A Alfonso Rueda no le preocupa la caída de audiencia de la televisión pública gallega que recogen los audímetros. Y no le preocupa porque, según él, no existe. “Esa bajada que no es tal coincide con su llegada a la política”, le espetó en tono irónico el presidente de la Xunta de Galicia al líder socialista, José Ramón Gómez Besteiro, durante la sesión de control parlamentaria. Este preguntaba sobre la calidad de la democracia en Galicia pero a Rueda le dieron igual los datos. En lo que va de 2024, los espectadores de la TVG se han reducido un 30% y ha pasado de ser el segundo canal autonómico, solo por detrás de TV3, al quinto. La corporación niega cualquier preocupación y se encomienda el Estudio General de Medios (EGM), un método basado en encuestas, para desmentir las cifras de la audimetría.
El caso es que Besteiro, ahora portavoz al frente de nueve diputados socialistas en el Parlamento gallego, había centrado su intervención, de aire sosegado, en la necesidad de construir “una democracia más intensa”. Mencionó como aspectos a mejorar la diligencia de la Cámara gallega a la hora de responder a las peticiones de información de los grupos parlamentarios o la atención a las recomendaciones del Sergas respecto del oscurantismo contable del Servizo Galego de Saúde (Sergas). También recordó la condena al Gobierno gallego por ocultar documentación sobre la desastrosa fusión de las cajas de ahorro, la falta de ejemplaridad de reincorporar al Partido Popular un edil condenado por violencia machista o la situación de la CRTVG, donde los trabajadores llevan más de 300 semanas denunciando manipulación y el director general años con el mandato caducado. Pese a que toda la argumentación versaba sobre Galicia, Besteiro topó con la táctica habitual del líder popular: importar los debates de la política madrileña y los argumentarios de la calle Génova.
El líder del PP ignora al Consello de Contas
Rueda, así, no entró a la cuestión. Prefirió atacar a Pedro Sánchez y hablar de Koldo García, la vicepresidenta de Venezuela, los decretos ley del Gobierno central. En la réplica con la que cerró el primero de sus dos careos con la oposición, no se movió: un fiscal general “cuestionado”, supuestas “amenazas veladas” a jueces y periodistas, un CIS que “tergiversa”. En el último minuto sí mencionó algunas iniciativas de los últimos 15 años de ejecutivos del PP en la comunidad -la declaración patrimonial de los miembros del Gobierno, su código ético o el portal de transparencia- para cerrar con un “se hicieron muchísimas cosas”. A la pregunta de Ana Pontón, líder del BNG, aplicó el mismo recetario. Si la líder nacionalista se interesó, una vez más, por “el peligro” que supone la situación actual de la atención primaria, lo que encontró fue comentarios sobre el resultado de Esquerra Republicana en las elecciones del pasado domingo al Parlament.
“Esta semana estuvo muy callada con los resultados de sus socios catalanes, con Bildu, sí, sus socios”, dijo Rueda. Las tres formaciones de la izquierda soberanista comparten candidatura al Europarlamento. Era su manera de responder a lo que Pontón y numerosos sindicatos y asociaciones profesionales consideran colapso de la medicina de familia en Galicia. Eso y asegurar que la nacionalista falsea las cifras. Se refería, sin embargo, a asuntos y números de conocimiento público, como que la Xunta no fue capaz de cubrir todas las plazas MIR de atención primaria que convocó, que la inversión pública en el sector es la segunda más baja entre las autonomías españolas o que hay 11.000 niños sin pediatra asignado. Sobre esto último esgrimió que el Govern ha dejado centros médicos sin pediatra, “sus socios de Esquerra”. Después ha presumido de que su partido lo llamó a la campaña catalana porque la sanidad pública gallega es “admirada” en el exterior y pidió al BNG lo que apenas practicó, humildad y autocrítica.
Pontón: “Desprecia los problemas de este país”
“El desprecio que acaba de mostrar por los problemas de este país es un retrato de cómo actúa desde la presidencia”, se revolvió Ana Pontón. No consiguió gran cosa. “Bildu y Esquerra, se lo digo, sus socios, son iguales”, retornó, antes de achacar la falta de facultativos a “un problema de toda España” y arrogar para Galicia el carácter de “referente mundial” en vacunación. “Le pido autocrítica. Nosotros la hacemos. Más realismo y más sentidiño”, acabó.