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Profesores voluntarios imparten clases para suplir la “deficiente” formación en línea en Val Miñor (Pontevedra)

Los niños de los municipios del Val Miñor (Pontevedra) están aprovechando durante el verano para aprender lo que no han podido durante la cuarentena. A inicios de junio nació en Nigrán, Baiona y Gondomar la Plataforma Solidaria Didáctica, una iniciativa que busca completar la formación de aquellos niños de la zona rural que no pudieron seguir correctamente las clases virtuales en el final del curso pasado. El proyecto, que lleva funcionando desde el inicio de julio, cuenta con más de 30 profesores voluntarios y 54 alumnos de Primaria y Educación Secundaria.

El objetivo principal es que “ningún niño se quede sin las clases que no pudieron tener”, como asegura Amparo Francos, docente voluntaria en el proyecto. El recibimiento de la iniciativa tanto por parte de los padres como de los alumnos, indica, ha sido muy bueno. Las 35 niñas y niños de Primaria y los 19 estudiantes de la ESO se reparten en varios grupos de cinco alumnos como máximo y reciben clases de matemáticas, lengua, inglés y francés, entre otras materias. La Plataforma Solidaria Didáctica cuenta, además, con la colaboración de cinco centros culturales de los tres municipios de la comarca, en cuyas instalaciones trabajan alumnos y profesores.

Aunque las clases comenzaron el 6 de julio, la iniciativa se puso en marcha el mes anterior. Desde la organización se encargaron de conseguir material sanitario y escolar, financiado en gran parte por los propios docentes y padres, así como de diseñar un plan de enseñanza adaptado a las circunstancias sanitarias para trabajar durante julio y agosto. “Distribuimos a los alumnos según su curso y su localidad de residencia para que todos tuvieran las mayores facilidades posibles”, explica Amparo Francos. Como profesora, entiende que “la educación en línea que se impartió en el confinamiento fue deficiente y supuso un perjuicio para una gran parte de los niños”.

Tanto las asociaciones de madres y de padres (Anpas) como los propios docentes criticaron durante el confinamiento la escasa eficacia de la educación a distancia. La peor calidad de la conexión a Internet de muchos alumnos del rural o la falta de dispositivos entre los estudiantes fueron las principales denuncias de colectivos como Anpas Galegas. Su vicepresidenta, Isabel Calvete, asegura además que el profesorado no disponía de la formación suficiente como para impartir el temario de manera correcta. “No estábamos preparados para un sistema digital y el curso que viene seguiremos igual si no se introducen cambios”, indica.

Formación igual de rigurosa

Con una situación sanitaria incierta en el presente y ante el riesgo de que parte del próximo curso se tenga que impartir de nuevo telemáticamente, proyectos como la Plataforma Solidaria Didáctica buscan aprovechar todo el tiempo del que disponen antes de septiembre. Con ellos colaboran organizaciones como Ciencia en Movemento, un museo científico itinerante que actualmente ofrece actividades a los niños del Val Miñor con las que complementar su formación académica. Su promotor, Jesús Fernández, ya trabajaba como profesor voluntario en la plataforma. Desde finales de julio, pasó de impartir clases teóricas a utilizar un método de enseñanza “más práctico, pero igual de riguroso”.

“Las actividades están adaptadas según la edad de los niños, aunque lo principal no es que aprendan la teoría, sino que experimenten”, asegura el gestor de Ciencia en Movemento, un proyecto que lleva funcionando desde 2014 en muchos colegios de Galicia. Su actividad está ligada inevitablemente a la enseñanza presencial, por lo que, al igual que los alumnos, también se vio obligado a parar durante la crisis del coronavirus. Jesús Fernández espera que con esta actuación en Val Miñor comience “una recuperación relativa de la normalidad en la enseñanza”. Sus alumnos en la Plataforma Solidaria Didáctica tienen todavía el resto de agosto con clases por delante. A partir de septiembre, dice, “llegará otra lucha”.