se dan unas condiciones perfectas para que Catalunya sea líder del cambio, y va a serlo. Quien se empeñe en que no sea así, que desista, porque Catalunya no va a desistir.
Una de las patas de este proceso está siendo la pedagogía en el resto del Estado. ¿Por qué es importante recabar la solidaridad de otros territorios?
Para que todo el mundo sepa que no hay nada contra nadie, que es lo que se dice desde los papeles oficiales, que esto es contra todo el mundo, que somos unos nazis... es todo lo contrario. Cuando Rosa Díez dice que somos unos hispanófobos y todos esos insultos es muestra de que están asustados y de quieren asustar a la población con chorradas. Lo que nadie puede obviar es que estamos ante la segunda transición democrática desde hace unos años y ha habido varios puntos de inflexión; el debate en el Congreso está indicando que hay dos bandos en el Congreso, uno minoritario y el de los grupos que tienen el poder desde hace 36 años y no lo quieren ceder. Estamos en esa tensión centrífuga y centrípeta y anteella todos los ciudadanos del Estado se van a posicionar. La desgracia es que, más allá de internet y de los medios digitales, la información está muy manipulada.
¿Avanzar a pesar de esos obstáculos es un triunfo del proceso?
En Catalunya solo hay, como mucho, un 25% de medios distintos a los del resto de la Península. Si estos construyen a esos adoctrinados que llaman, el 80% no consigue adoctrinarlos. Yo vivo en Madrid, no veo TV3 y no puedo estar adoctrinado [se ríe].
El proceso catalán se enfoca, en buena medida, hacia Europa. Pero desde Madrid les advierten de que se van a quedar fuera de la UE...
Ya, pero esto no se lo cree nadie. Si quedamos fuera de la UE será porque Madrid se empeña. Si el Estado español votara en blanco, nos aceptarían. Si nos amenazan con quedarnos fuera será porque ellos impondrán el veto, punto. Y si dicen que la economía va a ir fatal será porque calculan el boicot. Eso son chorradas que puede contrarrestar cualquier persona que haga números. Lo que están diciendo es que no nos van a facilitar nada de nada, pero a su vez, si uno se informa bien entiende que el no reconocimiento de la otra parte implica quedarse con toda la deuda, lo cual es inasumible para España: la prima de riesgo se pondría por las nubes. Y los productos, ¿irían todos por Irún o en barco hasta Marsella? Es una absoluta memez, la pataleta podría durar un poco y sería de los grupos de poder, porque a la gente de la calle le da lo mismo. La gente de la calle tiene los mismos problemas que nosotros; la diferencia es que nosotros estamos más cerca de arreglarlos.
¿Perciben en algún punto del Estado que les dicen “no nos dejen solos” o “llévennos con ustedes”?
Si cabemos, pueden venirse todos [ríe]. Catalunya es hija de la inmigración. Cuando Susana Díaz sale diciendo que en Catalunya hay un millón de andaluces... No, hay un millón de catalanes de origen andaluz, cataluces o como queramos decirlo, igual que hay catalanes de origen gallego. Nadie va a dejar plantados a sus hermanos, Catalunya es un pueblo solidario, de los más solidarios del mundo. Porque somos un país pequeño que ha viajado mucho, que se abre al mundo. Por eso también insisten en deformar cualquier pensamiento positivo que pueda tener la gente, por eso la propaganda va hacia ahí.
¿Qué va a pasar después del 9 de noviembre, haya urnas o no, elecciones plebiscitarias o no...? ¿Qué va a pasar el día 10?
Nadie lo sabe. Pero lo que sabemos es que la gente tiene una voluntad muy firme de seguir adelante y los políticos que nos representan en el Parlament, también. La sociedad catalana no se va a echar atrás, eso es algo que tendrá que tener claro cualquier negociador. Los pueblos del mundo nos van a aceptar, con que nos acepte uno o dos, ya está el proceso iniciado. Y todo el mundo sabe que son bastantes más que uno o dos, y algunos muy poderosos. Es un entendimiento con el resto de nuestros hermanos, porque no se puede decir de otro modo. No es una discusión de sentirnos catalanes o españoles, eso es una estupidez en la que no quiero ni entrar. Yo me siento un ciudadano del mundo que quiere administrarse con leyes propias. Pero no quiero que desde muy lejos me cambien una ley que escogió mi Parlamento. El hecho de que somos una nación lo evidencia, además de la historia, que el 87% de la población, según las encuestas, acataría el resultado de la consulta. Si lo acata quiere decir que entiende que es un ámbito especial para escogerlo, con lo cual están diciendo que esto es una nación.
Pero les seguirán diciendo que el Barça tendrá que jugar la liga catalana de fútbol...
Todas las ligas de Europa quieren que ese equipo esté en su liga, porque eso es mucho dinero. Los primeros que pedirán que el Barça esté en la liga española serán los españoles. No hay ningún problema práctico, el problema es político porque quienes tienen el poder en sus manos no lo quieren soltar, y se llaman PP y PSOE y esa cosa que se llama UPyD. Estos grupos representan el statu quo y no quieren moverse, lo que no quiere decir que sus votantes piensen lo mismo. Pero esos partidos son inamovibles. Han hecho ese servicio, muchos hemos estado al lado de uno o de otro, pero esto ya ha pasado y queremos otra cosa.
“Hace tiempo que no tengo propuestas de trabajo en Madrid, porque no gusta que la gente se posicione políticamente”
¿Qué riesgos asume una persona del mundo de la cultura al posicionarse en este proceso ante el resto del Estado?
Hay gente razonable y gente muy fundamentalista. Yo hace tiempo que no tengo ninguna propuesta de trabajo en Madrid, por supuesto. Me estoy desplazando a Barcelona porque me veo muy mal, y aún no puedo por cuestiones logísticas, como vender mi casa. Yo estaré abierto, como siempre, a trabajar en todas partes, pero no lo tengo fácil en Madrid. No solo por mi posición política respecto a Catalunya, sino porque en Madrid no gusta que la gente se posicione políticamente en nada; yo era tertuliano en RNE, fui crítico con posiciones de Zapatero y me pegaron un repaso que lo oyó toda España. Y ya está bien. Y, por otra parte, esta estructura oligárquica está presente en todas las profesiones. En nuestra profesión el 73% del personal no llega a vivir de la profesión, la zona media de la pirámide ya ha desaparecido, con pocos arriba y muchos abajo. Esto se ha hecho expresamente así y se ha querido controlar a los sectores creando un star system que se ve encendiendo la televisión, con los mismos actores en cine, televisión y publicidad. Antes había cuatro canales y trabajábamos 6.000 personas, ahora hay 41 y trabajan 200. En cuanto a los guionistas, todos son becarios prescindibles, que es la gran palabra de la revolución neoliberal: todo el mundo es prescindible. A quien se conoce es que es de la casa, y punto. Y en este estado de cosas, los que opinamos no pintamos nada. Yo esa parte llego a entenderla, porque no soy tonto. Pero lo que no me parece de ley es suprimir a gente hablando mal constantemente de ella, eso es juego sucio. A mí por la calle cantidad de gente me pregunta por qué no estoy trabajando. ¿Por qué trabajan siempre los mismos? Porque alguien lo ha diseñado así: el trabajo se escoge en tres despachos, en los de los tres grandes grupos de televisión. Y si alguien decide que no estés, no estás y se acabó. Y en el teatro hay que hacer teatro alternativo y de boulevard. Me dicen que solo hago el payaso y yo digo que es lo único que me dejan hacer.
¿Se estimula la mediocridad y quien se mueva, no sale en la foto?
Claro. Esa frase es la más antidemocrática de los últimos cincuenta años y se aplica absolutamente. Pero ahora se está moviendo mucha gente en Catalunya y la foto puede salir muy movida.
¿En qué puede beneficiar al resto del Estado que el proceso catalán triunfe?
Beneficiaría en que las sociedades civiles tendrían un apoyo absoluto de Catalunya. Eso lo podéis dar por seguro. Cualquier asociación civil del resto de la Península tendrá siempre el apoyo de Catalunya para desarrollarse. A nadie le vamos a hacer la revolución, pero podemos ayudar.