En la madrugada del jueves al viernes de la semana pasada, agentes de la Policía Local y Nacional cargaron contra cientos de jóvenes que se encontraban a las puertas de una de las discotecas más grandes de Santiago de Compostela con el pretexto de desalojar la zona. Pocos minutos después, por las redes sociales ya corrían imágenes en las que se podían ver hemorragias y heridas ocasionadas por golpes de porra, algunas de ellas en la cabeza. El alcalde socialista de la capital gallega, Xosé Sánchez Bugallo, cuestionó la veracidad de esas imágenes alegando que “cada uno pone los vídeos que le conviene y le interesa” y ha pedido a la Subdelegación del Gobierno en A Coruña que le facilite un refuerzo de antidisturbios para combatir las posibles aglomeraciones que se puedan dar en el botellón de este jueves.
Santiago es una ciudad eminentemente universitaria y los estudiantes, habituales en la marcha noctunra. El rector de la universidad, Antonio López, considera que ni las aglomeraciones de gente en espacios de ocio nocturno ni la posterior reacción policial son “situaciones razonables” y, por la parte que le toca, incita a los estudiantes a que “sigan demostrando la ejemplaridad que les ha caracterizado durante toda la pandemia”. El también catedrático de Derecho Financiero y Tributario insiste en que no se debe volver a criminalizar a todos por los actos de una minoría, como ya hizo el gobierno gallego de Alberto Núñez Feijóo en octubre del año pasado culpándolos de los daños ocasionados por la segunda ola de coronavirus.
¿Los antidisturbios son la mejor manera de controlar las aglomeraciones del ocio nocturno en Santiago de Compostela?
Yo no soy quién para decir lo que deben hacer las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado ni cómo se debe organizar el ocio nocturno. Lo que sí que puedo decir es que en el ámbito universitario, los estudiantes están teniendo un comportamiento muy responsable y tenemos que pedirles que fuera de este entorno mantengan esa ejemplaridad que han demostrado en la universidad. Quizás es preciso ir avanzando hacia situaciones que nos acerquen a la normalidad, ya que hay una gran parte de la población vacunada y las incidencias están bajando. Parece que se va a introducir alguna flexibilidad en los aforos del ocio nocturno, algo que puede ser parte de la solución a este conflicto junto a la reducción de las distancias interpersonales. Algo que también nos favorecerá dentro de las aulas.
Como uno de los máximos representantes de la comunidad educativa gallega, ¿qué pensó al ver las imágenes del jueves pasado de jóvenes estudiantes sangrando por la cabeza y con múltiples heridas tras las agresiones policiales?
La verdad es que la situación es excepcional desde todos los puntos de vista. Desde el contexto en el que sucede, las limitaciones horarias y de aforo... Todo esto hace que se generen unas situaciones que no son razonables. Ni las aglomeraciones de gente ni el resultado al que se llegó. No quiero meterme a valorar algo que no me toca, pero si quiero trasladar a los universitarios que extremen su comportamiento responsable como han demostrado dentro de las aulas.
No es la primera vez que se pretende criminalizar a los jóvenes durante la pandemia. El presidente de la Xunta llegó a decir que la actividad económica de la capital de Galicia dependía de "controlar las fiestas en pisos de universitarios". ¿Considera justa esa visión?
Me parece que no es justo criminalizar a los jóvenes por los comportamientos de una minoría. Insisto, la experiencia que tenemos desde la Universidade de Santiago de Compostela es que la actitud de los estudiantes es ejemplar. Otra cosa es que entre los más de 20.000 estudiantes haya conductas minoritarias que no encajan en ese patrón de lo que se tiene que entender como comportamiento cívico. No podemos generalizar esas conductas irresponsables y entre todos trabajar para que no se produzcan esos hechos anecdóticos. Todos necesitamos ir recuperando dosis de normalidad de acuerdo con la evolución de la crisis sanitaria. Me parece que esa puede ser una de las vías de solución a este conflicto.
Históricamente, Santiago de Compostela ha sido una ciudad universitaria pero ¿no están las administraciones volcándose en fomentar la faceta turística de la ciudad y olvidando la estudiantil?
Santiago de Compostela es ciudad universitaria por excelencia y la Universidade de Santiago tiene un impacto enorme en la localidad. En los últimos tiempos quizás sí que haya tomado más protagonismo el turismo, pero, en cualquier caso, el perfil universitario es indudable y bueno para todos. El hecho de que la universidad sea capaz de reunir a 20.000 estudiantes en una localidad de 90.000, tiene un efecto innegable en la forma de ser de la ciudad, en la economía, en los servicios... Es un impacto muy positivo. Si hay situaciones excepcionales negativas todos debemos tratar de ayudar para que no se produzcan.
Este martes se reunieron la Subdelegación del Gobierno y el Ayuntamiento de Santiago para abordar medidas que controlen las aglomeraciones nocturnas. Una de ellas, aumentar la presencia policial en las calles desde primera hora de la noche. ¿Debería haber estado alguien en representación de la universidad para aportar una visión más cercana a los estudiantes?
Nosotros no estuvimos presentes y, realmente, no sé si tendríamos que haber estado. A lo mejor fue una reunión más operativa con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. En cualquier caso, siempre que desde la Administración nos preguntan a este respecto, respondemos que no debemos convertir en regla las actitudes minoritarias. Creo que este conflicto es fruto de todo este contexto de restricciones en el que estamos y que es complicado para todos. A medida que avancemos hacia la normalidad, estas situaciones irán desapareciendo.
A propósito de las restricciones, ¿se están reduciendo derechos civiles a causa de las limitaciones de la pandemia?
Creo que no me centraría en este caso concreto. Como reflexión de carácter general, es verdad que la pandemia nos impuso a todos una serie de medidas para tratar de reaccionar ante un fenómeno nada previsible y, desde luego, estas afectaron a derechos fundamentales de la ciudadanía como el de la libre circulación, los confinamientos o las limitaciones horarias. Con la vuelta a la normalidad, también los recuperaremos.
¿Qué puede aportar la Universidade de Santiago de Compostela para resolver este conflicto?
Lo mejor que podemos hacer desde esta institución es trasladar nuestra preocupación por unas situaciones que no deben producirse y hacer un llamamiento a los universitarios para que se eviten esas conductas que no son de recibo. Debemos pedirles esa responsabilidad que ya han acreditado a lo largo de este tiempo.
¿Se le ocurren alternativas a las intimidaciones policiales para mediar en la convivencia entre estudiantes y vecinos?
No me atrevo a pronunciarme.