LG fue la primera compañía que puso a la venta un televisor con pantalla curva, desarrollado en tecnología OLED y con un precio de 10.000 euros, a mediados de 2013. También entonces salió al mercado su primer móvil con pantalla curva, el LG Flex, que según el fabricante coreano evita los reflejos, mejora la calidad de imagen y sonido y, sobre todo, ofrece una gran resistencia: aunque te sientes encima, no se rompe.
A principios de 2014 fue Samsung quien presentó su televisor curvo con pantalla flexible. Meses antes había lanzado el primer 'smartphone' con pantalla curva y flexible, el Galaxy Round. Los desarrolladores aseguran que esta característica permitirá al usuario acceder de forma más sencilla a la información y creará interacciones visuales con la pantalla al inclinar el dispositivo.
Luis Navarrete, especialista de producto de LG Electronics, explica a HojaDeRouter.com cómo se logra que una pantalla sea curva. Comenta, en primer lugar, que la tecnología a la hora de fabricar una pantalla curva o una pantalla plana es la misma. Lo único que varía es si esa pantalla es OLED o LED. Por lo tanto, una pantalla OLED curva se fabrica del mismo modo que una pantalla OLED plana, pero no del mismo que una pantalla LED. La curvatura en sí no influye demasiado.
De hecho, asegura que “el OLED es lo realmente revolucionario” en los nuevos televisores y dispositivos, así que no hay sorpresas detrás de las innovadoras pantallas curvadas. Lo que permite esa curvatura es utilizar un material electroluminiscente y flexible. En concreto, LG utiliza paneles IPS muy similares a una lámina de plástico transparente.
En el caso de las OLED, explica el ingeniero, si un televisor tuviera 8.3 millones de puntos de luz independientes, significaría que ese televisor tendría 8.3 millones de pequeños transistores que le van a decir a cada uno de esos puntos cuándo tienen que iluminarse o apagarse, y cuánta iluminación tienen que recibir para que se cree una imagen. En el caso de las LED no ocurre así: están formadas por láminas con píxeles y una lámpara detrás del panel que ilumina a todo el conjunto.
Luces y sombras de las pantallas curvas
La ventaja de tener un televisor curvo es que, si te sientas delante o en los extremos, tendrás la sensación de estar en un lugar muy centrado: parece que ves más superficie de pantalla que si te encontrases ante una pantalla plana. Todo esto suponiendo que sea OLED. Es la misma sensación que tenemos cuando vamos al cine, ya que sus pantallas también están ligeramente curvadas para que nadie tenga dificultades para ver la película.
¿Qué sucede si tenemos una pantalla curva LED? Pues que si nos sentamos en un extremo varía el ángulo de visión y habrá variaciones de brillo, luz y contraste. Precisamente el hecho de que las OLED tengan píxeles con luces propias hace que no haya riesgo de que se produzcan esas variaciones.
En un momento en que la tendencia es fabricar televisores con cada vez más pulgadas, y “la distancia en nuestros salones sigue siendo la misma”, las pantallas curvadas se vuelven necesarias. Gracias a su curvatura pueden ser más grandes y ocupar el mismo espacio que uno plano. “Es un aspecto práctico de cara al consumidor, que se ve reforzado por la resolución 4K”.
Con los dispositivos móviles, según Navarrete, nos encontramos ante un panorama idéntico porque “son los mismos materiales”. Lo que variará es la densidad de píxeles por pulgada porque las pantallas son más pequeñas, “pero también tienen pantallas OLED y LED”.
¿Y qué pasa si la pantalla es flexible?
“El pilar de la tecnología sigue siendo el mismo”, afirma Navarrete, aunque es posible que en televisores flexibles se utilicen algunas placas rígidas electrónicas que son las que luego alimentan cada uno de los píxeles, mientras que hay móviles que utilizan materiales flexibles tanto en la carcasa como en los componentes electrónicos más pequeños. “La placa base que va montada permite cierta flexibilidad. Eso es lo que hace que todo el teléfono móvil sea flexible”.
El ingeniero cree que las actuales pantallas curvas no son más que un precedente a las tecnologías móviles flexibles que pueden doblarse, meterse en el bolsillo y que suelen utilizar materiales como el grafeno.
Luis Entrena, ingeniero industrial y profesor de la UC3M, explica que habitualmente los aparatos electrónicos flexibles se fabrican gracias a materiales orgánicos, polímeros, diferentes a los que habitualmente se utilizan en electrónica, como el silicio - que es un cristal no flexible.
¿Al final hay diferencias entre una tecnología flexible y otra rígida? Dice Entrena que es exactamente igual a todos los efectos, solo que con la primera puedes llegar a doblar un dispositivo. ¿Cuál es el problema? Según el ingeniero, el principal inconveniente es que la electrónica convencional no sirve para esa flexibilidad. De ahí a la necesidad de buscar nuevos materiales.
“Todos los materiales electrónicos tienen que ser semiconductores”, recuerda, así que ahora lo necesario es buscar materiales sustitutivos a los convencionales que también tengan propiedades electrónicas.
Sin embargo, según Entrena, los polímeros son mucho más caros y ofrecen peores prestaciones. Además, son menos rápidos y “si uno quiere comprarse un ordenador quiere que sea bueno, vaya rápido y consuma poco, pero estos materiales aún no dan estas prestaciones”.
Curvatura y flexibilidad, ¿qué habrá que tener en cuenta?
Álvaro Bernal, experto en diseño de interfaces gráficas, afirma no tener constancia de ningún compañero que esté interesado o preocupado por las pantallas curvas. Afirma que es algo que, si algún día se estandariza, tardará mucho en hacerlo y no cambiará sustancialmente la experiencia de usuario.
¿Y si el móvil tiene pantalla en los laterales, como se ha visto algún prototipo de LG? Bernal considera que eso es ciencia ficción, que “no tiene futuro”. Además, opina que no requeriría adaptación alguna a nivel de 'software' porque las aplicaciones para Android son iguales independientemente de si el terminal tiene pantalla curva o no. “A no ser que hagas una 'app' exclusiva para ese teléfono”, matiza. Otra cosa ya son las funciones que el fabricante incluya en su capa de 'software', sobre el propio sistema operativo.
¿Para qué podría ser útil? Según Bernal, tal vez para subir el volumen del teléfono de forma táctil o para hacer controles con el dedo pulgar en el extremo. Será “molesto en todo lo demás” porque puede dificultar mucho la visión y el agarre “seguro que será incómodo”. “Al final esos teléfonos no aportan nada de innovación ni utilidad al mercado”, sentencia.
¿Revolución o márketing?
Entrena nos recuerda que el gran negocio de la electrónica de consumo es apostar por cosas nuevas, pero está seguro de que los dispositivos flexibles durarán menos que un aparato con electrónica normal. “Es como si coges un alambre y lo doblas muchas veces: acabará rompiéndose. Y en un circuito hay millones de alambres”.
Entonces, ¿las pantallas curvas llegarán a implantarse masivamente o se quedarán en un experimento? En opinión de Bernal, las empresas sólo hacen este tipo de cosas por innovar, pero “luego lo abandonan”. Y afirma que en el mercado oriental, con marcas como Samsung y LG, se ha “visto cientos de veces. Teléfonos con proyector, teclado láser, botones raros...”
Por su parte, Luis Navarrete considera que la revolución de las pantallas curvas tendrá que ver con el beneficio que pueda sacar el usuario, y también con cuestiones de tendencia porque a la “gente le llama mucho la atención”. No obstante, predice que en el futuro se fabricarán dispositivos de ambos tipos, con pantallas curvas y pantallas planas, que no van a desaparecer tan fácilmente. ¿Lo flexible? Eso tardará más en popularizarse. Para saber qué frutos dan estas tecnologías, tendremos que esperar sentados.
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