La manga ancha que el gobierno de Alberto Núñez Feijóo ha aplicado para el control del coronavirus sobre el municipio pontevedrés de Sanxenxo ha acabado por pasarle factura a la tradicional villa de veraneo, entre cuyos habituales visitantes están el Rey Juan Carlos, Mariano Rajoy o la exministra de Sanidad, Ana Pastor. La localidad lleva semanas en cabeza del ranking de ayuntamientos gallegos afectados por la COVID. Lo hace, además, con bastante diferencia. Este martes, la incidencia acumulada a catorce días para Sanxenxo era de 2.109 casos por cada 100.000 habitantes. Lejos de los 655 casos de media que registra la comunidad en su conjunto.
Aunque hace dos semanas este municipio costero ya se encontraba con un nivel de contagios desbocado (666 por cada 100.000 habitantes), el gobierno de Feijóo decidió hacer una excepción a la hora de aplicar restricciones sobre su población, sus bares y sus restaurantes. Mientras otras localidades con mayor nivel de contagios eran situadas por la Xunta en los niveles máximos de riesgo, a Sanxenxo se le ubicó en un nivel intermedio a pesar del aumento de contagios entre sus habitantes y los turistas de la zona. Esta situación le permitió mantener su hostelería abierta en el interior con un 30 por ciento de aforo y en la terrazas al 50 por ciento. De esta manera se han mantenido hasta la semana pasada otras localidades colindantes que, con mejores datos, tuvieron que atenerse a la normativa y limitar al máximo los aforos en hostelería.
Alcaldes y vecinos de otras zonas de la comarca protestaron contra lo que consideraron distintas formas de medir. En medio de la protesta, reclamaron una revisión de sus estatus. La petición fue escuchada pero no atendida por el subcomité clínico que asesora a la Xunta de Galicia. La decisión, además, creó un conflicto entre alcaldes sin distinción de siglas políticas. El regidor de Vilanova de Arousa, Gonzalo Durán (PP), municipio de la misma comarca, hacía pública su indignación el día del anuncio de la Consellería de Sanidade: “No soy capaz de entender ni como alcalde ni como médico al comité clínico. Ahora mismo [Sanxenxo] es la peor localidad de la comarca en cuanto a incidencia. No es entendible. No se entiende que allí se permita estar en el interior de los locales de hostelería y en Vilanova no. Tienen que entender que no lo entendamos”, denunciaba el 16 de julio.
Otra de las medidas que ha generado polémica en O Salnés, comarca en la que se sitúan todos estos municipios, es la reapertura de bingos y casinos que anunció la Xunta de Galicia en sus boletines oficiales de la semana pasada. Situado en el Ayuntamiento de O Grove, el Casino de A Toxa es uno de los atractivos turísticos de la zona. Ateniéndose a los cambios en las restricciones, ha podido abrir sus puertas de nuevo en uno de los municipios con peores datos de contagio de Galicia: O Grove, con una incidencia a catorce días de 1.787 casos, ocupa el tercer lugar de Galicia con peores cifras. Según reza el Diario Oficial de Galicia (DOG), los casinos, salones recreativos y tómbolas podrán realizar su actividad, incluso en zonas de alerta máxima siempre que no superen el 30 por ciento de su capacidad.
Al igual que el resto de municipios en niveles de alerta altos y máximos, en estos momentos, en Sanxenxo es obligatorio presentar un test COVID negativo o el certificado de vacunación para poder acceder a los locales de hostelería y de ocio nocturno. Uno de los locales de copas de su puerto deportivo, el Pub Dux, llegó a reinventarse ofreciendo un pack que incluía un test de antígenos en el momento de la llegada al local y una consumición por veinte euros.