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La Xunta deja a las enfermeras solas en la vacunación sin un solo médico para apoyar urgencias en los vacunódromos

Fila para vacunarse en la Cidade da Cultura

Gonzalo Cortizo

24 de julio de 2021 22:23 h

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Las enfermeras lo repiten como un mantra cada vez que ponen una vacuna: “Pase a esa sala y espere 15 minutos antes de marcharse”. Se trata de una recomendación habitual en la práctica hospitalaria y que tiene por objeto que, en caso de complicaciones, el paciente no esté demasiado lejos del hospital ante algún problema en los minutos posteriores a una intervención que no requiere hospitalización. Esos 15 minutos de espera en los grandes vacunódromos de la Cidade da Cultura (Santiago), Ifevi (Vigo) o Expocoruña (A Coruña) carecen de sentido. Si pasa algo, no hay ningún médico en la sala. La Xunta ha dejado a las enfermeras solas al frente del proceso, incumpliendo sus propias instrucciones de actuación para vacunaciones en grandes recintos.

La ausencia de médicos ha sido confirmada por elDiario.es en los tres grandes centros de vacunación de Galicia, sin que la administración sanitaria haya dado una respuesta que explique la decisión de reunir a miles de personas en lugares, a veces apartados de los centros urbanos, sin presencia de un licenciado en medicina. El pasado jueves este periódico se comunicó por correo electrónico con los servicios de prensa de la consellería de Sanidade para preguntar cómo se explicaba la ausencia de médicos en los grandes recintos de vacunación. 48 horas después aún no ha habido contestación.

La falta de médicos se ha dejado notar en varios momentos de tensión como el sucedido en la Cidade da Cultura el pasado jueves por la mañana, cuando una joven cercana a la treintena empezó a convulsionar en el suelo segundos después de recibir la vacuna. Las enfermeras hicieron lo que pudieron mientras llamaban por teléfono reclamando la presencia de un médico. Al doctor lo encontraron en un centro de salud cercano, en donde se encontraba pasando consulta en ese momento. La joven acabaría siendo trasladada al servicio de urgencias del Hospital Clínico de Santiago en una ambulancia no medicalizada. Allí acabaría recuperando la consciencia.

Juan Flores Arias, gerente del Servizo Galego de Saúde, firmó el pasado 12 de mayo una instrucción en la que marcaba las pautas para proceder a la vacunación en esa ubicación compostelana. En ese documento, a cuyo contenido ha tenido acceso este periódico, se incluía la presencia de un médico para “garantizar las posibles incidencias sanitarias en la instalación”. Finalmente, el protocolo que redactó el Área Sanitaria de Santiago borraba esas líneas y eludía la presencia de doctor en una instalación que ha llegado a marcar récords de vacunación con diez mil personas atendidas en un solo día.

En otros lugares como Expocoruña o Ifevi en Vigo la situación se repite. Ni un solo médico a la vista de los miles de personas que cada día acuden a la llamada de la inmunización. Fuentes de la organización del proceso en Vigo aseguran a esta redacción que “al principio” sí había médico pero al acercarse el verano “esta persona ha desaparecido”.

El proceso de vacunación masiva, que la Xunta vende como un ejemplo a nivel nacional, atesora otras circunstancias que denotan la improvisación con la que ha sido diseñado. Durante el primer mes de vacunaciones, la Cidade da Cultura carecía de un plan de emergencias para responder ante imprevistos como un incendio en una gran instalación que habitualmente está vacía pero ahora se ha convertido en un bullicio de personas. Ese Plan de actuación ante emergencias no estaría redactado hasta el 16 de mayo, más de un mes después de haber iniciado el uso multitudinario de la instalación.

Así han transcurrido los meses en los que los resultados cuantitativos del proceso de vacunación gallega han sido incuestionables. Todo gracias al trabajo de unos servicios de enfermería a los que la administración gallega ha dejado en soledad al frente de la gestión de un proceso que ha permitido la inmunización de un millón cuatrocientas mil personas, al menos con una dosis. Ahora, coincidiendo con la celebración del 25 de julio, el Gobierno de Feijóo ha decidido premiar a esas enfermeras con la medalla de Galicia. A las mismas que ha puesto a trabajar a destajo sin el apoyo de un solo médico y que durante un mes no han tenido la más mínima indicación de qué hacer en caso de incendio con miles de personas que acudían a la llamada de la administración sanitaria.

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