Entrevista

La Costa Brava vuelve para marcharse: “El público va a ver algo que ya no existe”

Diego Casado

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El pasado 10 de agosto se anunciaba algo inesperado y feliz: La Costa Brava volvía a reunirse. El supergrupo indie que durante cinco años publicó decenas de canciones, protagonizó giras triunfales y tocó en salones de casas a precios populares, se subía de nuevo a los escenarios para alegría de la legión de fans que cosechó por sorpresa en su corta pero prolífica vida musical.

El anuncio llegó en forma de publicación en el Instagram de Ricardo Vicente, uno de sus miembros. Un texto corto anunciaba dos conciertos -uno en Madrid, otro en Barcelona- en los que se desempolvarían las canciones que llevan guardadas desde 2008, el año en el que falleció Sergio Algora, otro de sus fundadores.

La expectación desbordó sus previsiones y las entradas se agotaron rápidamente. A poco de que se celebre el primero de los conciertos, este sábado 22 de octubre y como colofón de la Semana del Kronen 2022, proponemos a Richi el juego de desgranar las frases que sirvieron para anunciar la vuelta, una a una:

SOMOS MADRID: Empezamos si quieres con esa frase de La Costa Brava fue un lugar, no una banda de música y seguimos con el resto

RICARDO VICENTE: Hay una cosa que define los éxitos y las desdichas de La Costa Brava, y es que jamás seguimos los patrones de lo que se tenía que hacer para conseguir una carrera en la música. Así que nunca fue una banda. Era una suma de biografías de individuos que tenían distintos talentos y que, por alguna razón, en el inicio del siglo XXI enlazó con un público que veía el futuro como una gran fiesta en la playa. Esa fue la forma en la que la gente se enamoró del costrabravismo.

Paco Loco, que tenía el estudio donde hacíamos casi siempre los discos, nos aseguraba que éramos la mejor banda que había grabado allí. También nos decía que no sabía cómo habíamos llegado a grabar ni una sola nota, porque nunca estábamos más de uno en el estudio. Bajábamos al sur y tocábamos lo que nos parecía mejor sobre el trabajo del otro, no dedicábamos tiempo al consenso. Cada uno hacía lo suyo y luego las canciones son las que son. Era todo locura.

Para mí, La Costa Brava fue una secta linda y maravillosa que decía que el mundo no se iba a acabar y creo que eso le llegó muy fuerte a mucha gente. Era lo contrario a las informaciones penosas que vivimos ahora. Un conjunto que animaba a tomarse un gintonic en la playa donde van los listos.

Han pasado casi quince años desde la última vez que La Costa Brava diera todo lo que tenía en un escenario

Hubo dos conciertos en la Expo de Zaragoza de 2008, uno en el que estuvo Sergio [Algora] y otro en el que ya no. Fue ese verano en el que murió. Nos vaciamos tanto en el escenario que nos quedamos sin nada. Pero merece la pena tener esos momentos en la vida en los que luego piensas 'lo dimos todo'. Aquellos tiempos eran un ir y venir de locos, los mánagers no nos duraban ni una gira.

Fueron los mejores años de la vida de muchos de nosotros

Es que lo fueron. El optimismo de principios de siglo y aquello de la vida está bien si no te rindes formaba parte de las cabezas de muchos, en algunos casos para bien y en otros para mal. Para mí fue la felicidad más grande, día a día. Los años más peligrosos de un postadolescente.

Yo había tocado en otros grupos, había estado con Tachenko... cuando llegué a La Costa Brava sentí que aquello no era una banda, nadie te exigía una disciplina. Para mí fue encontrar un lugar que nunca he vuelto a tener. Y que después he intentado replicar lo que me supuso, a través por ejemplo de la novela que escribí sobre la gira con The New Raemon. Lo probé a través de la literatura, porque con interpretación nunca he podido.

Mucha gente nos pedía algo de aquello que tuvimos y nos mirábamos con esa pena de no poder corresponder a quien solo pide una canción

¿Cómo puede ser que no podamos volver a darles esto, a decirles que sí?, nos preguntábamos Fran y yo. No lo hacíamos por los miedos que uno tiene, por el pudor de tocar canciones de hace 20 años. Aunque la gente quería volver a revivir esos momentos en los que habíamos sido tan felices con Sergio. Está claro que ahí está el drama, pero todo el mundo tiene a alguien que ha desaparecido de su vida. No somos especiales.

Hemos tomado una improvisada decisión: corresponder y ofrecer lo imposible

La génesis de todo esto fue por los de La Capsa [un espacio municipal para la música en El Prat de Llobregat], que se empeñaron muchísimo. Ahora vivo la mitad del año en Miami y cuando estaba allí me llamó Fran [Francisco Nixon] para decirme lo que habíamos hablado ya trescientas veces. Y dijimos que sí.

Él sugirió que hiciéramos un par de conciertos pequeñitos para cubrir los gastos de los ensayos. Luego escribimos un post para contarlo, porque mentalmente seguimos a principios de siglo y no nos preocupamos por hacer campaña de nada. Y se nos ha ido de las manos.

El público es lo más difícil de traer y lo que más ilusión me hace ahora mismo. La respuesta tan positiva que hemos tenido nos la tomamos con la sensación de que estábamos bien equivocados. Andamos sorprendidos pero sin triunfalismo. Porque en La Costa Brava siempre quisimos dar lo imposible, por eso creo que funcionó: todos queremos lo extraordinario, que uno de nuestros días sea fenómeno. La gente venía a cantar y a formar parte de todo eso que se transmitía, un concepto optimista de la vida.

De mohosos jirones del traje más limpio reunimos a la banda, a todos los que tienen fuerzas para algo así

Ha sido complicado volver a juntarnos, porque uno está en Barcelona, otro en Madrid o los que vienen de Zaragoza, tuvimos que alquilar unos locales para ensayar... pero bueno, saldrá bien. No hay que ponerse nerviosos porque no somos una banda, somos un lugar en el que caben muchos. Aunque a partir de este sábado ya no se ensaya más. Aviso.

Sergio era un animador de barco, alguien que te hacía feliz en el trayecto

Por La Costa Brava pasó mucha gente y algunos vendrán a los conciertos. Estará Eloy Casas, Enrique Moreno, Fran... y vamos a llevar más músicos para lucir más y porque la gente lo merece. No hay que ser egoístas en esta vida. Los mohosos jirones van a hacer un gran traje.

Extrañamos los corazones que no siguen, como el de Sergio

Es uno de los temas más complicados, el de su presencia en el concierto. Hemos hecho un repertorio en el que hay algunas canciones de Sergio, pero también versiones que le gustaban y le daban vida. Porque disfrutaba más con los temas de otra gente que con los suyos, le emocionaban mucho. Él era un animador de barco, alguien que te hacía feliz en el trayecto. Posiblemente también tocaremos alguna canción que Fran y yo escribimos para él, que hemos hecho con la emoción que nos supuso haberle conocido.

Para, después, volver al “nunca volverá”

Es una cosa que nos preocupa mucho y que queremos dejar muy clara: esto se está montando por la gente y por nosotros también, pero tiene un fin. Hemos pensado en dar algunos conciertos más, tampoco muchos. Iremos anunciándolos, muy poquito a poco. Porque el público va a ver una cosa que ya no existe. La Costa Brava no puede hacer más canciones porque no existe. No va a volver. Ya somos un poco mayores para ir a tocar a los salones de las casas de las gentes.

Pero también te digo que, igual, alguna cosa desmesurada ocurre.

La Costa Brava actúa este sábado 22 de octubre en la sala Shôko, dentro de la Semana Kronen, un evento organizado por la editorial Bala Perdida, en colaboración con numerosas personas y entidades madrileñas y especialmente del barrio de Malasaña. El grupo repetirá concierto en El Prat de Llobregat (La Capsa) el 5 de noviembre.