Esta semana, los días 24 y 25 de marzo, el personal de los medios públicos gallegos tiene convocada dos jornadas de huelga dentro de sus protestas por lo que califican de “abusos” dentro de la Corporación Radio y Televisión de Galicia (CRTVG) y para pedir que los profesionales que fueron trasladados “como represalia” por no ser “dóciles” a la manipulación en favor del PP vuelvan a sus puestos. A dos días de la protesta, que se suma al paro del pasado día 6, el vicepresidente segundo de la Xunta, Diego Calvo, ha sostenido que el Gobierno gallego es respetuoso con “la independencia de los medios de comunicación”.
Su respuesta en el Parlamento de Galicia a las preguntas de la diputada del BNG María González Albert sobre la situación en la CRTVG se ha apoyado en dos pilares: la comparación con el bipartito de PSdeG y Bloque que gobernó entre 2005 y 2009 en la Xunta y los datos de audiencias de la televisión y la radio públicas. Calvo le ha dado la vuelta a las alusiones de González Albert al ambiente “irrespirable” que denuncia el personal de los medios públicos gallegos y se ha remontado a hace más de 14 años para asegurar que era entonces cuando la situación era problemática. Según el vicepresidente, el BNG “interfiere en el clima laboral” de la CRTVG y “son los que, cuando hay un incendio, van a echar gasolina”.
La representante del BNG replicó con la litigiosidad acumulada en estos últimos cinco años. En 2022 la Justicia hizo firme la condena a la CRTVG por vulnerar el derecho a la libertad de expresión de uno de sus trabajadores. Desde mayo de 2018 el personal protesta cada semana en los llamados venres negros por lo que consideran que es manipulación en las informaciones de la cadena pública. En las últimas semanas, la conflictividad interna se ha agravado con los traslados forzosos de varios trabajadores, comunicados por la dirección tras episodios como un desencuentro por no querer disimular el dato del IPC gallego -peor que el español- en una pieza o las críticas que una presentadora, víctima de terrorismo, hizo en sus redes sociales a las declaraciones de Alberto Núñez Feijóo sobre el asunto. El Colexio de Xornalistas emitió un comunicado en el que expresa su preocupación por el deterioro de las relaciones laborales en los medios públicos.
Diego Calvo se aferró, como hace el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, cuando se le pregunta por el asunto, a los datos de audiencia. Son, en su opinión, “el mejor aval” de los medios públicos y sitúan a la televisión como la más vista. González Albert replicó señalando que ayer la TVG no fue líder y cuestionando el criterio del número de televidentes como medida de la calidad: “Las Mama Chicho tenían unas audiencias fantásticas”. A través de su cuenta de Twitter, la diputada del PSdeG Noelia Otero también respondió y adjuntó las cifras del día anterior, que sitúan a la TVG tercera entre las opciones.
El vicepresidente segundo se quejó de haber tenido que acudir en seis ocasiones al Parlamento a contestar a preguntas sobre la CRTVG en los 10 meses que lleva en el cargo. Su sensación, dijo, es “agridulce” porque la postura del BNG no varía ante sus respuestas. Acusó a la formación incluso de seguir “la estrategia del trumpismo, que consiste en convertir a la prensa en el chivo expiatorio”. La frecuencia de las cuestiones planteadas en la Cámara gallega sobre los medios públicos “podría dar alguna pista” sobre la situación de los mismos, argumentó la diputada del BNG. “No puede venir aquí a decir que todo el mundo es responsable de lo que pasa en la CRTVG menos el Gobierno gallego”, protestó. Le pidió que, si esa es su postura, dimita.