El presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, insiste en su petición de que el Gobierno central envíe un submarino -de un tipo que se dirige a distancia- para bajar al contenedor cargado con pellets que ha dado origen al episodio de contaminación en las costas de Galicia y del norte de España. Defiende la pertinencia de reclamar este material del Estado para tratar de averiguar si sigue habiendo sacos dentro del contenedor. Admite, sin embargo, que desconoce dónde hay que buscar: “La Xunta no puede saber en estos momentos dónde está”.
La llegada de pellets plásticos a las playas ha instalado una guerra entre administraciones por la gestión y los tiempos de respuesta, en la que la Xunta se aferra a que no contó con comunicaciones “oficiales” del Gobierno central hasta el 3 de enero. La cronología de los hechos no discutida por las partes establece que el día 13 de diciembre un hombre encontró en playas del municipio de Ribeira (A Coruña) varios sacos y llamó al 112, un servicio gestionado por la Xunta y que el plan gallego de contingencias por contaminación marina accidental (Camgal) recoge específicamente como vía para notificar cualquier incidencia.
En concreto, el punto 5 del capítulo 4 del Camgal establece que “con carácter general, toda administración pública o persona que conozca un suceso de contaminación marina accidental, está obligada a ponerlo en conocimiento de la administración autonómica”. “Esta comunicación se realizará a los teléfonos del Centro de Atención ás Emerxencias 112 Galicia o a la Sala de Operacións do Servizo de Gardacostas de Galicia o al Centro de Coordinación de Salvamento de Fisterra”. Alfonso Rueda discute que este aviso fuese suficiente para poner a su gobierno en alerta porque, asegura, el 112 recibe 300 ó 400 llamadas al año relacionadas con residuos que proceden del mar.
En los siguientes días continuaron apareciendo pellets y se extendieron a playas de otros municipios, pero tampoco se activó ningún mecanismo de respuesta autonómico. Entonces los hallazgos eran recogidos por los ayuntamientos. El presidente gallego vuelve a responsabilizar al Gobierno central porque, dice, era el que conocía desde el día 8 que se habían caído varios contenedores del buque Toconao al mar. De acuerdo con la información de la administración central, fue el 20 de diciembre cuando se supo cuál era el contenido de esos contenedores y ese día se dio traslado a organismos dependientes de la Xunta. El aviso del día 8, señala, hacía referencia a un posible problema para la navegación por la caída de la carga.
“Que ahora se diga que nosotros teníamos que haber empezado el procedimiento y ellos nada creo que es el mundo al revés”, trató de defenderse Rueda , que considera que “la gran pregunta” es por qué el Gobierno central no remitió ninguna comunicación que la Xunta considere oficial hasta el 3 de enero, a pesar de los intercambios anteriores de información. El día 20, admite, por ejemplo, que sí llegó un mensaje a través de Whatsapp al sistema de Gardacostas informando de la pérdida de seis contenedores.
Los cruces de acusaciones no se limitan a las comunicaciones iniciales. Una vez que la Xunta activó el Camgal y el nivel de emergencia 1, el mínimo, el 5 de enero, los desencuentros se centraron en si el Estado debía o no intervenir: el real decreto que regula el Sistema Nacional de Respuesta ante contaminación marina fija que es en el nivel dos en el que la comunidad autónoma puede reclamar recursos tanto del Ministerio para la Transición Ecológica como del de Transportes. Ese nivel dos se terminó activando el martes, día 9.
La Xunta carga en especial contra el de Transportes, dado que tiene las competencias exclusivas en el mar. Es al que dirige las reclamaciones de que movilice embarcaciones para tratar de retirar los pellets en el mar, a pesar de que esta vía fue considerada por su propio conselleiro do Mar, Alfonso Villares, irrealizable -“No resulta posible la retirada de este residuo en el mar”- y de que la Organización Marítima Internacional (OMI) señala que, en accidentes similares anteriores, no se ha demostrado eficaz esta estrategia. Para Rueda no hay contradicción: el informe de la OMI “alguien no lo leyó bien” y la carta en la que el conselleiro hacía esas afirmaciones “se refería a aquel momento”, en el que había “falta de información”. La misiva, dirigida a los alcaldes, tiene fecha del 4 de enero.
El presidente gallego apeló a “ser lógicos” para actuar: “Claro que es muy difícil recoger pellets en el mar si salieron de los sacos, pero si siguen en esos sacos, es posible”. Aseguró que “aún hoy se discute si hay que salir al mar” a buscar los pellets y acusó al Gobierno central de no haber transmitido alguna información y de haberlo utilizado para “no hacer nada y no buscar en el mar”. Una vez más, las afirmaciones de Rueda chocan con las del Ejecutivo estatal, que en su comunicación para denegar buena parte de los medios reclamados por la Xunta, indicó que Salvamento Marítimo se ha estado ocupando de hacer vigilancia del vertido con aviones y barcos y que se han analizado 57 pases sobre la zona donde se volcaron los contenedores sin posibilidad de apreciar ningún resto de esa carga.
Y la confrontación se extiende también al envío de medios, una vez activado el nivel dos de emergencia. Primero la Xunta rechazó concretar qué pedía. Después envió, según Rueda, “el listado de medios de que disponen para que los activen como estimen”. Dos días después -de que se activase el nivel dos; la lista se remitió ayer miércoles-, se lamentó, no han llegado medios del Estado. Con respecto a la ayuda en tierra, señala que no se ha pedido más -se limita a un retén de guardia y a formación para los voluntarios- porque “ahora mismo no están llegando pellets” como para hacerlo. Con el cambio previsto en la meteorología para este fin de semana, eso podría modificarse y la Xunta evaluará la situación, agregó.
Un informe para la Fiscalía
Rueda ha criticado lo que considera “confusión” en torno a los mensajes lanzados por su Gobierno, como el de que los pellets no eran “tóxicos ni peligrosos”, y ha dicho que la intención no era “quitarle gravedad” al problema. Ha defendido a la conselleira de Medio Ambiente, Ángeles Vázquez, que fue quien hizo la afirmación descartando la peligrosidad de las bolas de plástico, pese a las declaraciones de biólogos sobre los impactos en los organismos marinos. Ha descartado que la vaya a destituir “Está haciendo una magnífica labor. Yo ya lo sabía, pero en las crisis se demuestra toda la valía”.
El presidente gallego ha revelado también que la Xunta estaba preparando “de oficio” un informe sobre el episodio de contaminación para presentar ante la Fiscalía. La de Medio Ambiente le ha dirigido ya al Gobierno gallego una petición de información después de que el material plástico haya llegado a zonas como el parque natural de Corrubedo. En el documento que va a enviar su equipo, dijo Rueda, se incluirá un “relato objetivo” de los hechos, “frente a las muchas desinformaciones e informaciones interesadas o mentiras directamente”. “No es la versión de la Xunta, es la pura verdad de cómo se recibieron las informaciones”, añadió.