A Gretchen Andrew (California, 1988) siempre le ha interesado la tecnología. Estudió sistemas informáticos en el Boston College y, tras graduarse, pronto tuvo la suerte de entrar a formar parte de la plantilla de Google en el departamento de productos internos. Para ella era un trabajo soñado, pero a Andrew le faltaba algo más: quería ser artista. “Noté que mis intereses estaban más en lo que podía hacer la tecnología que en la tecnología misma”, explica Andrew. Entonces, después de dos años trabajando para el gigante en San Francisco, decidió coger sus cosas y mudarse a Londres.
Ahora, esta artista busca combatir los estereotipos en internet con sus obras y lo hace directamente a través de la empresa de la que un día fue empleada. Gracias a sus conocimientos de posicionamiento en buscadores, Andrew cuelga sus cuadros en la Red esperando que los algoritmos de Google los incluyan entre sus búsquedas de imagen. Y lo ha conseguido. Sus dibujos aparecen al buscar palabras clave como powerful personpowerful person (persona poderosa), female conception (concepción femenina), malignant epithelial ovarian cancer (cáncer de ovario epitelial maligno, uno de los más temidos entre las mujeres) o bow new hampshire (refiriéndose a su pueblo natal en el estado estadounidense de Nuevo Hampshire).
Para luchar contra los estereotipos de esos y otros conceptos, Andrew dibuja personajes con el rostro enmarcado, mujeres con cuerpos reales y en momentos de sufrimiento llorando o, simplemente, de su ciudad a partir de recuerdos de su infancia.
Aunque no es el primer trabajo de esta artista con amplias inquietudes tecnológicas. Andrew es considerada una de las pioneras de la realidad virtual y el arte. En 2015 presentó en Los Ángeles el Alternate Reality como el primer espectáculo de arte de realidad virtual del mundo. Así, cualquiera con unas gafas de realidad virtual y la aplicación disponible podía ver sus obras.
Así demostró que la realidad virtual no es solo una herramienta para ver arte, sino que también es un medio que transporta a los espectadores a un mundo diferente involucrándolos en el arte de una forma totalmente distinta. Además, Andrew, seguidora de estilos con siglos de tradición -sus artistas favoritos son Van Gogh y Munch-, ha utilizado en diversas ocasiones las Google Glass para dibujar lo que, según ella misma cuenta, le ha servido para dar una visión diferente del arte.
Los buscadores como medios artísticos y críticos
En esta ocasión, Andrew ha querido indagar en las posibilidades de la Red con su proyecto 'Internet Imperialism'. Su idea de aparecer en buscadores para romper con los estereotipos surgió de casualidad. Su mentor, el artista polifacético y amante del amateurismo Billy Childish, le enseñó a copiar su trabajo. Entonces Andrew decidió colgar sus copias en su propia web con el título 'No Not Billy Childish paintings' para dejar claro que no eran obras del artista por mucho que se les parecieran. Sin embargo, los buscadores no lo entendieron como tal y comenzaron a aparecer cuando alguien quería saber algo del artista a través de Google.
Andrew se dio cuenta y comenzó a indagar más sobre el funcionamiento de los buscadores. “Empecé a valorar cómo los buscadores luchan con ciertos matices en las palabras y qué significa esto para la manera en que responden a nuestras preguntas”, apuntó en una reciente entrevista. Así que pensó en aprovecharlo para ampliar su huella en la Red.
Su trabajo comienza por identificar las palabras clave con las que le será más fácil triunfar ante Google y luego se encierra en su estudio a crear. Entonces piensa qué imágenes son las más adecuadas para definir esos conceptos. “Me gusta reemplazar los resultados de búsqueda existentes con pinturas porque, a diferencia de una gran cantidad de fotografías, el sesgo personal y la mano del creador son obvios”, confiesa. Además, le gusta jugar con la mente de los internautas: “el espectador no tiene la misma mentalidad cuando va a un museo”.
Aunque detrás de sus imágenes hay un intenso trabajo de análisis. No solo el necesario para posicionar sus pinturas en Google utilizando determinadas palabras clave, sino también para influir en el pensamiento de los usuarios. “Pienso mucho en cómo se usan las búsquedas de imágenes (en Google) como un diccionario visual y qué problemático es esto debido a la forma en que codifica la discriminación existente en la cultura”, explica. Un ejemplo de su labor en este sentido lo encontramos en un análisis sobre el uso de la palabra ‘boy’ (chico) y ‘girl’ (chica) en la red.
Con esto Andrew critica cómo, si buscamos chicas y chicos en determinadas situaciones (como bebiendo de una fuente o leyendo un libro), la imagen de la mujer aparece sexualizada mientras que la de los chicos se representa con dulces o rebeldes niños u hombres con aspecto profesional.
La imperialista del lugar
Aunque con este trabajo Andrew no solo quiere dejar su impronta crítica contra los estereotipos, sino que también busca extender su manera de ver las cosas. “Me gusta la idea de que, a través de la manipulación de los buscadores, pueda propagar mi visión”, argumenta.
Para ello, en uno de sus proyectos ha elegido redefinir la visión de su lugar de nacimiento, Bow. “Es una ciudad muy pequeña en un estado muy pequeño, por lo que la mayoría de las personas que conozcan estos resultados no tendrán una experiencia previa de ella como lugar”, detalla. De este modo, todo aquel que vea Bow en Google lo hará a través del arte de Andrew y sus rincones favoritos.
Así, a la vez que ella lucha contra las ideas hegemónicas de la Red, se autodefine como “imperialista digital”. “Es un poco irónico”, comenta.
Aprendiendo de vídeos de YouTube
Aunque Andrew también quiere mostrar el lado bueno de la Red, especialmente a la hora de difundir conocimiento. Ella misma se benefició de ello cuando decidió convertirse en artista. Antes no tenía ningún conocimiento pictórico, así que comenzó por buscar respuestas en internet. “Realmente creía que internet podría hacerme entrar en esto viendo videos de YouTube y contenido online”, explica.
Era tanta su fe que en 2007, cuando aún vivía en Silicon Valley, empezó la investigación creativa HowToHowToHowTo para explorar el valor educativo de internetHowToHowToHowTo. Así, mientras ella misma aprendía, Andrew analizó lecciones de la Red sobre 'Cómo estirar un lienzo' y 'Cómo dibujar las manos' para luego, dar un paso más, y explorar mayores gestas como 'Cómo escribir una novela'.
“Es realmente interesante usar YouTube porque funciona desde el lado de la oferta y de la demanda simultáneamente”, dice. Además, esta artista puso su parte crítica al proyecto y exploró el mundo de las perfecciones físicas, como qué hacer para lucir unas mejores piernas, un cabello más sedoso o aprender a caminar en tacones. “Para cada una de esas partes del cuerpo, hice GIFs de mí misma intentando seguir esas instruccionesGIFs de mí misma , mirando esta idea absurdamente formulada de la belleza”, explica.
Tras su proyecto, Andrew sigue creyendo en el poder de internet para cambiar o educar, aunque con una condición: ser consumidores activos y críticos que eligen qué ver y qué no y no dejándose llevar sin más. “Creo que la gran pregunta sobre las redes sociales es hasta qué punto amplifican nuestras propias opiniones y pensamientos”, opina.
Aunque no es del todo altruista. Esta artista confiesa que también forma parte del “linaje de pintores que siempre han buscado cómo hacer que su trabajo sea más público”. Así, a medio camino entre la crítica y el uso de la tecnología, parece que Andrew está consiguiendo hacer de internet su plataforma para crear arte.
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La imagen principal es propiedad de Gretchen Andrew/Facebook.