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Google Glass: de posible fenómeno de masas al mejor amigo de médicos y profesores

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Las Google Glass fueron uno de los primeros productos en salir de los laboratorios del gigante americano, Google X. A mediados de 2011 la compañía presentó un primer prototipo de las gafas que, en su momento, parecían predestinadas a inaugurar con éxito la categoría de los wearables.

Sin embargo, con el paso de los años y a pesar del lanzamiento de nuevas versiones del producto, todo parece indicar que las Google Glass jamás serán el fenómeno de masas que muchos esperaban. Algo que, como veremos a continuación, no quiere decir que estas gafas no resulten muy útiles en determinados sectores.

Google Glass: ¿el primer gran wearable?

La primera versión ‘comercial’ de Google Glass apareció en abril de 2013, cuando fue ofrecida a los asistentes de la conferencia anual de Google (I/O) por 1.500 dólares. Por entonces muchos consideraban a estas gafas como uno de los mayores avances tecnológicos de los últimos años y como una categoría de producto que podría situarse al nivel de los smartphones o las pulseras fitness.

Las Google Glass están formadas por una montura y una lente que hace la función de pantalla, mostrando notificaciones y otro tipo de información que proviene del teléfono móvil de los usuarios. Este último aspecto es clave para entender el funcionamiento de Glass, ya que muchos se quejaron de su escasa batería y de lo limitado de sus funcionalidades.

Tras su lanzamiento numerosos desarrolladores y empresas decidieron lanzar aplicaciones específicas para Glass que sacasen partido de sus características. Pero lo cierto es que la utilidad de dichas apps siempre fue limitada y nunca terminaron de cuajar entre el gran público. Es más, da la sensación de que muchos lanzamientos fueron utilizados con fines de marketing -llamar la atención- en vez de negocio o ventas.

Con el paso del tiempo Glass se ha ido desinflando y de hecho Google nunca llegó a comunicar cuántas unidades se han distribuido a nivel mundial. La continua expansión de los smartphones, las pulseras de fitness y la aparición de los smartwatches parece que han robado todo el protagonismo que Glass tuvo en su momento. »TUITEA ESTA FRASE«

El hecho de que Glass no fuese un fenómeno de masas no quiere decir que no pueda resultar útil en determinados sectores o industrias. Y si uno destaca por encima del resto, ese es el de la medicina.

El doctor Christopher Kaeding, cirujano en la Ohio State University Wexner Medical Center, lleva ya meses utilizando Glass en sus intervenciones, con el fin de ofrecer a alumnos de todo el mundo una perspectiva diferente y más directa sobre la medicina.

“En la India las operaciones en las extremidades inferiores están 40 años por detrás que en Estados Unidos”, decía en una entrevista con el New York Times. “Utilizando Glass podemos enseñarle a doctores de todo el mundo las técnicas de expertos americanos. El impacto puede ser tremendo”.

Fuera de los hospitales las gafas también pueden funcionar. El hecho de que a través de ellas pueda transmitirse vídeo en tiempo real sobre lo que ocurre en el exterior ayuda a los médicos a prepararse para posibles urgencias. En varios centros de salud asociados a la universidad americana de Duke, los médicos que viajan en las ambulancias tienen también a su disposición las gafas. Cuando están tratando un enfermo grave camino al hospital estos transmiten en tiempo real la situación del paciente, para que todo pueda estar preparado y adaptado a su llegada.

“El año pasado perdimos un paciente tras haber sufrido una lesión en la pierna porque tardaron dos horas en traerla al hospital”, dice el doctor Paul P. Szotek de la universidad de Indiana. “Con Glass podremos saber de antemano la situación de los pacientes y reducir notablemente las tasas de mortalidad asociadas a determinados tipos de accidentes”.

Todos los usos anteriores están relacionados con la medicina, pero tienen también un marcado carácter educativo, ofreciendo a estudiantes y alumnos una forma diferente y más cercana de aprender.

Otro sector en el que Glass ha tenido una buena acogida es en el de la logística, sobre todo para los trabajadores encargados de la distribución de paquetes en fábricas y grandes almacenes.

Multinacionales como DHL o Knapp AG llevaban ya años probando diferentes soluciones de realidad aumentada para mostrar a los trabajadores las rutas más fáciles, pero con Glass todo el proceso es todavía más directo y sencillo.

Todos estos ejemplos apuntan a que Glass tiene todavía la capacidad de ser un dispositivo útil. Con su lanzamiento muchos se imaginaron un futuro en el que cualquier persona caminase por la calle con sus Glass puestas, pero parece que la mayoría estaban equivocados. Lo que no implica que en hospitales, centros de distribución y en el ámbito educativo no pueda resultar un dispositivo complementario y de gran utilidad. »TUITEA ESTA FRASE«

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Las imágenes de este artículo son propiedad de Kārlis Dambrāns y Wikimedia

Las Google Glass fueron uno de los primeros productos en salir de los laboratorios del gigante americano, Google X. A mediados de 2011 la compañía presentó un primer prototipo de las gafas que, en su momento, parecían predestinadas a inaugurar con éxito la categoría de los wearables.

Sin embargo, con el paso de los años y a pesar del lanzamiento de nuevas versiones del producto, todo parece indicar que las Google Glass jamás serán el fenómeno de masas que muchos esperaban. Algo que, como veremos a continuación, no quiere decir que estas gafas no resulten muy útiles en determinados sectores.