Greenpeace es una organización ecologista y pacifista, económica y políticamente independiente, no acepta donaciones ni presiones de gobiernos o empresas
Tratamiento contra la 'memoria pez' de los políticos
Desde hace ya varios años, tenemos una pequeña lacra en este país. La lacra se llama desidia política y viene dada principalmente porque estamos hasta el moño de que nos prometan cosas que luego no se cumplen. La frase, “no sé a quién votaré” o “todos son iguales” se escucha en cualquier conversación. La mayoría de lo que oímos en la radio, leemos en los periódicos o vemos en la tele, lo volvemos a ver, oír o leer pasados unos meses, y casualmente o desdicen lo dicho o de alguna manera lo han olvidado. Es justo decir, que hay polític@s que se salvan, pero tristemente son los menos. En fin, que estamos un pelín hartos del “donde dije digo, digo Diego”.
Y claro si a la clase política se la 'refanfinfla' la sanidad, la economía, las pensiones... no te digo nada el medio ambiente y mucho menos los peces, la pesca y los océanos. Ellos dicen que se interesan, claro, se interesan como quieren y cuando quieren.
Hasta ahora el modelo que ha primado ha sido un sistema cortoplacista que ha beneficiado a unas pocas empresas. Pero no ha beneficiado a la mayoría del sector pesquero. De hecho, este modelo ha provocado que se hayan perdido 52.000 empleos netos desde 1992. En fin, todos nos comemos un bacalao al pil-pil, pero ninguno nos preguntamos cuántos quedan, de donde vienen o cómo han sido pescados.
Sin embargo, hay algo que sí les gusta a los políticos, que también olvidan, pero de lo que no dejan de hablar: el empleo. En Greenpeace, aunque parezca raro, nos hemos subido al carro. No queremos ser portada en los principales diarios del país, pero sí consideramos necesario buscar soluciones tangibles a esta crisis social y ecológica.
Los recursos pesqueros han disminuido. Hay muchos grandes barcos en el mar y pocos peces. Sin embargo, hay una oportunidad: la nueva reforma de la Política Pesquera Común. Este Reglamento Europeo de gestión pesquera ha propuesto por primera compromisos tangibles que los gobiernos han de aplicar en los próximos diez años. Se tendrán que recuperar las poblaciones de peces, eliminar parte de la flota y dejar solo aquellos barcos que pesquen de manera sostenible, fomentar la pesca sostenibile, informar al consumidor, etc.
Aprovechando esta oportunidad, Greenpeace ha lanzado un informe que tiene ocho medidas concretas y prácticas que complementan lo que dice Europa y que si se aplicasen convertirían a España en un país con una pesca 100% sostenible, pionera en Europa. Esto supondría un aumento del empleo en el conjunto de la economía de más de 60.000 empleos y unas ganancias de 4.000 millones de euros. Podemos pensar, ¿qué son 60.000 empleos en relación con los 6 millones de parados? Pues quizás no mucho, pero si se sigue gestionando la pesca como se ha hecho hasta ahora se podría incrementar la pérdida de empleo en el sector pesquero hasta en 14.000 personas con respecto al 2012.
De estas medidas, cabe destacar el apoyo a la pesca artesanal y sostenible. Representan más del 70% de la flota en España y son los menos dañinos con el medio marino, produciendo escasos descartes. Por tanto, deberían tener acceso exclusivo a las 12 millas y un etiquetado que permitiese identificar sus productos.
Por ello en Greenpeace hemos sacado un tratamiento para la #MemoriadePez de los políticos, para que no olviden sus compromisos ni con la sociedad ni con los océanos.
Desde hace ya varios años, tenemos una pequeña lacra en este país. La lacra se llama desidia política y viene dada principalmente porque estamos hasta el moño de que nos prometan cosas que luego no se cumplen. La frase, “no sé a quién votaré” o “todos son iguales” se escucha en cualquier conversación. La mayoría de lo que oímos en la radio, leemos en los periódicos o vemos en la tele, lo volvemos a ver, oír o leer pasados unos meses, y casualmente o desdicen lo dicho o de alguna manera lo han olvidado. Es justo decir, que hay polític@s que se salvan, pero tristemente son los menos. En fin, que estamos un pelín hartos del “donde dije digo, digo Diego”.