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Frankensoft: la pesada losa del 'software' anticuado lastra la renovación de las empresas
Si quieres que tu empresa sea más eficiente en el siglo XXI, la máxima de que el pasado siempre fue mejor no va a servirte. Por mucho apego que sientan empleados y ejecutivos por algunos programas informáticos, simplemente porque ya saben cómo trabajar con ellos, lo cierto es que resistirse a la renovación digital puede salir muy caro a una compañía.
El maestro del ajedrez reconvertido en CEO Alan Trefler, autor de la guía para empresas 'Build for Change', se ha referido a este problema de 'software' heredado como Frankenstack, en referencia a la remendada y monstruosa criatura que salió de la imaginación de Mary Shelley. Trefler defiende que las organizaciones que pretenden ser innovadoras tienen que evitar que se acumulen sin orden y concierto muchas herramientas de distintos proveedores, implantadas en distintas etapas de la compañía y nunca del todo abandonadas tras quedarse obsoletas.
Su argumentación es de lo más gráfica: “Cuando atornillas las nuevas tecnologías en la tecnología existente, el tornillo, como el que salía del cuello del monstruo de Frankenstein, sigue siendo visible y perjudica al movimiento y la agilidad”. Según este ejecutivo, incluso se están dando casos de Frankencloud: se utilizan las aplicaciones en la nube pero sin la integración adecuada.
Tefler no ha sido el primero en hacerse eco de los obstáculos a los que se enfrenta un CIO cuando quiere incluir herramientas analíticas en programas que han quedado anticuados. En 2012, el consultor Brian Sommer ya hablaba del Frankensoft para explicar la situación que se produce cuando las compañías adquieren 'suites' de varios programas a distintos vendedores de 'software': al final, una empresa acaba manteniendo tres CRM distintos que se quedan anticuados y que no están organizados dentro de la estrategia de TI.
El ex CIO de Portugal Telecom, Manuel Rosa da Silva, también defiende la necesidad de acabar con la herencia digital que obstaculiza la innovación. “Ocultar todo este legado es como ponerse crema cosmética para esconder las arrugas. A menos que cortes como un machete con tu herencia y acabes con las aplicaciones, no llegarás a ninguna parte”, ha asegurado.
Este ejecutivo demostró cómo llevar a cabo la renovación en un reciente evento de Forrester: creó un equipo 007 con “licencia para matar” esas aplicaciones heredadas con el fin de conseguir crear una estructura de TI mucho más simple en Portugal Telecom.
Los propios CIOs reconocen que el Frankensoft es un problema para las empresas y uno de los mayores retos a los que tienen que enfrentarse en su trabajo diario. Una encuesta realizada por Forrester Research entre los directores técnicos de 3.700 empresas lo confirma: solo el 28% del presupuesto del departamento TI se dirige a nuevos proyectos, mientras que el resto se destina a las operaciones en curso y de mantenimiento.
Pese a que la solución a este problema pasa obviamente por modernizar la estructura tecnológica de la compañía, los directores ejecutivos e incluso los directores financieros no lo suelen tener tan claro como los CIOs y retrasan la actualización del 'software' heredado.
William T. Lord, ex-CIO de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, y actual miembro del Consejo de EvolveWare, una empresa de soluciones TI, ofrece dos consejos a las empresas que quieran romper el círculo vicioso de la inversión en tecnología anticuada: tomárselo con calma y disponer de empleados capaces de gestionar las herramientas antiguas mientras se produce la transición a las modernas.
En definitiva, hacer limpieza de aplicaciones obsoletas y emprender la renovación digital es imprescindible para evitar que la suma del 'software' de nuestra empresa se convierta en un monstruo indomable que devore los recursos de la compañía.
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Las imágenes de este artículo son propiedad, por orden de aparición, de youngthousands y Phil Whitehouse.
Si quieres que tu empresa sea más eficiente en el siglo XXI, la máxima de que el pasado siempre fue mejor no va a servirte. Por mucho apego que sientan empleados y ejecutivos por algunos programas informáticos, simplemente porque ya saben cómo trabajar con ellos, lo cierto es que resistirse a la renovación digital puede salir muy caro a una compañía.
El maestro del ajedrez reconvertido en CEO Alan Trefler, autor de la guía para empresas 'Build for Change', se ha referido a este problema de 'software' heredado como Frankenstack, en referencia a la remendada y monstruosa criatura que salió de la imaginación de Mary Shelley. Trefler defiende que las organizaciones que pretenden ser innovadoras tienen que evitar que se acumulen sin orden y concierto muchas herramientas de distintos proveedores, implantadas en distintas etapas de la compañía y nunca del todo abandonadas tras quedarse obsoletas.