Nueve meses después de hacer historia, el BNG discute qué hacer con ella. Los resultados de las últimas elecciones al Parlamento de Galicia rompieron todas las fronteras de la izquierda nacionalista, 25 escaños, 471.000 votos, el 31% de los emitidos. Algo inaudito. Los observadores los atribuyeron, en no pequeña parte, a la táctica encarnada por su líder, Ana Pontón: un discurso de ambición transversal, en el que lo social ocupa lugar principal, con maneras tranquilas pero firmes. Tras esta inédita ampliación de su territorio electoral, el soberanismo gallego llega ahora a su décima octava asamblea sin ningún triunfalismo y con un debate abierto sobre el rumbo a adoptar. Pontón y su círculo defienden el continuismo, pero otros sectores enuncian críticas y proponen correcciones.
Habrá, de hecho, tres listas al Consello Nacional, máximo órgano del Bloque entre asambleas. La que se presume mayoritaria la encabeza la actual portavoz nacional e indiscutida, al menos de puertas para afuera, líder de la organización. Ana Pontón fue candidata a la Xunta de Galicia por primera vez en 2016. Cuatro años antes, Xosé Manuel Beiras había abandonado la disciplina del partido y fundado Anova Irmandade Nacionalista. La situación del Bloque era grave. Contra la demoscopia, que llegó a augurar la desaparición del BNG de la Cámara autonómica víctima sobre todo del empuje de En Marea, Pontón retuvo seis de los siete diputados nacionalistas. Era una de las peores marcas del Bloque, pero en aquel contexto simbolizó el inicio de la recuperación. Cuatro años más tarde, En Marea -que reunía a Podemos, Esquerda Unida y Anova- se desintegró entre convulsas peleas intestinas y sus herederos, dos candidaturas diferentes, no obtuvieron representación. El BNG de Pontón ascendió a 19 asientos. Hubo analistas que intuyeron que esa era su techo, lo que desmintió el pasado febrero. Eso sí, durante ese mismo período el Partido Popular encadenó mayorías absolutas y el socialista, socio habitual del Bloque, se despeñó hasta sus siete diputados actuales. La reconciliación con Beiras y Anova, que en febrero pidieron el voto para el Bloque y se implicaron en actos electorales, es otro de los haberes del período Pontón, aún pendiente de aclarar si irá a más y acabará en unidad orgánica.
Este currículum electoral, y el método seguido para ejecutarlo, es el que esgrimirá Pontón en la asamblea de este domingo, 1 de diciembre. La número dos de su lista es Goretti Sanmartín, alcaldesa de Santiago de Compostela y persona de su confianza. La viceportavoz Olalla Rodil y numerosos miembros del grupo parlamentario, el diputado en el Congreso Néstor Rego o la senadora Carme da Silva también la acompañan. La mayoría militan en la Unión do Pobo Galego (UPG), fundada en la clandestinidad antifranquista, de ideario comunista y uno de los dos partidos que en la actualidad integran el BNG, en puridad un frente de organizaciones.
De la UPG forma parte la propia Pontón y, sin embargo, la formación ha emitido esta misma semana un comunicado en el que apuntaba algunas críticas hacia la actual conducción del Bloque. La más llamativa, la que alertaba contra “cualquier tentación presidencialista” y solicitaba “una dinámica interna más colectiva y coral”. “No se puede avanzar apenas con márquetin y acciones performativas o de imagen”, añade. Fueron la imagen y la figura de Ana Pontón el eje sobre el que giraron las últimas y exitosas campañas electorales del nacionalismo de izquierdas. Su valoración entre potenciales votantes gallegos estaba por encima de la de Alfonso Rueda.
Más allá de esas diferencias, la UPG apunta a uno de los objetivos políticos inmediatos. “Apostamos por un BNG más sólido en los ayuntamientos”, dice el texto de la UPG. La tesis política oficial de la XVIII Asemblea Nacional lo menciona. Aunque en las elecciones municipales de 2023 avanzó, se hizo con la simbólica alcaldía de la capital gallega -mantuvo la emblemática d ePontevedra, donde gobierna desde 1999- y obtuvo 591 concejales en 224 concellos, es la tercera fuerza a nivel local, a una considerable distancia del Partido Socialista. Un ejemplo significativo de esta disfunción es la ciudad más poblada de Galicia: en ella el BNG tiene tres ediles de 27; en las elecciones gallegas fue la fuerza más votada. “Será preciso trabajar acertadamente para que en las próximas elecciones municipales el nacionalismo pueda dar un salto cuantitativo y cualitativo”, asegura la UPG. Fuentes próximas a Pontón mostraban ya esta preocupación pocas semanas de su histórico resultado de febrero.
Las otras dos listas
Pero esta vez, y a diferencia de la anterior Asemblea Nacional en la que Pontón aglutinó todas las sensibilidades en una sola lista, otras dos candidaturas optan al Consello Nacional. La del Movemento Arredista la lidera Noa Presas, activa diputada en Parlamento gallego. Antes llamado Movemento Galego ao Socialismo, fue en origen una escisión de la UPG y ahora es el otro partido del frente nacionalista. El documento político asociado a la candidatura enuncia críticas directas a la actual línea de Pontón. “La acertada defensa de los intereses de las mayorías sociales convivió con el debilitamiento, cuando no abandono, del discurso soberanista, de la indefinición o incluso de las contradicciones”, apunta. Y, como la UPG, afea “tendencia al personalismo”, “prioridad absoluta de o electoral e institucional frente a la acción social” y falta de debate interno. Prescribe más movilización y erigirse en “oposición consecuente” al Gobierno central, al que acusa de incumplir el acuerdo de investidura con el BNG e “impulsar políticas regresivas”.
En sus declaraciones públicas durante la semana, Presas y Pontón se mostraron dispuestas a pactar antes de la asamblea. A última hora de la tarde del viernes ese pacto no se había producido. Tampoco con la tercera candidatura, cuyo número uno es Gustavo Barcia, portavoz municipal en la oposición en Mos (Pontevedra), y en la que se encuentran sobre todo cargos municipales. En una entrevista con el Faro de Vigo, Barcia afirmaba que su intención es que la organización profundice en “organización interna, feminismo y diversidad, y ecologismo”.
El cabeza de la lista al Consello Nacional más votada será la portavoz nacional del BNG. Nadie duda de que ese puesto, pese a los reparos y juicios, lo volverá a ocupar Ana Pontón. Las próximas elecciones al Parlamento de Galicia serán en 2028. Si la aspirante nacionalista es Pontón, será su cuarta vez.