¿Tu gato sabe su nombre? (¿o sencillamente te ignora cuando lo llamas?)
Cuando te desgañitas llamando a Travis por toda la casa, y Travis no aparece: ¿lo hace adrede y te ignora felinamente o, por el contrario, no sabe que lo estás buscando? Dos horas después, abres el armario de la habitación, y ahí está: tu precioso gato plácidamente dormido, enroscado sobre tu jersey de lana.
Si vives con un gato o una gata, puede que esta escena no te resulte extraña. Y tal vez te hayas preguntado si tu felino realmente sabe su nombre. Aunque sospechas que sí; y no te equivocas: los investigadores de cognición felina al fin han confirmado que nuestros felinos reconocen su nombre; y que pueden distinguirlo entre palabras muy similares.
¿Algo más? Si te ignora, no es para castigarte: la ciencia también ha confirmado que los gatos nos quieren tanto como los perros; y que sienten tanto apego por nosotros como los canes o los niños.
Entonces, ¿por qué Travis no aparece cuando lo llamas o buscas durante horas? El estudio del comportamiento de nuestros gatos (Felis silvestris catus), junto con la mejora de la investigación felina cognitiva (al fin diseñada para su peculiar forma de entender el mundo), aporta luz a este misterio tan bigotudo.
¿Mi gato sabe su nombre? Esto es lo que dice la ciencia
Por mucho que los gatos no siempre comprendan exactamente lo que estamos diciendo, por supuesto que aprenden a asociar un sonido con algo bueno o, por el contrario, con algo malo. Por ejemplo: el crujido de su paquete de la comida (bueno) o el ruido de un aspirador encendido (malo, para muchos gatos).
Ahora bien, como tantas veces explico en las consultas de comportamiento felino, cuando hablas con tu gato Travis o con tu gatita Martes, él o ella responde probablemente (y sobre todo) a tu tono de voz. De hecho, muchas personas hablamos con nuestros gatos en un tono ligeramente más agudo (como hacemos con los niños), algo que es bueno porque capta su atención. ¡Justo lo que pretendes con tu camarada peludo!
No hay duda: los gatos también pueden aprender a reconocer sonidos que indican consecuencias específicas, como “comida” (es decir: “escucho el crujido de la latita de atún que se abre, y sé que mi humana me está preparando la cena”). O sonidos que anuncian que un poco de atención y unos mimos de su humano preferido están en camino.
Puede ser el sonido del cajón de la cocina que se abre (y donde tu gato ha aprendido que guardas la comida); o el sonido de tus pasos en el descansillo, antes de entrar por la puerta. Tu gato ha aprendido a asociar esos sonidos con una experiencia positiva; y así reconoce qué significan. [Aquí te contamos, además, por qué a tu gato le gusta tanto sentarse en tu ordenador.]
Los gatos reconocen su nombre: lo dice la ciencia
Y aunque quienes los queremos ya lo sospechábamos, un estudio de 2019, publicado en Scientific Reports, ha confirmado que los gatos responden más al sonido de su nombre que al de cualquier otra palabra; incluso si lo que decimos son palabras con la misma longitud y con el mismo acento que su nombre.
Los investigadores diseñaron un estudio en el que los gatos pudieron sentirse cómodos, es decir, ningún felino tuvo que salir de su casa (su territorio). Después, los felinos escucharon cuatro palabras, seguidas inmediatamente de su nombre (todas ellas, pronunciadas con la misma entonación).
El experimento fue repetido con la voz de una persona extraña. Y los investigadores anotaron las respuestas de los felinos, así como sus movimientos, a través de grabaciones de vídeo realizadas en el entorno habitual de los gatos (sus hogares o un cat-café).
Primer resultado: los gatos rara vez responden a su nombre con el mismo frenesí que exhibirá tu perro. Cuando los llamas, con suerte, girarán la oreja, o harán un movimiento de cabeza. Muchos menos felinos moverán sus colas, y muchos menos todavía, responderán con maullidos.
Aun así, los investigadores concluyen (analizados los resultados en una escala de cuatro puntos) que los felinos diferencian su nombre del resto de palabras; incluso lo distinguen del nombre de otros gatos con los que viven.
Y entonces, ¿por qué mi gato no me hace caso?
Por mucho que Travis entienda lo que le dices (al menos, algunas palabras) bastante mejor de lo que pensabas, esto no significa que tu gato vaya responder como a ti te gustaría.
Es decir: por mucho que te desgañites a gritar su nombre, Travis no va a salir del armario que ha convertido en su refugio, y donde duerme tan plácidamente. Más bien al contrario: con esos gritos, lo que seguramente consigas es asustar a tu amigo.
Eso no significa que los gatos no puedan aprender a venir cuando los llamamos, porque claro que lo aprenden (con algo de entrenamiento, y siguiendo sus reglas: técnicamente, “acudir a la llamada”). Solo que tu gato necesita un poco de etología felina, y algunos trozos del atún que tanto le gusta, para demostrártelo.
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