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El gigante británico que sucumbió a un reto llamado Detox

Sara del Río, responsable de Contaminación de Greenpeace España

Madrid —

Si caminas por esas ciudades salta a la vista -y a la nariz- que algo está funcionando muy mal y que el modelo de consumo textil se sustenta en eso, en que como mínimo, esos ríos adquieran las tonalidades de la temporada primavera-verano o de otoño-invierno, según la época del año.

Hace varios años Greenpeace comenzó a documentar qué estaba ocurriendo realmente en esos ríos; traspasó los colores y llegó a la esencia: la industria textil utiliza miles de sustancias químicas, muchas de ellas peligrosas, que contaminan el medio ambiente y persisten en él durante décadas y provocan efectos tóxicos llegando, incluso, a provocar alteraciones hormonales. Greenpeace también descubrió que esta contaminación se expande por toda la cadena de suministro y llega hasta la percha donde la prenda espera a que la compre alguien y la use, y cuando la lavamos, también termina en nuestros ríos. El modelo actual de producir ropa tenía y tiene que cambiar. Y son las empresas las que tienen que asumir ese reto que en Greenpeace hemos llamado Detox.

Detox

No es fácil plantarse delante de una gran empresa de moda, decirle que sus proveedores contaminan y que su ropa también contiene químicos y pedirle que dé un paso adelante para que esto cambie. Hay que llevar en la cartera hechos irrebatibles y el respaldo de millones de seguidores. Entonces es cuando podemos dar noticias como esta de hoy: ya son siete las empresas que han aceptado el compromiso Detox de Greenpeace. Y es que ayer se unió al grupo el gigante británico de la distribución Marks & Spencer, y no se une como uno más sino que llega marcando el ritmo, subiendo el listón tras reconocer la urgencia del problema.

Como sus demás compañeros de viaje se ha comprometido a eliminar todas las emisiones de sustancias químicas peligrosas a lo largo de toda su cadena de suministro y en todos sus productos para el año 2020. Además M&S eliminará todos los perfluorocarbonos (PFC) como muy tarde el 1 de julio 2016, y ha reconocido que este grupo de sustancias, que se utiliza como antimanchas y repelente de agua, es peligroso, algo que las empresas no siempre quieren aceptar, pero la realidad es la que es. También ha reforzado la prohibición global de algunas sustancias cuyo uso ya está prohibido en la Unión Europea, y se ha comprometido a establecer plazos para eliminar otras sustancias peligrosas prioritarias.

Como principal avance la empresa se ​​ha comprometido a ser más transparentes sobre los vertidos al agua que realizan sus proveedores. Iniciarán este proceso de transparencia ofreciendo los datos de vertido de cinco de sus proveedores en China. Se trata de un importante proyecto piloto que se ampliará a todas las instalaciones en un futuro próximo. De esta forma M&S comprende y asume su responsabilidad en el derecho, tanto de las personas que viven cerca de las fábricas y como quienes utilizan sus prendas, a conocer esta información.

Ya son siete grandes Detox, Puma, Nike, Adidas, H & M, C & A, Li Ning y ahora M&S. Son muchos pero no suficientes. Greenpeace le ha pedido a otras marcas que den el paso. Más empresas tienen que dar una respuesta ante la urgencia de la situación y adoptar medidas ambiciosas para liberar de la contaminación química tanto al mundo de la moda como a nuestras aguas. La moda es eso, ¿no? Evolucionar y estar siempre a la última. ¿Es posible que haya marcas que pretendan ser los líderes mundiales de la moda y que quieran hacerlo ancladas en un modelo tóxico y anticuado? Parece que unas cuantas. ¿Es así realmente?

Si caminas por esas ciudades salta a la vista -y a la nariz- que algo está funcionando muy mal y que el modelo de consumo textil se sustenta en eso, en que como mínimo, esos ríos adquieran las tonalidades de la temporada primavera-verano o de otoño-invierno, según la época del año.