El Ministerio de Defensa ruso aseguró a principios de año que 13 pequeños drones cargados de explosivos habían atacado simultáneamente sus bases militares en Siria. Algunos fueron destruidos por sus misiles antiaéreos y otros fueron interceptados mientras volaban. Los drones se han convertido en armas en otras ocasiones: el Estado Islámico lleva tiempo utilizando pequeños multirrotores comerciales o caseros cargados de pequeñas bombas o granadas en Siria e Irak.
Protegerse de los cada vez más populares drones de bajo coste usados como forma de ataque se ha convertido en una preocupación de los ejércitos y en un negocio para algunas empresas que están desarrollando tecnología para lograrlo. España es un ejemplo de ello. En la base militar de Retamares, situada en la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón, el Estado Mayor de la Defensa (EMAD) ha instalado recientemente un sistema antidrones de la compañía española Drone Hunter para protegerse de un ataque de estos vehículos aéreos.
Detectando (o cazando drones)
El EMAD lanzó a finales del año pasado un concurso público para blindar frente a los drones la base de Retamares, en la que se concentran los elementos esenciales de acción de las Fuerzas Armadas: desde el Mando de Operaciones se planean y conducen todas las operaciones permanentes y en el exterior. Además, allí se ubican el Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas o el Mando Conjunto de Ciberdefensa, nacido en 2013 para velar por la seguridad del ciberespacio.
En el pliego técnico del concurso se fijaba que el sistema antidrones requerido debía cumplir unos requisitos mínimos: detectar un vehículo aéreo no tripulado (UAV) por radiofrecuencia y mediante el sonido de las hélices e incluso inhibir la señal de control o posicionamiento que le llegue al vehículo a un mínimo de 700 metros.
Finalmente, optaron por un sistema español llamado Drone Hunter, que, gracias a sus sensores, es capaz de detectar y neutralizar los aparatos voladores y que además crea un escudo de protección omnidireccional para hacer frente a un ataque masivo de cuadricópteros.ataque masivo Por razones de seguridad, desde el EMAD no nos han facilitado los detalles específicos del funcionamiento de ese sistema, que ha costado unos 67.000 euros, aunque nos han confirmado que ya se encuentra operativo.
Lo que sí es posible averiguar es cómo funciona de forma general un sistema capaz de detener el avance de los drones. La consultora de seguridad madrileña IPB Systems presentó por primera vez su tecnología Drone Hunter hace dos años, orientándola en un principio a clientes particulares. “Detectamos que los drones podían tener un uso importante como apoyo a un posible intento de robo o apropiación de nuestros clientes en sus casas”, explica Javier Molina, director de IPB Systems y de la marca Drone Hunter, a HojadeRouter.com.
Un ladrón que consigue una vista área completa de una casa con su dron o que graba a un famoso al sobrevolar su chalé fueron algunas de las situaciones a las que esta empresa quiso hacer frente en un principio para proteger a sus clientes particulares. Así, durante dos años, su equipo de ingeniería desarrolló su propio sistema, que también puede ser útil en la protección de industrias, eventos deportivos, aeropuertos o cárceles (hace poco se detuvo a una banda británica que usaba un dron para enviar objetos de contrabando a prisiones).
Los sistemas de Drone Hunter puede valerse de sensores de radiofrecuencia, de sonido, ópticos, termográficos o radar para detectar los drones comerciales e incluso identificar el modelo concreto. “Generalmente es una cúpula de 50 centímetros de diámetro y aproximadamente un metro de alto, no es muy aparatoso”, relata Molina. Es más, están pensados para detectar una avalancha de drones no militares, comerciales o fabricados por terroristas, en un ataque coordinado. “Todos los que hemos visto que usa el Estado Islámico son drones que podemos detectar y neutralizar”, asegura Molina.
Aunque la combinación de sensores se adapta a cada situación concreta y el alcance de detección del sistema varía en función del terreno, en líneas generales pueden detectar un dron situado hasta a 5.000 metros por radiofrecuencia. Esa es la distancia a la que son capaces, por ejemplo, de percibir la presencia del popular DJI Phantom, si bien su identificación se logra a una distancia menor (200 metros).
“Cada sistema de detección es un mundo. Por ejemplo, a la hora de instalar un sistema de detección por radiofrecuencia en el Bernabéu, el problema sería detectar más cosas de las necesarias, o sea, un niño que esté jugando con un dron en casa”, detalla Molina. Así, habría que utilizar otros sistemas adicionales, como el sonido, para detectar unívocamente unos o varios drones que acecharan el estadio.
Además de avistar drones e informar al operador mediante una alarma, algunos de los sistemas desarrollados por Drone Hunter pueden derribar esos pequeños vehículos aéreos. Dejar sin liderazgo al dron (evitar que le lleguen las señales de control u orientación) es la contramedida más genérica, y gracias a ello se puede inhibir la señal de varios drones simultáneamente.
Sin embargo, también pueden llegar a hackear el protocolo de de comunicación de algunos modelos concretos para tomar las riendas y ordenarles realizar una acción concreta, sin que eso afecte al resto de vehículos aéreos que podrían estar volando en esos momentos. “Hay algunos drones a los que solo podemos decir ‘apágate’ y otros drones a los que podemos decir 'ves a la derecha o la izquierda'”, detalla Molina.
Según su web, además de controlar el dron por medios electromagnéticos, pueden valerse de otros físicos para, por ejemplo, capturar al dron. “Se puede recuperar el dron para poder analizarlo y ver qué ha hecho, qué intenciones traía, si tenía una cámara, algún tipo de explosivo o cualquier elemento con intención de causar daño”, detalla el director de IPB Sysstems sin profundizar en los detalles sobre estos sistemas, que, además de ser fijos, pueden instalarse sobre algunos vehículos.
Las nuevas amenazas del cielo
Pese a que Drone Hunter haya desarrollado esta tecnología, los sistemas antidrones que han proporcionado a los particulares o las empresas —Sedecal, una compañía madrileña dedicada a la fabricación de equipos de rayos X fue la primera en implantarlo— se encargan solo de la detección. En ese caso, el sistema se integra con el resto de soluciones de seguridad, de forma que al vigilante le salta una alarma que le informa de que se ha detectado un dron y de dónde se encuentra para poder actuar como considere oportuno.
A partir de ahí, es la ley la que determina si puede neutralizar el dron que está sobrevolando su propiedad. “Si el derribo del dron se realiza en base a una agresión previa, es decir, como legítima defensa, deben darse los parámetros recogidos en nuestro Código Penal, donde se establece que la acción debe ser proporcional y nunca desmedida, por lo que dicha ponderación puede ser complicada de sustentar a posteriori”, explica Daniel López Carballo, abogado experto en privacidad y socio de Ecija.
Emplear la violencia, intimidación o fuerza podría ser castigado con penas de multa de seis a doce meses, si bien el abogado detalla que el uso de inhibidores de señales sería “menos drástico” y tendría un “menor impacto legal”. “Ante la ausencia de una normativa clara y específica aún, lo más recomendable es poner los hechos en conocimiento de las fuerzas del orden”, aconseja López Carballo.
Lógicamente, como nos explica este abogado, en el caso del Ejército o de infraestructuras específicas puede ser aplicable otra normativa con límites diferentes.
El que ha instalado Drone Hunter en la base de Retamares no es el único sistema del que disponen las Fuerzas Armadas para repeler drones, aunque sí es el único situado en España de los que nos detalla el EMAD. En la base iraquí de Besmayah también se encuentra un sistema que inhibe la señal de los drones de la compañía británica Blighter, además de un Drone Defender de la estadounidense Batelle, un sistema similar a un enorme fusil que interfiere en el guiado de la aeronave mediante ondas de radio y que está pensado para unidades en movimiento.
Por otra parte, IPB Systems no es la única empresa que está desarrollando tecnología antidrones en Españadesarrollando tecnología antidrones: el mes pasado, más de una docena de compañías se reunieron en Madrid en una conferencia organizada por la Asociación para la Promoción de de las Tecnologías e Industrias Estratégicas para analizar los avances en el campo. Es más, el Ministerio de Defensa ha lanzado un proyecto llamado Condor para la evaluación de sistemas antidronha lanzado un proyecto llamado Condor desarrollados por la industria patria, y este mismo verano comenzará las pruebas con sistemas portátiles.
Mientras tanto, empresas y particulares parecen por el momento menos preocupados por las amenazas del aire. “El hecho de que ahora mismo no haya ocurrido nada en concreto, hace que muchos directores de seguridad estén esperando”, reconoce Molina, que también indica que están estableciendo muchos contactos especialmente con compañías latinoamericanas.
El Gobierno acaba de presentar un plan para impulsar el sector civil de los drones que, según sus cálculos, “multiplicará por 30 su tamaño en los próximos 15 años”. En la actualidad, en España hay una flota de más de 4.300 drones de uso profesional con más de 3.000 operadores, y desde el Ministerio apuntan a que el sector contará con 51.400 drones en 2035 y moverá un volumen de negocio de 1.200 millones. Si esas ambiciosas previsiones se cumplen, ¿nos inquietarán cada vez más los posibles malos usos de los drones? Por el momento, parece claro que el Ejército sí está interesado en fichar tecnología española para protegerse de ellos.
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Las imágenes de este artículo son propiedad de Drone Hunter (1, 2 y 4) y Pixabay (3).