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El Rincón de Pensar salta de la pantalla a la presencia con una reivindicación de los argumentos

Cada domingo en elDiario.es se abre la puerta de un lugar que no es un espacio de castigo –eso terrible que a veces nos decían de pequeños: “¡Al rincón de pensar!”–  sino que se parece más a uno de esos balcones discretos y pequeños que a veces atisbamos desde la acera mirando a lo alto de los edificios, en los que cabe una mesita y quizá dos sillas, una taza humeante y una persona tranquila leyendo o mirando a la nada. Este sábado en A Coruña, la sección El Rincón de Pensar se ha hecho carne, huesos, voz, voces, presencia, microfonía, conversación, sorpresa, entendimiento y gotas de lluvia. Todo eso y más. Cada cual lo vive –lo ve, lo escucha, lo siente, lo entiende– a su manera.

Neus Tomàs, directora adjunta de elDiario.es e impulsora de la sección, ha sido la maestra ceremonial de este intercambio de ideas en el que han participado el filósofo José Antonio Marina, los periodistas Lydia Cacho y Enric González, y Judit Carrera, directora del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB). “Creamos el Rincón de Pensar como un espacio para hacernos preguntas, más que para darnos respuestas, porque no tienen respuestas fáciles”, ha explicado Tomàs, quien ha lanzado la primera reflexión precisamente a partir de ese planteamiento. Apoyándose en el filósofo neerlandés Rob Riemen, autor de El arte de ser humanos, quien afirma que las principales preguntas de la vida nunca serán respondidas por la tecnología, la ciencia y el dinero. Y José Antonio Marina ha resultado estar de acuerdo.

“Hay preguntas que necesitan un saber mucho más amplio, que antes se denominaba humanismo: cómo funciona la inteligencia humana, cuáles son sus límites y cuáles sus interrogantes”, ha asegurado el filósofo. El periodista Enric González, que recientemente ha comenzado a publicar sus columnas en elDiario.es, ha señalado lo importante que son las preguntas, “y cuántas más mejor”. De hecho, le parece que “un problema contemporáneo es que nos hacemos pocas preguntas”. “La tecnología no resuelve nada por sí sola pero puede cambiar algunas cosas. La vida consiste en vivir y ser un pesao con los contemporáneos con los que te ha tocado vivir, y viceversa”, ha añadido. La reflexión sobre adónde nos lleva la tecnología y la importancia de reflexionar antes de dar cada paso ha sobrevolado casi toda la conversación.

“Vivimos en un cambio de era y en un aceleramiento producido por la confluencia de los progresos científicos que genera mucha esperanza e interrogantes”, ha planteado la directora del puntero centro cultural catalán CCCB. “Los avances de la neurociencia dicen que en cinco años ya no llevaremos móviles en los bolsillos sino chips incorporados y esto genera la fantasía del superhombre y la supermujer, con capacidades mejoradas. La pregunta interesante no es cómo serán esos gadgets sino qué desigualdades van a provocar”, ha dicho.

Frente al avance tecnológico, los pensadores del rincón han reflexionado sobre el eje racionalidad o emotividad. Marina ha sido muy tajante: “El relativismo tiene un prestigio intelectual que no merece. En un momento de crisis de la razón hay que recuperar la capacidad de esta para poner las cosas claras. Cada cultura tiene lo suyo pero por encima de las culturas puede haber valores universales que la razón es capaz de aclarar”.

Para el filósofo, estamos ante una “crisis de argumentación”: “Estamos perdiendo la capacidad lectora, nos acostumbramos a mensajes cortos que son buenos para memes y mensajes publicitarios pero no para los argumentos. Hay una pereza que hace que no nos importen los argumentos”, ha insistido. Y lo ha enlazado con el periodismo, ya que a su entender este ha mejorado mucho al incorporar el fact checking de una manera visible pero los periodistas tenemos “que dar otro paso” y aprender también “a chequear los argumentos”.

Público –carnal y virtual– del festival ha constatado que el periodismo ha sido uno de los grandes temas de los dos días de encuentro en A Coruña, como no podría ser de otra manera pues el Festival de elDiario.es gusta de incorporar una reflexión sobre el oficio a su programación, ya que en cierta manera es una apertura de puertas a cómo trabajamos y a cuáles son los temas que además nos preocupan. El Rincón de Pensar de la plaza de María Pita no ha eludido el tema.  

“No estamos aquí para caerle bien a nadie”, ha avisado la reportera mexicana Lydia Cacho, quien recientemente también ha comenzado a publicar en elDiario.es. “El periodismo se ha transformado en los últimos 30 años. Era un mundo masculino en el que había verdades intocables y lo hemos trastocado, hemos cambiado la manera de mirar. El periodismo es una herramienta y un instrumento para iluminar la realidad. La gran mayoría de la personas quieren ser entrevistadas cuando están viviendo una injusticia. El buen periodismo ayuda a pensar y reflexionar, nos hace cambiar de ideas, mirar desde un lugar distinto a esa persona para comprenderla y ser más empáticos con ella”, ha desarrollado.

“A la mayoría de las personas no les interesa lo que contamos”, ha dicho Enric González, quien tiene una larga y respetada trayectoria como corresponsal. “Es un hecho que [los periodistas] causamos insatisfacción. Yo leo todos los días bastantes periódicos y en general te desaniman, te cuentan lo peor del mundo. Ser humildes, honestos, intentar contar la verdad… con eso yo creo que ya nos ganaríamos el sueldo”, ha resumido.

La opinión es, junto a la información, la otra pata del periodismo. José Antonio Marina ha querido insistir mucho en un argumento que contradice otro de uso común: el de que todas las opiniones son igual de válidas. “No lo son. Lo que es respetable es el derecho a exponer tu opinión sin que haya una inquisición pero la respetabilidad de las opiniones depende de si estas puedan ser racistas, blasfemas… yo respeto la opinión pero depende de cuál sea la opinión”, ha dicho, y ha arrancado los aplausos del público de la plaza coruñesa cuando ha señalado que las opiniones “tienen que venir acompañadas de su razonamiento”. En ese sentido, piensa que creer que “todas las opiniones son iguales” es un “fracaso radical de la filosofía actual”, la cual “está coqueteando con la idea de que la verdad depende de las culturas, y no es así. El concepto de verdad está en franca decadencia”. “La verdad será difícil, costosa, gradual pero se puede distinguir la verdad de la falsedad”, ha añadido.

Además de la filosofía y del periodismo como generadores de debate público, Judit Carrera ha querido apostar también por contribuir “desde el arte y la cultura” como “precursores de la imaginación de otros mundos posibles”. “En un momento en el que parece que se nos niega el futuro, la literatura, el cine y el teatro se inventan mundos. Por eso no solo los científicos y los filósofos sino también los artistas han de tener ese hábito de inventar un mundo, porque si no lo imaginamos no podemos llegar a crearlo nunca”, ha explicado. Y si Marina afirmaba que vivimos en una crisis de los argumentos, Carrera cree que estamos “ante una crisis de la imaginación” por lo que propone “reivindicar” entre todos y todas “la idea de futuro”. “La extrema derecha se ha apoderado del pensamiento utópico y no puede ser que la rebeldía y la utopía estén solo en la derecha”, ha apuntado.

“¿Es verdad que la rebeldía es ahora de derechas?”, ha preguntado Neus Tomàs. “Es un trampantojo”, ha contestado Enric González. “Si dices una barbaridad te puedes sentir muy libre pero ¿y luego qué? El momento que vivimos es complicado y la transformación es más rápida de lo que algunos desearían. El que esté encantado con Donald Trump o con Isabel Díaz Ayuso se puede sentir muy libre, cree serlo, pero no lo es”, ha afirmado el periodista. Cacho, que ha calificado a Ayuso de “personaje interesantísimo”, ha reflexionado también sobre esa llamada nueva “rebeldía de derechas” en la que podría enmarcarse la presidenta de la Comunidad de Madrid. “Antes la derecha cuidaba sus argumentos y ahora son los rebeldes porque son como tiktokeros”, ha señalado, enlazando con esa falta de argumentos lentos y largos que solicitaba Marina, contrarios al mundo frenético de la redes sociales. “Ayuso tendría millones de seguidores si solo fuera una tiktokera”, ha aventurado. 

“Ante un acto de injusticia, hay que diferenciar qué es lo que piensas de qué es lo que sientes. Y cuando lo has diferenciado, puedes empezar a pensar qué vas a hacer con esa información que tienes”, ha revelado Lydia Cacho sobre cómo afronta ella el trabajo periodístico y ha pedido una mayor reflexión “sobre las datos y sobre las personas” ya que “no hablamos lo suficiente sobre la emocionalidad que nos atraviesa”. Unas tareas pendientes que sin duda seguirá acometiendo el Rincón de Pensar cada domingo en elDiario.es.