Es un tema peliagudo. Por un lado, parece lógico que el dueño del cortijo tenga la llave que abre las puertas de todas sus habitaciones. De lo contrario, si algo sucede, ¿quién velará por la seguridad de los residentes? Por el otro, es fácil que se levanten suspicacias. Si tiene acceso, ¿quién me asegura que no ha entrado? En el caso de Facebook, estamos ante la enésima sospecha de que la privacidad y la intimidad de las personas están en entredicho.
El escándalo Snowden abrió los ojos a los que seguían confiando a ciegas en las grandes tecnológicas. De repente todos recuperamos el sentido común y nos percatamos de que son empresas cotizadas, con una cuenta de resultados y unos accionistas a los que satisfacer. Entendimos que, si Facebook era gratis, nosotros eramos el producto y no el cliente.
Ahora que se está asentado el polvo que levantó aquella filtración explosiva, las preguntas clave empiezan a tener respuesta. Por ejemplo, un interrogante que los responsables de la red social por excelencia acaban de despejar: ¿tiene Zuckerberg una 'llave maestra' que abre los perfiles de todos los usuarios?
Evidentemente, lo de la llave no es más que una metáfora. La verdadera pregunta es si los empleados de Facebook tienen acceso a la información privada de nuestros perfiles o si, incluso, pueden identificarse usando nuestras credenciales. Por abreviar, la respuesta corta, a la gallega, es un “no, pero...”
Joe Sullivan, jefe de seguridad de la red social, niega que exista una herramienta equiparable a una 'llave maestra' al alcance de los trabajadores de Facebook. Lo niega, pero de una forma un tanto peculiar... “No hay una 'llave maestra'”, afirma primero, para matizar después que “de hecho, tenemos herramientas internas avanzadas que restringen el acceso a la información a aquellos empleados que lo necesitan para hacer su trabajo”.
¿En cristiano? La 'llave' existe, pero no la tiene todo el mundo y solo se puede utilizar en ciertas circunstancias.
¿Y cuáles son los requisitos? A esto, tal vez por tranquilizar al personal, también contesta Sullivan. “La mayoría de los empleados no tienen acceso y los que lo tienen deben firmar un acuerdo y completar un programa de entrenamiento antes de usar nuestras herramientas internas”, afirma. “Cada uso es registrado. El empleado tiene que explicar el propósito de dicho uso, y nosotros lo auditamos regularmente”.
Entre los trabajadores de la empresa que tienen potestad para emplear estas misteriosas herramientas no están, según el jefe de seguridad de Facebook, ni el fundador Mark Zuckerberg ni ningún otro ejecutivo, “porque no ocupan puestos en la compañía que lo hagan necesario”.
Entonces, ¿debemos preocuparnos? ¿Están a salvo nuestros secretos? Determinarlo no es labor sencilla. Más bien se trata de una cuestión de confianza. Aseguran que no acceden a tus datos sin que haya una razón de peso, pero eres tú quien decide si dar por buena su palabra o hacer los bártulos y partir en busca de otra red social.
A su manera, admiten tener la 'llave', y eso es motivo suficiente para activar las alarmas de los más suspicaces. ¿Y tú? ¿Te fías?