Los municipios de A Laracha (A Coruña) y Vilalba (Lugo) pasan a formar parte, desde mañana sábado, del grupo de ayuntamientos en los que se aplica el cierre perimetral y en los que la hostelería debe bajar la persiana. Por la contra la podrán subir de nuevo los bares y restaurantes de O Carballiño (Ourense), después de un mes sin actividad. Este municipio ourensano vuelve a fase 2, lo que significa que la hostelería puede funcionar al 50% en el interior, sin servicio en la barra, y al 75% en terrazas. Las reuniones pueden ser de hasta seis personas, convivan o no.
El comité clínico adoptó estas decisiones en su reunión de este viernes. De este modo, A Laracha, el único municipio de la comarca de Bergantiños que había quedado fuera de las restricciones más duras, se iguala a los otros seis (Carballo, Cabana de Bergantiños, Coristanco, Laxe, Malpica y Ponteceso). Los siete formarán una unidad dentro de la que los habitantes se podrán mover.
En el caso de Vilalba, el cierre es en solitario. La Xunta intervino ayer la residencia de mayores, en la que se han confirmado por el momento 132 positivos. Las nuevas restricciones entrarán en vigor a las 00.00 horas de este sábado.
A esa misma hora, O Carballiño recorrerá el camino contrario. Los locales de hostelería retomarán la actividad el sábado en este municipio, en el que los bares estaban cerrados desde el 22 de octubre. La Xunta lo utilizó como modelo de los cierres que han ido afectando progresivamente más ayuntamientos. Ahora es el primero en el que se levantan las restricciones más duras. Con las decisiones que entran mañana en vigor, serán 69 los municipios con la hostelería clausurada y en cierre perimetral.
El Gobierno gallego ha puesto también el foco sobre la situación epidemiológica de A Rúa (Ourense) y Ribeira (A Coruña). Ha decido no aplicar por ahora el cierre, pero hará “una observación específica” de su evolución.