Sundar Pichai, Tim Cook, Mark Zuckerberg, Jeff Bezos… Todos conocemos los nombres de los CEO de Google, Apple, Facebook o Amazon o incluso nos suenan los de los nuevos gigantes tecnológicos. Sin embargo, no es tan habitual saber del resto de directivos que ostentan otras siglas en el organigrama por debajo del máximo responsable de la compañía y que también tienen un papel fundamental para que llegue al éxito.
Unos de ellos es el de CFO CFO (Chief Financial Officer), responsable generalmente de la planificación financiera de la compañía, el análisis de las fortalezas y debilidades o la relación con los inversores. Un cargo que en una empresa tecnológica “va más allá de puramente el ámbito financiero”, según nos explica Joan Riera, profesor del departamento de Dirección General y Estrategia de ESADE. “El CFO se ha convertido en una persona que contribuye al desarrollo de negocio futuro de la empresa, y el papel del que siempre dice ‘no’ se ha de convertir en el de un asesor que aporta una visión analítica”.
Pese a ello, lo cierto es que los directores financieros no se quitan el sambenito de ejecutivos preocupados por los números que solo intentan recortar costes. Por ejemplo, se rumorea que en Alphabet pusieron a Ruth Porat, su CFO desde hace dos años, el apodo de Ruth Vaderapodo. Porat defiende que pasa más tiempo estudiando las inversiones de Alphabet que el recorte del gasto, pero lo cierto es que también se ha preocupado por las pérdidasse ha preocupado de los proyectos más futuristas de la compañía.
Considerada por la revista Fortune como la décima mujer con más poder en Silicon Valley este año, su remuneración da una idea de su importancia: esta ejecutiva veterana del banco de inversión Morgan Stanley se marchó de Wall Street a Mountain View por 70 millones de dólares 70 millones de dólares(unos 65 millones de euros) en efectivo y acciones de Google.
Ahora bien, el aterrizaje de Porat se produjo una década antes de que la compañía diera el salto al parqué, una de las grandes pruebas de fuego para los responsables de finanzas. “Uno de los roles clave que tienen en relación con inversores está vinculado a la tarea de preparar la inversión para la salida a bolsa. Es una tarea importante, es crítica, y eso siempre recae en la función del CFO”, apunta Riera.
Pero ¿quiénes fueron los artífices de que las tecnológicas pasaran a cotizar en bolsa o los que hoy pretenden que los unicornios, las empresas tecnológicas valoradas en más de 1.000 millones de dólares, lleguen a debutar en Wall Street?
Los olvidados señores de los dineros
En 2004, un jovencísimo Larry Page, un más maduro Eric Schmidt (CEO de Google por entonces) y otros directivos se preparaban para hacer sonar la campana del Nasdaq. Uno de ellos era George Reyes, el CFO, que había coincidido con Schmidt en Sun Microsystems y que se encargaba de las finanzas de una empresa que por entonces tenía solo unos cuantos productos más allá del motor de búsqueda (Google News, Gmail, Blogger o Picasa).
“Como el CFO de Google, George dirigió nuestra innovadora salida a bolsa [...] y los desafíos de gestión de escalar una organización financiera global”, remarcaba Eric Schmidt cuando Reyes anunció su dimisión hace una década.
La capitalización bursátil de Google (o mejor dicho, su matriz Alphabet, todo un imperio a día de hoy) es de 728.000 millones de dólares (616 millones de euros). Aunque en alguna ocasión ha superado a Apple como empresa más valiosa del mundo,Apple como empresa más valiosa del mundo es la firma de la manzana mordida la que ostenta ese título actualmente: su valor de mercado superó hace unos días los 900.000 millones de dólares900.000 millones de dólares (765 millones de euros) por primera vez en su historia. La salida a bolsa de Apple hizo millonarios a sus empleados e inversores en poco tiempo allá por 1980.
En aquella época, Apple fichó a dos altos directivos externos,fichó a dos altos directivos pero Steve Jobs decidió despedirlos. No les importaba el currículum ni la experiencia, sino la pasión de los trabajadores. Reemplazó a uno de esos gerentes por Debi Coleman. Sin experiencia en puestos de responsabilidad, pasó de controlar las finanzas a ser jefa de fabricación de los primeros Macintosh y se hizo con el cargo de CFO en 1987. Solo desempeñó ese puesto un par de años, pero hoy es considerada una de las primeras mujeres en llegar a lo más alto de la industria tecnológica.primeras mujeres
Una mujer fue también la primera CFO de Amazon: Joy Covey, que falleció hace unos años. Jeff Bezos viajó de Seattle a California solo para intentar ficharla cuando la compañía se dedicaba a vender libros por internet. La CFO ayudó a que la empresa saliera a bolsa hace dos décadas. Dos años después, la revista Fortune la nombró una de las mujeres con más poder en los negocios, señalando que “su hazaña fue convencer a Wall Street de que una empresa sin beneficios valía 22.000 millones de dólares”.
Cazando talento para las próximas salidas
Más conocido es el primer CFO de Facebook, aunque su estancia en la compañía fue breve. La red social por excelencia no hubiera salido de Harvard sin el apoyo financiero de Eduardo Saverin, compañero de clase de Zuckerberg. Tras asumir su cargo de director de finanzas, salió de la la compañía poco después.
Hoy amasa una de las mayores fortunas de Singapur, el país al que se marchó poco antes de que la red social saliera a bolsa, una operación que no fue bien en un primer momento: las acciones cotizaron por debajo del precio de salida durante los primeros meses. Cinco años después, la cosa va bastante mejor: el valor de mercado de Facebook supera los 500.000 millones de dólares (425.000 millones de euros). Aquel movimiento estuvo a cargo de otro CFO, David Ebersman, que ya había llevado al parqué a otra empresa dedicada a la biotecnología y que tampoco está ya en Facebook.
“En esa preparación de la organización [para salir a bolsa] es muy importante tener a alguien que tenga experiencia, y ahí no es solo experiencia haciendo crecer la compañía, sino que necesitas un ‘know-how’ más corporativo y se ficha a gente que está muy preparada o que tiene ese ‘expertise’”, explica Riera.
Ese es el movimiento que precisamente están emprendiendo ahora los unicornios. Hace un par de años, Laurence Tosi, un alto ejecutivo de Wall Street (era director de finanzas de la firma de inversión The Blackstone Group) se marchó a Silicon Valley como CFO de Airbnb. Su fichaje se vio como una señal de la posible salida a bolsa de la compañía. De hecho, Brian Chesky, el CEO del gigante del alquiler vacacional ha asegurado que Airbnb debutará en Wall Street el año que viene.
Por su parte, Spotify fichó hace un par de años como director financiero a Barry McCarthy, el que fuera CFO de Netflix durante una década. La empresa ha contratado también a Morgan Stanley, Goldman Sachs y Allen & Co para que le asesoren en su salida a bolsa. Ahora bien, la compañía pretende cotizar directamente en el parqué neoyorquino sin realizar antes una Oferta Pública Inicial, un movimiento muy inusual que no han realizado otras tecnológicas.
Mientras tanto, otro unicornio lleva meses a la caza de director financiero sin demasiado éxito. Varios ejecutivos de Uber han abandonado sus puestos en los últimos meses, entre ellos Travis Kalanick, su CEO, presionado por los inversores y por una larga lista de escándalos. También dimitió el que fuera responsable de finanzas, Gautam Gupta.
Ahora, en Uber buscan un directivo que le sustituya cuando se acaba de conocer que sus pérdidas se incrementaron considerablemente en el tercer trimestre del año. Así que, si el próximo CFO consigue ayudar a Dara Khosrowshahi, el nuevo CEO, a enderezar el rumbo de la empresa de 'ridesharing', tal vez acabe formando parte de la lista de directores financieros que lograron que una tecnológica cotizara en bolsa con éxito. Lo cierto es que no paran de añadirse nombres.
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