A orillas del río Manzanares se levanta uno de los distritos más atractivos de la ciudad. En sus orígenes, sus calles eran de tierra, estaba rodeado de campo y su edificio más alto era la ermita de la Virgen del Puerto. Varios siglos después, la llegada del ferrocarril transformó esta prolongación natural de la histórica villa de Madrid, convirtiéndose en uno de los enclaves más importantes e industrializados de la ciudad.
Hay muchas historias que intentan explicar su origen como poblado. Cuenta una leyenda del siglo XV, que el nombre del distrito se debe al apodo de una niña que trabajaba como aguadora durante el reinado de Isabel I de Castilla. La reina, en agradecimiento a la joven por haberle saciado la sed en un día de calor, le regaló unos metros de tierra donde comienza la calle de Arganzuela junto a la Ronda de Toledo. Historiadores como Ferrando o Sánchez Mellado cuentan que en esa zona existía un caserío poblado por antiguos vecinos de Arganda, que era conocido con el diminutivo de Arganzuela.
Este territorio de orígenes poco concretos, después de muchos años como simple terreno ubicado al sur de la capital, en 1970 se convirtió en uno de los distritos oficiales de Madrid, que en aquel entonces eran solamente 18 y no 21 como en la actualidad. Más adelante, a finales del siglo XX, Arganzuela se consolidó como uno de los referentes culturales de la ciudad, un título que ha sabido mantener hasta nuestros tiempos.
Actualmente, el distrito está dividido en siete barrios: Imperial, Las Acacias, La Chopera, Legazpi, Las Delicias, Palos de la Frontera y Atocha. Cada uno de ellos esconde historias y rincones dignos de descubrir. Matadero, Madrid Río, el Planetario o el Museo del Ferrocarril son algunos de los lugares más icónicos de este increíble distrito.
En Hoy Se Sale hemos recopilado los imprescindibles para un día por Arganzuela: las mejores propuestas gastronómicas, sus museos y edificios más famosos, y los mejores planes para hacer en el que es considerado el epicentro del ocio madrileño. Esta es la guía definitiva para conocer lo mejor de Arganzuela y sus barrios en 24 horas:
Cómo llegar
Al igual que en el resto de la ciudad, el distrito cuenta con multitud de opciones de transporte público para moverse por sus barrios, empezando por la estación de Atocha, la más importante de España en cuanto a trenes de largo recorrido, así como de Cercanías de Madrid, a la que se puede llegar en las líneas C-1, C-2, C-3, C-3a C-4, C-5, C-7, C-8 y C-10.
Otras estaciones de Cercanías con las que cuenta el distrito son las de Méndez Álvaro, Delicias y Pirámides. Al contar con tantas líneas ferroviarias en la estación de Atocha, Arganzuela cuenta con conexión directa con un gran número de poblaciones de dentro y fuera de España como Barcelona, Alicante, Sevilla, Valencia, Albacete, Marsella o Perpiñán. Es posiblemente la zona mejor conectada de Madrid.
Respecto a las conexiones en Metro, el distrito está servido por las líneas 1, 3, 5 y 6. Las estaciones principales son Estación del Arte, Palos de la Frontera, Delicias, Legazpi, Pirámides, Méndez Álvaro y Arganzuela-Planetario y Legazpi. Además, cuenta con decenas de líneas de autobús que recorren todas las calles del distrito.
El acceso en coche también es posible, aunque está limitado por el Servicio de Estacionamiento Regulado. La alternativa es dejar el coche en alguno de los aparcamientos públicos de Arganzuela como el de la EMT (Calle San Epifanio, 9), el de Delicias (Paseo de las Delicias, 82) o el de Matadero (Calle de Jaime el Conquistador, 48).
Qué hacer: mañanas de Matadero, atardeceres en el parque y noches de teatro
En Arganzuela siempre hay cosas que hacer. Es uno de los distritos que atrae a más jóvenes y una de las zonas de la capital que más propuestas de ocio ofrece. 24 horas no dan para mucho, por lo que hay que saber elegir bien los lugares indispensables. La mañana comienza en el epicentro de la oferta cultural de Arganzuela, Matadero.
Este edificio se ha convertido en un espacio multidisciplinar, que acoge desde conciertos hasta su propio festival literario. Dependiendo de la época del año en la que se visite, se podrá disfrutar de unas actividades u otras: en verano son más comunes las actuaciones musicales o el cine al aire libre, en primavera y otoño es el momento perfecto para visitar sus exposiciones y en invierno, su gran pista de patinaje.
La potente industrialización que vivió Arganzuela tiene como protagonista al ferrocarril. El distrito guarda mucho de aquella época en sus calles y uno de los grandes tesoros que aún se conservan es el Pasillo Verde Ferroviario, el lugar ideal para pasear después de comer. Esta línea férrea conectaba las estaciones del Mediodía, nombre con el que se conocía por aquel entonces Atocha, y del Norte, actual Príncipe Pío. Tiempo después, las vías del tren pasaron a estar bajo tierra, dejando a la vista siete kilómetros de corredor verde por el que pasear, ir en bici y disfrutar de la sombra de sus árboles.
En la misma línea, otra de las zonas verdes más famosas del distritos es el Parque de Enrique Tierno Galván, uno de los pulmones de la ciudad con más de 45 hectáreas de terreno. Es uno de los sitios preferidos por los madrileños para ir a leer, desconectar o ver el atardecer. En este parque se pueden encontrar varios estanques, gran variedad de flora y fauna, un gran auditorio en forma de anfiteatro, zonas de juego infantiles y miradores en los que disfrutar de preciosas puestas de sol, el plan que recomendamos hacer si pasas por allí.
Para terminar el día, una dosis de espectáculo. El lugar imprescindible para los amantes del espectáculo es el Teatro Circo Price. Este espacio, consagrado a las artes circenses en sus inicios, acoge todo tipo de eventos, desde conciertos hasta obras de teatro, pasando por actividades infantiles o magia.
Si tienes la suerte de visitar Arganzuela en septiembre, el segundo fin de semana del mes se celebran las fiestas de la Melonera. Cada año, los vecinos del distrito se despiden del verano comiendo melón y tomando sangría a orillas del Manzanares. Una última verbena antes de que llegue el otoño y termine la temporada festiva más intensa de la capital. Aunque si hablamos de fiestas, el referente del distrito es la famosa Sala Caracol. El local del número 18 de la calle Bernardino Obregón volverá a abrir sus puertas en septiembre con una imagen renovada y bajo el nombre de Sala Villanos. En su cartelera para los próximos meses figuran artistas como Kiki Morente, Antonio Reyes o La Chica.
Dónde comer: un festín con desayunos castizos, caracoles y croquetas
Para empezar la mañana hace falta un buen café y en Arganzuela no faltan las opciones. Si vas en busca de un desayuno castizo, unos buenos churros con chocolate, tu lugar es Churrería Camu. Su especialidad, a parte de los churros, son las patatas fritas, dos elaboraciones en las que cuentan con casi 70 años de experiencia. Abiertos desde 1955 en la calle Delicias número 21, ofrecen un desayuno completo por el módico precio de 2,50 euros.
Si buscas algo más instagrameable, recomendamos Bit Me Café, una cafetería especializada en donuts y bagels donde todo está hecho a base de plantas. Su producto es 100% vegano, aunque su increíble sabor puede llevar a confusiones. Puedes encontrar este establecimiento en la plaza de la Beata María Ana de Jesús, 2.
En lo que a comer se refiere, hay donde elegir. Como siempre, es cuestión de gustos, aunque hay algunos sitios que son de obligada visita. El restaurante gallego Alconada (Calle del General Palanca, 3) es conocido por sus deliciosas croquetas. Sus entrantes son tan buenos y contundentes, que muchos clientes pasan directamente al postre, porque para unas filloas dulces siempre hay hueco. Si vas en busca de algo más rápido y económico, tienes que probar La Pequeña Graná (Calle Embajadores, 124), uno de los bares que recomendamos en nuestro top de tapeo. Tapas gratis con la consumición que van desde pescaito frito hasta chopitos, pasando por unas deliciosas tortillas de camarones. Las tres B, bueno, bonito y barato.
La recomendación castiza de esta guía no está hecha para todos los estómagos y puede que muchos queden extrañados con el plato estrella de este bar: los caracoles. Su especialidad da nombre al establecimiento, ubicado en la calle Toledo. Los más valientes pueden acercarse hasta Los Caracoles a degustar esta tapa tan típica en diferentes salsas y versiones. Si eres amante de la comida italiana y buscas probar una buena pizza, Trattoria Increscendo es una de las pizzerías mejor valoradas del distrito. Su ambiente íntimo y relajado es ideal para una cena en la que no puede faltar un buen plato de ravioli, una de sus especialidades.
Qué ver: microclimas, espectáculos galácticos y trenes
En una jornada turística no pueden faltar las visitas a museos, edificios y lugares de interés. En Arganzuela hay varios de estos. Más allá de Matadero, hay mucho que ver en el distrito empezando por su gran invernadero. Por desgracia, Madrid cada vez tiene menos zonas verdes, aunque hay un lugar con más 9.000 especies de plantas en el que velan por conservar uno de los tesoros naturales de la ciudad: el Invernadero del Palacio de Cristal.
Este sorprendente edificio contiene cuatro microclimas distintos en sus instalaciones, donde las plantas conviven con cascadas, estanques y fuentes. No lo confundas con el palacio de cristal del parque de El Retiro, son dos lugares diferentes y este, concretamente, es muy especial. El acceso es gratuito.
El agua y la naturaleza están muy presentes en este distrito, de hecho, uno de sus bienes más preciados es el río Manzanares, que cruza alguno de sus siete barrios y da nombre a uno de los sitios más emblemáticos de Arganzuela: Madrid Río. Pasear por sus orillas es uno de los planes favoritos de los madrileños en primavera, muchos van hasta allí a practicar deporte. Ojo también a los muchos enclaves para niños, con la zona de toboganes o las playas de chorros, muy populares en verano. El río tiene sus propios habitantes, patos, gansos y garzas que consiguen captar toda la atención de los más curiosos.
Para aquellos que buscan conocer más sobre la historia de este distrito de orígenes ferroviarios e industriales, deben visitar el Museo del Ferrocarril. Ubicado en la antigua estación de Delicias, el museo propone un viaje que comienza a finales del siglo XIX y terminar en nuestros días. De vez en cuando, el edificio acoge actividades, exposiciones temporales y su famosos Mercado de Motores, que tiene lugar el segundo fin de semana de cada mes, excepto durante los meses de julio y agosto. La entrada general al museo tiene un precio de siete euros.
No podemos abandonar Arganzuela sin visitar el Planetario de Madrid. Lugar de excursiones del colegio por excelencia, al que la mayoría de madrileños han ido más de una vez y de dos, este centro es uno de los indispensables en esta guía.
Además de visitar el propio edificio, siempre hay exposiciones y actividades disponibles a las que acceder por 3,60 euros, que es el precio que tiene la entrada general. Las proyecciones en su cúpula son un clásico que merece la pena ver, todo un espectáculo audiovisual que consigue llevar a los visitantes “de Madrid al cielo”.