Tras 655 días en Abu Dabi, Juan Carlos I ya ha aterrizado en España. El rey emérito ha llegado a Vigo después de un vuelo de ocho horas en un jet privado que ha salido desde Abu Dabi a las 11.15 hora española (las 13.15 en Emiratos Árabes Unidos) y se ha subido a un todoterreno marca Volvo de alta gama en compañía de su hija, la infanta Elena, y de quien será su anfitrión en Sanxenxo, Pedro Campos, exregatista internacional y presidente del Club Naútico de Sanxenxo. Pese a que la visita tiene carácter privado, una comitiva esperaba a Juan Carlos I en la misma pista de aterrizaje a donde se desplazaron agentes de la Guardia Civil. El anterior jefe del Estado permanecerá desde este jueves hasta el domingo en la localidad gallega de las Rías Baixas para asistir a una regata de vela en la que participa el barco que capitanea, el Bribón.
Desde la mañana ya había controles de seguridad de vehículos en las cercanías del aeropuerto de Vigo. Prevista inicialmente para las 18.30, la hora de aterrizaje se iba actualizando entre cálculos sobre la influencia de las corrientes de chorro en la navegación aérea. Esta primera noche no se conocen planes para cenar fuera.
Que participe o no este viernes en la regata, que se anuncia para las 12.00, dependerá del estado del mar y de cómo se encuentre el emérito, que según Campos está “en muy buena forma”.
Nada ha trascendido sobre el resto de planes del fin de semana. Tampoco hay noticias de quién corre con los gastos del desplazamiento, más allá del alojamiento que corre por cuenta de su amigo y compañero de regatas, Pedro Campos.
El lunes tendrá lugar el encuentro que mantendrá con Felipe VI, el primero desde enero de 2020, cuando coincidieron todos los Borbones en el funeral de la infanta Pilar, la hermana del emérito. El plan del monarca es regresar ese mismo lunes a la capital de Emiratos Árabes.
El emérito formalizó su intención de volver a España —aunque manteniendo su residencia en Abu Dabi de forma estable y permanente— en una carta enviada a su hijo, Felipe VI, días después de que el Ministerio Público archivase la investigación por el pago de comisiones en el AVE a La Meca —que indagaba sobre los contratos, no sobre el rey, que gozaba de inviolabilidad— el pasado 2 de marzo.
Ahora la única vía abierta para que Juan Carlos I se siente en el banquillo, tras el carpetazo también a la triple investigación que le llevó a abandonar el país rumbo a los Emiratos Árabes Unidos en 2020, está en Reino Unido. Un tribunal británico estudia las acusaciones de acoso procedentes de su antigua amante, Corinna Larsen. En este caso no le ha valido la inmunidad que en España sí lo ha protegido de la investigación sobre su patrimonio. Según el juez de Londres, no puede ampararse en ninguno de los tres artículos de la legislación británica de 1978 que regula los supuestos en los que puede aplicarse la inmunidad.
Solo la derecha aplaude su vuelta
El Gobierno se ha desvinculado del regreso del emérito a España. La portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez, aseguró este martes que las explicaciones que exigió Pedro Sánchez al rey son una “decisión personal” que le corresponde a él tomar y no quiso entrar en si este es el marco oportuno ni el formato en que debería rendir cuentas ante los españoles, como le exigió el presidente. El Ejecutivo de coalición abrió la puerta hace más de un año a una posible ley de la Corona para profundizar en reformas a favor de la transparencia, pero terminó renunciando al proyecto, así como a la idea de modificar la inviolabilidad de los monarcas que ha protegido a Juan Carlos I hasta las últimas consecuencias. En público, el discurso de los miembros del ala socialista del Ejecutivo ha sido claro: Felipe VI ha roto con el pasado y está siendo un ejemplo de transparencia.
No obstante, Nadia Calviño, vicepresidenta primera, ha insistido este jueves en que el rey emérito debe dar explicaciones por las informaciones “inquietantes” conocidas en los últimos años. “Todos los ciudadanos españoles merecen una explicación”.
Ione Belarra, secretaria general de Unidas Podemos y ministra de Asuntos Sociales y Agenda 2030, ha calificado de humillante para la democracia que vuelva el emérito. “Solo debería volver a España para rendir cuentas ante la Justicia”. El portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, cree que es una “humillación” e “infame” que Juan Carlos I regrese de Emiratos para “reírse” de los españoles.
En cambio, la derecha ha aplaudido el retorno del rey. El recién nombrado presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, que sustituye en el cargo a Alberto Núñez Feijóo, ha sostenido que la estancia del anterior monarca ayudará a “colocar Galicia en el mapa”. Feijóo también ha aplaudido directamente el regreso: “Soy absolutamente partidario de que el rey emérito, si lo considera oportuno, pueda volver a su país. Que yo sepa no tiene ninguna causa pendiente en nuestro país, es ciudadano español y mantiene su pasaporte como ciudadano europeo y, por tanto español”. El jefe de la oposición ha arremetido contra el Gobierno por “erosionar” a la jefatura del Estado al apuntar a que Unidas Podemos la está “cuestionando” mientras el ala socialista, a su juicio, está “omitiendo” su defensa.
En esa misma línea se ha pronunciado Vox: “Es una persona de nacionalidad española que puede visitar su país cuando quiera, no tiene nada que ocultar pese a los continuos intentos de la izquierda de señalar y acusar falsamente porque no hay nada”, ha expresado el portavoz de la extrema derecha, Iván Espinosa de los Monteros. El portavoz de Ciudadanos, Edmundo Bal, por su parte, ha defendido que Juan Carlos I pueda volver “como un ciudadano libre”.