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¿Te jugarías el sueldo a los marcianitos? Este director de Atari sí lo hizo

Son innumerables las leyendas y anécdotas que existen en torno a Atari, una compañía que marcó un antes y un después en la historia de los videojuegos. Y no solo por sus creaciones, sino también por la singular forma en que se originaban. Más allá del impacto que supuso su primera videoconsola (la mítica Atari 2600 o VCS) o la revolución que provocó poder jugar en casa a PONG o Breakout, los fundadores de la firma consiguieron crear un clima de trabajo donde reinaba la improvisación y nadie se arrugaba a la hora de dar rienda suelta a su creatividad. De ahí que se vivieran tantas y tantas situaciones disparatadas.

En la compañía que fundaron Nolan Bushnell y Ted Dabney en 1972, los videojuegos eran mucho más que el producto. Sus creaciones, además de ser uno de los pasatiempos favoritos de los empleados, formaban parte indispensable del propio funcionamiento de Atari. Tanto es así que, en ciertas situaciones, llegaban a convertirse en un elemento primordial a la hora de tomar decisiones.

Así ocurrió cuando la firma decidió abordar la adaptación del mítico Breakout, un clásico de las recreativas, a su primera videoconsola, la ya citada Atari VCS. Eran tantos los trabajadores que querían tomar partido que uno de los responsables del proyecto tuvo que zanjar la situación de la manera menos convencional. “Ya es suficiente. Id a la máquina y jugad al Breakout”, escuchó George Kiss decir a algún mandamás en la oficina. “Una partida cada uno. El que saque la puntuación más alta lo hace”.

El propio George Kiss vivió una situación aún más sorprendente con una partida de por medio. El que fuera director del departamento de 'software' de la VCS no tuvo el más mínimo reparo en jugarse su sueldo matando extraterrestres a bordo de una nave espacial. A su superior, el famoso Larry Kaplan, no se le ocurrió mejor forma de negociar un posible aumento que retarle a una partida de Defender. El resultado marcaría la cifra que iba a figurar en su próxima nómina.

En una empresa que premiaba la genialidad a la hora de contratar a sus trabajadores, como el propio Nolan Bushnell ha afirmado en múltiples ocasiones, Kaplan no dudó en jugarse el tipo con George Kiss aunque hubiera dinero de por medio. Por aquel entonces, Kaplan había regresado a Atari tras fundar Activision para participar en el desarrollo del 'hardware' de una nueva plataforma. Al menos eso creía... Las promesas de sus superiores se desvanecieron por el camino y acabó ocupando el puesto de vicepresidente de 'software', justo por encima de Kiss. Una situación que a él, según contaban, no le motivaba demasiado, pues fundamentalmente su papel era asistir a reuniones.

Como no le contentaba su rol, decidió encontrar alicientes en otros aspectos de su cargo. Cuando llegó el momento de evaluar el trabajo de George Kiss para ofrecerle una renovación y una subida de sueldo, Kaplan vio una oportunidad de oro para añadir algo de diversión a su trabajo. No sabemos si previamente lo consultó o no con sus superiores, pero su decisión fue que la osadía de Kiss fuera lo que decantase la balanza a un lado u otro.

Así, cuando ambos se reunieron, el vicepresidente le dijo a su subalterno: “Lo estás haciendo bien, así que voy a darte a elegir. Puedes coger un aumento de XXXXX dólares [la cifra se desconoce] o puedes jugar una partida de Defender y tú puntuación final será tu nuevo salario. ¿Qué me dices, George?”. Y George, sin dudarlo, dijo que sí. “Vamos a jugar a Defender”, respondió acto seguido. Como era de esperar, el resultado que obtuvo fue elevado, por lo que Larry Kaplan tuvo que cumplir su palabra y ponerle un salario a la altura de su destreza dando caza a extraterrestres.

Algunos años más tarde, preguntaron a Kaplan si había hecho esa misma oferta a algún otro empleado de Atari y si tenía la certeza, cuando tomó la decisión, de que George Kiss sería incapaz de desplumar a la compañía. “No, nunca hice otra oferta como esa y sí, era una apuesta segura con George. Defender es un juego particularmente difícil de dominar y yo sabía de sus altas puntuaciones”, contestó la leyenda de los videojuegos.

Como buen jefe, seguro que ya se había percatado de que Kiss no podía pasar ni un solo día sin acudir a la sala de juegos. Como él mismo cuenta en el documental 'Once Upon Atari', obra de referencia para entender la compañía que fundaron Bushnell y Dabney, los videojuegos no eran solo el producto que creaban y vendían, ni siquiera un elemento más a la hora de tomar decisiones, sino que para algunos habían llegado a convertirse en todo un ritual.

“Cada mañana, cuando llegaba a trabajar, me iba directamente a la sala de juegos y no salía hasta que conseguía más de 100.000 puntos een Defender, RobotronRobotron y Millipede”, contaba George Kiss. Había ocasiones en que lograba estar en su puesto de trabajo en apenas 30 minutos, pero otras veces iba directamente a comer. Aquel era su triatlón diario de vieojuegos. No le importaba lo más mínimo el trabajo que podría acumularse o a qué hora iba a poder salir de la oficina. Sabía que antes de empezar a programar, a cumplir con aquello por lo que le pagaban, tenía que realizar ese ceremonial.

Así era trabajar en Atari. Una compañía en la que la creatividad y la improvisación demostraron dar muy buenos resultados, marcando un antes y un después en la historia de los videojuegos. ¿Que un maloliente Steve Jobs, que allí consiguió su primer trabajo, daba problemas y sus compañeros se quejaban? Se creaba un turno de noche para él donde lograba crear, con la inestimable colaboración de su socio Steve Wozniak, un nuevo éxito para la firma como fue Breakout.

No sabemos si los fundadores de Apple también se pasaban el día metidos en la sala de videojuegos. Lo que sí tenemos claro es que allí se lo debieron pasar en grande y que las bravuconadas se pagaban muy, muy caras.

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Las imágenes de este artículo son propiedad de Rob DiCaterino y Wikimedia