De atender a las comparecencias públicas del presidente de la Xunta de Galicia parecería que la bonificación fiscal otorgada por su gobierno a 7.700 contribuyentes con un patrimonio medio de seis millones de euros nunca ocurrió. Y eso que la rebaja representa más de uno de cada cuatro euros de las medidas fiscales de las que presumió Alfonso Rueda este martes, al término de la reunión extraordinaria de su gabinete que ha aprobado el proyecto de presupuestos para 2023. Ni él ni su conselleiro de Facenda, Miguel Corgos, mencionaron la bajada en el impuesto de patrimonio -ahora exento en un 50%-, pese a que un eje de sus comparecencias fue el dedicado a un supuesto “modelo fiscal que prioriza las rentas medias y bajas”.
Las cuentas serán las más altas de la historia de la comunidad: 12.620 millones, un 8,5% más que en 2022. Lo son porque el techo de gasto también lo es. Y aunque cuando se conoció esta última cifra en agosto el propio Rueda dijo que no habría “alegrías ni optimismos”, hoy explicó que se agotará. “Somos una referencia en prudencia financiera”, se autotituló, sin explicar para quién, “y estamos entre las comunidades que menos se endeudan”. Su breve intervención, que precedió a la más demorada del responsable de Facenda, insistió en su retórica habitual, no muy argumentada, sobre las bondades en abstracto de reducir impuestos. De hecho, repitió que los presupuestos que en breve inician tramitación parlamentaria “consiguen hacer todo a la vez”, recortar la fiscalidad y “mejorar los servicios públicos”. No explicó cómo, no aportó pruebas. Lo cierto es que la protestas en la sanidad y la educación públicas se suceden. Y todavía este fin de semana la gerente del Servizo Galego de Saúde (Sergas) avisaba de que “la gente tiene que entender” que no habrá pediatras en todos los centros de salud.
Corgos incidió en las tesis de su superior. Fue él quien habló de “modelo fiscal que prioriza las rentas medias y bajas”. Lo definió al enumerar algunas de las actuaciones de la Xunta ya conocidas y que incorpora el proyecto de presupuestos: la deflactación en los tres primeros tramos del IRPF -que en realidad beneficia de alguna manera a todos los contribuyentes y serán 46 millones de euros que dejarán de ingresar las arcas autonómicas-, la equiparación a efectos fiscales de las familias de dos hijos a las numerosas o la rebaja del tramo gallego de la renta. Al igual que Rueda, se saltó la discutida bonificación del impuesto de patrimonio, presentada el 23 de septiembre en un foro organizado por Abanca y La Voz de Galicia. Corgos aseguró, en todo caso, que el ahorro respecto a 2009 es de 476 euros por cada contribuyente. Pero solo los 7.700 beneficiados por la rebaja en patrimonio se quedarán unos 4.400 euros anuales cada uno.
Neoliberalismo fiscal y keynesianismo discursivo
El conselleiro de Facenda envolvió las cuentas con el adjetivo social y, en contradicción con la orientación fiscal, repitió en varias ocasiones que Galicia se dirige a “una senda de crecimiento apoyada en el consumo público y la inversión”. Neoliberalismo fiscal y keynesianismo discursivo. El cuadro macroeconómico que sostiene las previsiones, elaborado a partir de las cifras aportadas por el Instituto Galego de Estadística, resulta “excepcionalmente consistente”, en sus palabras. Habla de un crecimiento del PIB para 2023 del 1,7% -el Gobierno central prevé un 2,1% para todo el Estado- y de que, antes de final del próximo año, el desempleo habrá caído por debajo del 10% por primera vez desde 2008. “Son previsiones en el rango medio, refrendadas por la Airef (Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal)”, dijo. El servicio de estudios del BBVA publicó justamente este martes que el PIB gallego subirá igual que el español, que cifran en un 1%.
Rueda y Corgos recordaron -también en varias ocasiones- que el Gobierno gallego entregaba “en tiempo y forma” el proyecto de cuentas para “aprobar en plazo”. Esto ha sucedido desde 2009, debido a la mayoría absoluta del PP en el Parlamento de Galicia y a su escasa disposición a negociar con la oposición. Para 2023, el discurso oficial dibuja cinco líneas estratégicas: “Refuerzo de los servicios públicos, lucha contra la inflación, apoyo a las familias por la situación energética, estímulo a las empresas y protección del medio natural”. La atención primaria, que trabajadores, pacientes o partidos de izquierda sitúan al borde del colapso, recibirá 33,4 millones más que en 2022, casi lo mismo que se ahorrarán los propietarios de seis millones de euros en el impuesto de patrimonio. El responsable de Facenda, que protagonizó la rueda de prensa y las respuestas a los periodistas, afirmó que se trataba de “los presupuestos más sociales de la historia” y que “son el impulso que Galicia necesita en estos momentos”.