Hubo un tiempo en que Finlandia era la reina de la telefonía móvil. Los resistentes terminales de Nokia se vendían mucho mejor que los del resto de marcas y parecía imposible que alguien pudiera arrebatar el trono al gigante finés.
Sin embargo, sucedió. En 2007 el iPhone aterrizó en nuestras vidas y la irrupción de la manzana mordida en el mercado resultó ser el principio del fin. Apple y Google - con el sistema operativo Android - se pusieron pronto a la cabeza del sector, desplazando a los antiguos líderes. Seis años después, Nokia ha tenido que vender su división de móviles a Microsoft, deshaciéndose de lo que un día la puso en los bolsillos de todos.
La fortuna de Nokia parece estar ligada a la economía finesa. El país nórdico, como todos sus vecinos europeos, lo está pasando mal desde 2008, cuando estalló la crisis financiera. A pesar de que este año su PIB ha experimentado un ligero crecimiento (un 0.2%), el desempleo sigue siendo una preocupación que acecha a los finlandeses.
Un contexto que da pie a buscar responsables. Y esa ha sido, precisamente, la tarea en la que se ha embarcado el primer ministro finés, Alexander Stubb. Hace poco, en una entrevista, afirmaba que el culpable de haber acabado con la industria de telefonía móvil fue Steve Jobs. Y no sólo los móviles. El fundador de Apple también es responsable, según Stubb, del colapso del segundo sector con más peso en la economía de Finlandia: el forestal. ¿Pura exageración?
Apple, ¿culpable o inocente?
El pasado mes de febrero, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) publicó un informe en el que señalaba los principales problemas de Finlandia. Destacaban el deterioro de la competitividad de las empresas y el colapso de los dos principales sectores del país: la electrónica y el forestal.
Un pronóstico en el que también está de acuerdo Risto Penttilä, presidente de la Cámara de Comercio de Finlandia, que a principios de verano detallaba en el Financial Times los problemas que atraviesan estos dos sectores. Y fue el primero, además, en culpar a Apple de tales dificultades. “En parte, esto es debido a la mala suerte, que viene a Finlandia en forma de Steve Jobs. El iPhone borró el liderazgo de Nokia en los teléfonos móviles, mientras que el iPad diezmó la industria del papel conforme la gente cambió los periódicos por las noticias digitales”, escribía.
Un argumento que poco tiempo después hizo suyo el primer ministro para explicar por qué el tercer país más competitivo del mundo - de acuerdo con el Foro Económico Mundial -, no había sido capaz de resistir los ataques de una empresa estadounidense. Las palabras que Alexander Stubb pronunció en una entrevista concedida al diario económico sueco Dagens Industri - y que más tarde repitió para el canal estadounidense CNBC - corrieron como la pólvora. No solo los medios fineses, sino también los norteamericanos, se hicieron eco.
Según cuenta a HojaDeRouter.com Markku Kotilainen, director del último estudio del Instituto de Investigación de la Economía Finesa (ETLA por siglas en inglés), la acusación era solo una “broma” que Stubb utilizó para explicarle a los ciudadanos, de forma comprensible, el colapso de los sector del móvil y el papel.
“Apple fue un importante competidor para los teléfonos Nokia y también estaba entre el equipamiento digital que ha contribuido al declive del consumo de papel”, explica.
Las innovaciones de la compañía de la manzana mordida no fueron las únicas que dieron dolores de cabeza a las empresas de ambos sectores. De acuerdo con Jyrki Ali-Yrkkö, analista de ETLA, entre los años 2007 y 2008 Google se instaló en el país a través de los dispositivos Android. “Nokia fue elíder n la fabricación de teléfonos móviles en 2007, pero ya hacía un año que se veía la amenaza de Apple en 2008, cuando Google lanzó su sistema operativo”.
Ali-Yrkkö también cree que la debacle de Nokia, “que era la compañía más grande de Finlandia”, tuvo un “impacto” en la economía del país, “tanto en términos de desempleo como en términos de PIB”.
Y ahora, ¿qué?
Con una tasa de paro del 8,2% y un ligero crecimiento económico, hoy en día el gobierno de Stubb está aplicando la misma receta que el resto de países europeos: reformas y recortes para incrementar la productividad del sector público y reducir la deuda del Estado. Sin embargo, mientras apuntan a Steve Jobs como el culpable de todos sus males, no parece preocuparles demasiado que el sector de la telefonía móvil y el forestal ya no sean las locomotoras del tejido empresarial finés.
Como señala Alli-Yrkkö, Nokia vendió a Microsoft la división de telefonía móvil pero no sus patentes vinculadas con las telecomunicaciones, industria en la que está intentando hacer negocio. Y según el analista, en lo que respecta al sector del papel, los consumidores no gastan tanto como antaño pero los fabricantes siguen siendo fuertes en la elaboración de cajas y armarios.
Nokia ha dejado de ser la estrella y ahora les toca a las medianas empresas tirar de la economía del país. “Una situación que siempre se ha dado en la economía finesa es que ha habido grandes compañías operando, y a pesar de que el impacto de esas empresas ha sido importante, el futuro está en que las empresas de tamaño medio hagan más en las esferas donde operan”. Una responsabilidad que parecen estar dispuestos, esta vez, a asumir.
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