Cuando un hotel madrileño se empeñó en cobrar el wifi a un padre de internet

También en España, donde solemos presumir de nuestro afable carácter y nuestra amigable personalidad, hay veces que espantamos a los huéspedes. Y más cuando hay nuevas tecnologías de por medio. Si es así, poco importa que se presente en nuestro país el presidente de la firma tecnológica más puntera o, incluso, uno de los padres de internet: no tendremos miramientos. Las tarifas son las que son. O lo tomas, o lo dejas.

Al menos eso fue lo que quedó claro en una de las últimas visitas de Vint Cerf a nuestro país. La historia tuvo lugar cuando este visionario, padre de internet y uno de los muchos vicepresidentes de Google, viajó a España en abril de 2009 para recibir la condecoración de doctor 'honoris causa' de la Universidad Politécnica de Madrid. En el aeropuerto le esperaba su amigo Andreu Veà, presidente de la Internet Society y autor del libro 'Cómo creamos internet', que le acompañó hasta el hotel.

El español, que un día se propuso conocer cada detalle de los orígenes de internet y entrevistar a todos sus protagonistas, mantiene una estrecha amistad con Cerf. Tanto es así que le invitó a continuar con su investigación en la Universidad de Stanford y después se convirtió en su mecenas, contribuyendo a financiar la labor que durante más de veinte años ha llevado a cabo Andreu Veà.

Por todo ello, y por considerarle el auténtico “padre” de internet por sus más de 40 años dedicados a contribuir al crecimiento de su “hijo”, Veà y la E.T.S. de Ingenieros de Telecomunicaciones propusieron a Cerf para que fuera investido doctor 'honoris causa' por la UPM. Y, claro, como una eminencia histórica de la tecnología no se deja caer todos los días por nuestro país, los anfitriones no escatimaron en gastos y reservaron habitación en un prestigioso hotel madrileño.

No se trataba de un alojamiento cualquiera. Aunque Veà prefiere no desvelar el nombre del lugar, sí ha contado a HojaDeRouter.com que la categoría del hotel era de 5 estrellas con asterisco, es decir, la máxima condecoración que puede recibir un establecimiento hotelero en nuestro país. Nada más llegar al mostrador de recepción, confirmar que la reserva estaba hecha y que no había ningún problema, Vint Cerf quisó saber si podría conectarse a internet desde su habitación.

La recepcionista, que no sabía de quién se trataba, le dijo que no habría ningún problema. Eso sí, previamente tendría que abonar los 12 euros que contemplaba el establecimiento en sus tarifas para todos aquellos que quisieran disponer de acceso a la red wifi. En aquel momento, mientras Vint Cerf asumía sin reparos que le tocaba aflojar la cartera, Andreu Veà no podía creer lo que estaba ocurriendo.

Sin pensárselo dos veces, explicó a la empleada del hotel quién era ese señor de barba blanca. Le dijo que estaban intentado cobrar por el wifi al tipo que dedicó todos sus esfuerzos para que internet existiera y fuera gratis para todo el mundo. Como la recepcionista alegó estar cumpliendo órdenes de sus superiores, Andreu Veà pidió hablar con el encargado. Quería remediar que uno de los padres de internet tuviera que pagar, en un hotel de lujo, por eso que él mismo había creado años atrás.

Así las cosas, el encargado se personó en el 'hall' para hacerse cargo de la situación. Andreu Veà, una vez más, le explicó lo absurdo y descabellado que le parecía que, en un país tecnológicamente avanzado, se quisiera cobrar una ridícula suma de dinero a uno de los padres de internet por conectarse al wifi. El encargado poco pudo hacer. Si Vint Cerf quería disponer del servicio, debería abonar la cantidad que aparecía en las tarifas del hotel. Ante la incredulidad de su anfitrión, Vint Cerf dio su tarjeta a la recepcionista y abonó los 12 euros.

Más tarde, Andreu Veà escribió un correo electrónico al director del hotel para mostrar su indignación por el trato recibido junto a su amigo. Incluso, aún esperanzado de que el establecimiento hubiera reculado en última instancia, pasado un tiempo, el presidente de la Internet Society preguntó a Cerf si le habían cargado en la cuenta aquel importe. Ya desde Estados Unidos, este padre de internet le respondió que sí, que finalmente había pagado religiosamente.

Pese a todo, Vint Cerf no guarda mal recuerdo de lo vivido en nuestro país. De hecho, en el vídeo promocional del libro 'Cómo creamos internet', reconoce que en Madrid y Barcelona ha conocido a la “gente más amable y hospitalaria del mundo”. Aunque cobremos por casi todo en nuestros hoteles, parece que no hemos perdido el carácter afable y amistoso.

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Las imágenes que aparecen en este artículo son propiedad, por orden de aparición, de Joi Ito y Andreu Veà