Los representantes de los trabajadores en la CRTVG, que engloba a la radio y televisión públicas de Galicia, han denunciado lo que consideran un nuevo intento de represaliar a los periodistas que no manipulan las informaciones para acercarlas a los intereses del Partido Popular y la Xunta de Galicia. Como ejemplo ponen el caso de un redactor de la Radio Galega al que ahora se fuerza a un cambio de destino, tras un enfrentamiento con la dirección de informativos a cuenta de la elaboración de una información sobre el dato del IPC en el pasado mes de enero.
El periodista planteaba arrancar aquella pieza informativa contando que los precios habían subido en Galicia un 6,4%, por encima de la media nacional del 5,9%. Según el relato del Comité Intercentros de la CRTVG, la coordinadora del informativo “Crónica das dúas” le conminó a modificar su texto y situar el mal dato gallego al final en vez de al principio. El argumento para la modificación de la información que relatan los representantes de los trabajadores fue tan ambiguo como comprensible: “Xa sabes”. Solo 24 horas después de que el redactor se negase al cambio la empresa le comunicó que tenía que abandonar la radio en la que lleva trabajando desde los años 90.
Fuentes de los trabajadores aseguran que el traslado de este empleado a puestos con menos visibilidad es solo uno de los cuatro casos que se han impulsado en las últimas semanas por parte de la dirección de la cadena pública que controla el Partido Popular. Ahora arranca una pelea laboral en la que la parte débil argumenta que la empresa está obligando a la plantilla que no manipula informaciones a asumir modificaciones substanciales de sus condiciones de trabajo.
El Comité Intercentros interpreta el cambio como “una clara represalia contra el trabajador, crítico con las prácticas de manipulación en la CRTVG”. Según señala este organismo en una nota de prensa “se están vulnerando los códigos éticos de la profesión periodística y derechos fundamentales protegidos por la Constitución como la cláusula de conciencia y el derecho a informar libremente”.
Lo resume una de las personas que más horas echa entre esos muros y que pide anonimato por temor a represalias: “Están limando lo poco que queda. Esto solo es una purga como todas las que han venido antes”.