Al norte de la capital, entre Tetuán y Ciudad Lineal, se ubica uno de los distritos más ostentosos de la ciudad. A pesar de ser conocido por sus altos e impresionantes rascacielos y por albergar el templo de los madridistas, Chamartín tiene mucho que ofrecer más allá del fútbol y el lujo. Es una de las zonas más modernas de Madrid, pero entre el hormigón y la transformación urbanística también hay espacio para la tradición y la cultura.
Sus orígenes se remontan al siglo XI, cuando surge Chamartín de la Rosa como una aldea de repoblación en el contexto de la creación de la Comunidad de Villa y Tierra de Madrid. El poblado del que nació el actual distrito se levantó en el entorno de la plaza del Duque de Pastrana, antigua Plaza Mayor de la población. Desde allí partía su calle principal, Platerías, una de las más representativas de Chamartín y en la que se implantaron los primeros comercios de productos de lujo, uno de los símbolos del distrito madrileño.
El atractivo de este modelo de negocio y de una industria en pleno desarrollo provocó una oleada de inmigración a finales del siglo XIX. La llegada masiva de personas desde otras partes de la geografía nacional transformó por completo la aldea, pasando de tener menos de 200 habitantes a más de 60.000 en pocos años. Las dificultades para encontrar vivienda en el poblado obligaron a construir en los suburbios, provocando un desarrollo urbano caótico marcado por la infravivienda, las malas condiciones de vida y la falta de infraestructuras, todo lo contrario a lo que se puede encontrar hoy en día en el distrito.
El cambio radical de la aldea se produjo en 1948, cuando se propició su incorporación a Madrid como Chamartín. El distrito sufrió una transformación absoluta gracias a la implantación del Plan de Ordenación Urbanística de Pedro Bidagor, que contemplaba, entre otras cosas, la construcción de la estación de Chamartín, el Santiago Bernabéu o la prolongación de las calles de Serrano y Príncipe de Vergara.
Actualmente, el distrito se encuentra dividido en seis barrios: El Viso, Prosperidad, Ciudad Jardín, Hispanoamérica, Nueva España y Castilla. El primero de ellos es considerado el más rico de la capital y el resto no se quedan atrás. Es uno de los epicentros económicos y empresariales de la ciudad, y uno de sus edificios residenciales, el de Torres Blancas, ostentaba el título del más alto de España.
En Hoy Se Sale hemos recopilado algunas recomendaciones para visitar Chamartín sin perderse entre sus rascacielos con las mejores propuestas gastronómicas, culturales y de ocio para conocer otra faceta del distrito. Esta es la guía de imprescindibles para descubrir cada rincón de Chamartín y sus barrios en un día:
Cómo llegar
El distrito cuenta con un excelente sistema de transporte que lo conecta con otras partes de la ciudad y de España. Su estación más importante es la de Chamartín, rebautizada hace unos años como Madrid - Chamartín - Clara Campoamor. Es una de las estaciones ferroviarias más grandes de la capital junto a Atocha, de ella parten las líneas de Cercanías C-1, C-2, C-3, C-3a, C-4, C-7, C-8 y C-10, trenes de media y larga distancia hacia otras ciudades y trenes AVE. Nuevos Ministerios es el otro gran punto ferroviario del distrito. Conecta, al igual que la estación de Chamartín, con las líneas de Cercanías C-1, C-2, C-3, C-3a, C-4, C-7, C-8 y C-10.
Respecto a las conexiones en Metro, el distrito está servido por las líneas 1, 4, 6, 7, 8, 9 y 10. Las estaciones principales son Chamartín, Nuevos Ministerios, Avenida de América, Plaza de Castilla, Colombia y Gregorio Marañón. Además, cuenta con decenas de líneas de autobús que recorren todas las calles del distrito, que, en su mayoría, parten de Avenida de América y Plaza de Castilla.
El acceso en coche también es posible, aunque está limitado por el Servicio de Estacionamiento Regulado. La alternativa es dejar el coche en alguno de los aparcamientos públicos de Chamartín como el de Nuestra Señora del Recuerdo (Calle de la Hiedra, 26), el de la estación de Chamartín (Calle Agustín de Foxá) o el de López de Hoyos (Calle de López de Hoyos, 143).
Qué hacer: restos del Muro de Berlín, visita al mercado y espectáculos nocturnos
Chamartín no es precisamente el epicentro del ocio madrileño, la mayoría de las personas que acuden al distrito a diario lo hacen por trabajo. Destaca mayormente por su importante tejido empresarial y económico, pero rebuscando entre sus calles es posible encontrar, por difícil que parezca, mucho más que rascacielos y asfalto.
Los días en Chamartín empiezan en el mercado. Es todo un lujo poder comprar en un establecimiento como este, que, además de ofrecer los mejores productos frescos, cuenta con numerosos locales en los que tomar una cerveza, comer unas buenas croquetas o probar auténtica comida asiática.
Cocinería 44 es la pollería por excelencia del Mercado de Chamartín, en la que Alex, su cocinero, prepara los mejores pollos a la brasa del distrito. Sus croquetas a 1,50 euros tampoco dejan indiferente a nadie. Para aquellos amantes de los productos de siempre, recomendamos una visita a Especialidades Postigo. Su colección de cecinas no tiene parangón en el comercio madrileño, al igual que sus encurtidos. Pasar por allí e irse con las manos vacías es casi un delito.
Después de una suculenta visita al mercado, un paseo entre la naturaleza es la mejor opción. Chamartín no es un distrito que destaque por sus zonas verdes, pero sus dos grandes parques son todo un símbolo. El de Berlín es uno de los más conocidos de la capital y no es precisamente por sus bonitos jardines. Este parque alberga un trozo de la historia mundial: restos del Muro de Berlín. En su fuente central se pueden ver tres columnas marcadas por grafittis que pertenecieron a esta construcción de la Guerra Fría y que forman parte de este emblemático parque desde 1990.
Cerca de Plaza Castilla se encuentra el otro gran parque del distrito, el del Cuarto Depósito. Un espacio verde que cuenta con 45.000 m2 de superficie y se ubica en los terrenos del Canal de Isabel II, sobre unos depósitos de agua subterráneos. Su gran estanque, rodeado de praderas verdes, es un sitio ideal para sentarse a leer o descansar. No es de los más impresionantes de la ciudad, pero ver sus atardeceres con vistas a los rascacielos madrileños no tienen nada que envidiar a las puestas de sol en el Central Park de Nueva York.
Las tardes son el momento perfecto para hacer algún plan cultural. Chamartín alberga uno de los lugares más impresionantes de la capital para disfrutar de un buen concierto: el Auditorio Nacional de Música. Cada día alberga hasta cuatro actuaciones, que van desde la interpretación de grandes piezas clásicas hasta conocidas bandas sonoras. La programación cambia cada día y el precio de las entradas varía dependiendo de la actuación. Los conciertos programados para los próximos meses se pueden consultar en este enlace.
Al final del día apetece algo de espectáculo. En Chamartín, el mejor sitio para disfrutar de una noche mágica es la Sala Houdini. Este espacio está dedicado por completo a la magia y el ilusionismo, fue inaugurada en 2013 y lleva acercando esta disciplina a los madrileños desde entonces. En la sala se puede disfrutar de todo tipo de espectáculos de magia en vivo, mentalismo y humor con la presencia de los mejores magos de España y parte del extranjero. No es un lugar para escépticos, al entrar por la puerta hay que dejar todos los prejuicios fuera y disfrutar de lo que la sala tiene que ofrecer. Pinchando en este enlace se puede consultar su programación.
Dónde comer: dulces artesanos, callos de alta cocina y helados italianos
En lo que a gastronomía refiere, en el distrito hay donde elegir. En un solo día no es posible probar todo lo que pueden ofrecer Chamartín y sus barrios, por ello, hemos seleccionado la lista definitiva de imprescindibles. El desayuno es una comida sagrada y en la Pastelería Artesanal Manolo se toma muy en serio la preparación de sus dulces, los preferidos por los vecinos del distrito. Les avalan 30 años de experiencia y una calidad inmejorable. Cada día, hornean sus productos en un obrador de Colmenar Viejo y viajan hasta la capital para abastecer sus pastelerías. Su producto estrella son los manolitos, pequeños cruasanes de mantequilla con chocolate negro, blanco o ambos. Las torrijas son otro bestseller y un bocado contundente para empezar el día. Si visitas el distrito en época navideña, tienes que probar sus deliciosos roscones, popularmente los mejores de Chamartín.
A mediodía la búsqueda se complica. Con tantos restaurantes es complicado saber cuál es la mejor opción. En esta guía proponemos tres opciones: una de porciones contundentes, una castiza y otra más exótica. En Restaurante Urumea lo hacen todo a lo grande. Su comida asturiana es un lujo para el paladar, aunque por lo que destaca este establecimiento es por sus enormes cachopos de un metro de longitud. Solo los más valientes consiguen terminárselo. Relleno de jamón ibérico, tres quesos asturianos y más de un kilo de carne, no tiene desperdicio ninguno. Si no te atreves con este reto, su fabada y su merluza a la sidra también son todo un acierto.
Si vas en busca de comida castiza, El Lince es tu sitio. Este restaurante es la segunda apertura del chef Javi Estévez, que cuenta con una estrella michelín en su otro establecimiento, la Tasquería. La propuesta de El Lince es muy diferente a la de otros restaurantes de la zona. Su especialidad es la casquería y sus callos son unos de los más ricos que se pueden comer en el distrito. Su menú incluye platos de gran calidad por un precio muy asequible. Es una opción ideal para celebrar una ocasión especial o probar cosas nuevas. Actualmente, además de los platos que incluye en su carta, cuenta con un menú degustación por 45 euros que incluye sus platos más populares: oreja de cerdo, croquesta de cecina, brioche de carrillera, mollejas de cordero al ajillo y como no, callos.
Para aquellos que prefieren algo menos castizo y más oriental, el Ni Hao es un clásico que nunca falla. Este restaurante es todo un icono de los restaurantes chinos en Madrid, destaca por su comida auténtica y su pato laqueado. Entre semana es habitual encontrar a trabajadores de la zona que bajan de los rascacielos para degustar sus menús del día. Los precios oscilan entre los 10,50 euros y los 12,50. Se componen de tres platos y hay una gran variedad para escoger en cada uno de ellos. Sin duda, es una opción asequible y muy recomendable.
Toda buena comida ha de terminar con un postre. Los más golosos tienen la suerte de que existe todo un paraíso de los helados con sede en el distrito, de hecho, es una de las mejores heladerías de la capital. La Romana dal 1947 es la favorita de los vecinos italianos y su producto es similar al de una gelateria tradicional.
Sus ingredientes estrella son la leche ecológica, los huevos de gallinas criadas en el suelo, la nata fresca, los frutos secos, la fruta y las confituras artesanales. La variedad de sabores es de otro mundo, hay hasta un helado que celebra los 150 años de unidad de Italia, por no hablar del biscotto della nonna o el dedicado a la historia de amor del cineasta Federico Fellini y la actriz Giulietta Masina. Puedes consultar toda su carta en este enlace.
Qué ver: ciencia, historia y trenes
En Chamartín es posible conocer la mayoría de sus lugares emblemáticos en una única jornada. No destaca precisamente por su cantidad de museos, pero guarda algunos tesoros culturales y artísticos que merece la pena descubrir, empezando por el Museo Nacional de Ciencias Naturales. Ubicado en pleno paseo de la Castellana, cuenta con una gran colección de todo tipo de elementos relacionados con la naturaleza. Entre las piezas más distinguidas del museo se encuentran algún que otro esqueleto de dinosaurio y ejemplares de animales ya extinguidos como el tilacino. Incluso alberga al disecado Chulin, el primer oso panda nacido en Madrid. La entrada general tiene un precio de siete euros y la visita tiene una duración estimada de dos horas y media.
El otro museo que hay que visitar sí o sí en el distrito es el de la estación de Chamartín. En esta exposición permanente se pueden ver trenes clásicos que hace décadas circulaban por la línea 1 del Metro de Madrid. Algunos cuenta con hasta 100 años de antigüedad. Además, hay una pequeña muestra fotográfica que propone un recorrido por la historia del suburbano madrileño. La entrada es gratuita para los usuario de Metro con reserva previa a través de este enlace.
El recorrido histórico continúa en el barrio de El Viso. Además de ser famoso por considerarse en el más rico de la capital, es conocido por albergar la Residencia de Estudiantes. En aquel edificio surgió uno de los movimientos literarios más importantes de todos los tiempos: la Generación del 27. Muchos de sus componentes como Federico García Lorca, Antonio Machado o Maruja Mallo pasaron alguna que otra temporada en el emblemático edificio. Actualmente, sus instalaciones acogen exposiciones gratuitas que permiten conocer cómo era la residencia cuando sus inquilinos más ilustres se alojaban en ella.
No podemos abandonar el distrito sin pasar por su sede artística: la Fundación Canal. Ubicada junto al parque del Cuarto Depósito, esta sala de exposiciones acoge diferentes muestras, talleres y eventos culturales. Su misión es sensibilizar a la sociedad en la defensa del medio ambiente y del agua, mediante la organización y el patrocinio de actividades artísticas, culturales, históricas, científicas y de investigación en colaboración con el Canal de Isabel II. Una de sus exposiciones más destacadas de la próxima temporada es El Muro de Berlín/Un mundo dividido. La relación del distrito con este evento histórico va más allá de su parque más emblemático y ahora se cuela en la Fundación Canal. La muestra es imprescindible para entender las diferentes perspectivas de las experiencias vividas a cada lado de la capital germana, a través de más de 300 objetos originales, incluidos segmentos del muro, material de archivo y múltiples testimonios de los testigos. Podrá visitarse a partir de noviembre, más información en este enlace.