La salud mental es un tema que ha dejado de ser tabú. Todas las Comunidades Autónomas se han puesto manos a la obra para atajar este grave asunto, ya que desde la pandemia se ha detectado un incremento muy importante en el número de pacientes de edades tempranas que están siendo atendidos en los dispositivos autonómicos que se encargan de su salud mental. Para conocer cómo está la situación en estos momentos, cuáles son las causas de este incremento y cuáles las posibles soluciones, elDiario.es ha hablado con Oriol Lafau, coordinador de Salud Mental Infanto-Juvenil de Balears.
Se da la circunstancia de que mientras realizábamos esta entrevista Lafau ha abandonado las listas del PSOE para las próximas elecciones autonómicas, donde se presentaba como uno de los candidatos independientes de la mano de la presidenta del Govern Francina Armengol, salpicado por la polémica que ha ocasionado la noticia publicada por la revista Hola sobre la nueva maternidad de Ana Obregón por gestación subrogada en Estados Unidos, cuestión que es ilegal en España y que ha entrado de lleno en la precampaña para los comicios autonómicos y municipales de mayo.
Todas las instancias políticas, ahora en modo electoral, se han pronunciado sobre el asunto. La consellera de Presidencia, Función Pública e Igualdad y dirigente del PSIB-PSOE, Mercedes Garrido, aseguraba que “la gestación subrogada es violencia y explotación contra las mujeres”. Estas declaraciones han supuesto la retirada de Lafau “por motivos personales” del número seis de las listas socialistas al Parlament, ya que su paternidad ha sido fruto de este tipo de gestación, extremo del que no ha querido pronunciarse en elDiario.es, por lo que esta entrevista se circunscribe al trabajo que Lafau, psiquiatra especializado en infancia y juventud, ha desarrollado desde el año 2002 en el Área de Salut Mental de la Conselleria de Salut balear y a los planes que se desarrollan para poner freno a este grave problema.
Desde su puesto de coordinador de Salud Mental en Balears, ¿Cómo está la situación en cuanto a la población más joven?
La situación es muy complicada y preocupante en todo el país y estamos trabajando todas las Comunidades para darle una respuesta. En concreto, en Balears, no existía la salud mental infanto-juvenil históricamente. Fue en 2002 cuando se abrió por primera vez un departamento o un Servicio de Salud Mental Infanto-Juvenil, yo fui el coordinador de ese primer dispositivo y ofrecíamos servicio a nivel autonómico. Éramos diez personas y después de mucho trabajo, se fue como hipertrofiando, fuimos creciendo con nuevos dispositivos y en el 2011, nueve años después, ya éramos entre 100 y 120 profesionales los que trabajábamos en el servicio. A partir de ese momento, este departamento se convirtió en el Instituto Balear de Salud Mental de la Infancia y la Adolescencia, el IBSMIA, que dirige en estos momentos Isabel Flórez y que se encarga de la evaluación, el diagnóstico y el tratamiento de todos los niños y jóvenes menores de 18 años que tienen un trastorno mental grave. El Instituto ofrece una visión transversal sobre el problema y desde entonces está presente en todas las Islas, y no solo en Mallorca como ocurría anteriormente. Asimismo, este dispone de 5 unidades comunitarias de consultas externas, las UCSMIA (Unidad Comunitaria de Salud Mental de la Infancia y la Adolescencia), un hospital de día y una unidad de hospitalización breve, estos últimos servicios solo en la isla de Mallorca, donde son derivados los pacientes de las demás islas.
Los equipos terapéuticos están formados por un psiquiatra, un psicólogo, un enfermero y un trabajador social. El Servicio también dispone de personal docente de apoyo al Hospital de Día y de un equipo administrativo en cada unidad. Todos ellos dan atención ambulatoria en cada una de las Islas, menos en Formentera que depende de Eivissa. La atención hospitalaria se ofrece desde el hospital son Espasses, en Mallorca, que en la actualidad dispone de 11 camas. Además, también en Mallorca contamos con un hospital de día que es un recurso intermedio para cuando la gente sale de la hospitalización, vulnerable, y se utiliza para no pasar directamente a la calle, es una atención intermedia entre el hospital y la comunidad. La única cosa que no depende del IBSMIA son los problemas de salud mental derivados de las adicciones que se atienden a través de la UCA con su propio servicio de atención mental, y que depende administrativamente de Atención Primaria.
Concretemos más, ¿Cuántos pacientes atiende el IBSMIA en estos momentos?
Números concretos no te puedo decir, pero lo que sí te puedo decir, por ejemplo, es la situación que se vive en la planta hospitalización. Esto se puede considerar como una plaga. Tenemos 11 camas que históricamente ha estado más o menos ocupadas al 60%, siempre había seis o siete personas ingresadas y siempre teníamos cuatro o cinco camas libres. Desde hace dos años la ocupación es al 100%. Esto es muy importante decirlo, sobre todo porque han aumentado muchísimo los casos de mayor gravedad.
¿Cuáles podríamos decir que son las enfermedades mentales de mayor gravedad?
Ahora mismo, sobre todos los casos más graves en niños y niñas y en adolescentes tienen que ver básicamente con ideación suicida grave, por eso tienen que estar ingresados. También son muy importantes los trastornos de conducta alimentaria. Son las dos patologías que más han aumentado post pandemia y que ocupan la Unidad de Hospitalizión.
¿Y con esas 11 plazas es suficiente para atender a todas las personas de estas edades que lo necesitan?
No, no, no son suficientes en estos momentos, pero ninguna persona se queda sin ser hospitalizada si lo necesita. A veces lo que hacemos es ingresos, por ejemplo, en pediatría. ¿Sabes? Entonces, pues bueno, sí, sí, lo requiere.
¿Nadie, nunca se ha quedado sin hospitalización?
Nunca. Es un poco el miedo que tenemos. Como vemos que ha aumentado de tal forma la necesidad de asistencia los servicios se nos han quedado un poquito pequeños y buscamos alternativas como sea, a las niñas, sobre todo niñas, que están con problemas alimentarios se las ingresa en endocrino… o sea, buscamos la alternativa para que nadie se quede fuera. Es decir, ningún niño o niña que requiere ingreso se queda sin ingresar, porque eso bueno sería muy peligroso.
Ningún niño o niña que requiere ingreso se queda sin ingresar
¿Cuál es el perfil que os encontráis en la atención infanto-juvenil?
En el tema de trastornos alimentarios la mayoría son chicas. Antes de la pandemia el problema también existía, pero es que ha subido casi un 22% desde la post pandemia.
Siguen siendo las chicas las que sufren este trastorno en un porcentaje del 75%. Aún así, seguramente tenemos menos niños porque tenemos el foco menos puesto en ellos. Es decir, que casi cuando oyes hablar de TCA (trastorno de la conducta alimentaria) te imaginas a una chica y no te imaginas a un chico. Muchas veces los chicos tienen síntomas diferentes, ¿no? Por ejemplo, todo el tema de la vigorexia… chicos que están completamente enganchados al gimnasio, a los suplementos de proteínas, que cambian su alimentación, esto también es un problema y se da más en los chicos que en las chicas en edad adolescente. El tema de los suplementos no es legal ni en adultos. El gimnasio, claro que es legal, pero, por ejemplo, la toma de sustancias para aumentar masa muscular, no. Pero el hecho de hacer una dieta proteica es muy sencillo. Entonces, sí, hay mucho problema de conducta alimentaria en los chicos, pero es menos evidente porque pensamos menos en ellos en este sentido. El trastorno alimentario del chico no es tan llamativo como el de la chica, ya que normalmente no pierde peso. El chico no quiere perder grasa, quiere aumentar el volumen. No hace mucho tiempo vi a un crío en urgencias que se había comido 42 huevos, claro sufrió una hepatitis fulminante y se murió. Es el resultado de este tipo de dietas tan bestias. Y además, está el tema de la gordofobia que está afectando también a los niños y chicos adolescentes.
La repercusión clínica de ambos sexos es diferente. En las chicas suele ser más con la clásica anorexia nerviosa, con pérdidas de peso muy grandes, y eso hace que nos fijemos más. Y en los chicos hace más referencia a estas formas de buscar el cuerpo perfecto, haciendo verdaderas burradas con la alimentación y con el gimnasio.
La repercusión clínica de ambos sexos es diferente. En las chicas suele ser más con la anorexia nerviosa y eso hace que nos fijemos más. Y en los chicos hace referencia a la búsqueda del cuerpo perfecto, haciendo burradas con la alimentación y el gimnasio
Y la percepción del deporte en la actualidad, ¿parece que es lo contrario a lo que debería ser, lo contrario a una actividad física sana?
Exacto, al final lo que debería ser una actividad sana al final mal utilizada, se convierte en un arma contra ti misma, contra ti mismo.
Me hablaba también de las tendencias suicidas de la infancia y la adolescencia. ¿Qué causas pueden ser las que hagan pensar a estas edades en el suicidio?
Bueno, hemos pensado mucho, sobre todo porque hemos visto un aumento del 27% en los dos últimos años y medio. Eso es una burrada, ¿no? La planta de psiquiatría está prácticamente ocupada por niños y niñas que quieren hacerlo. Yo diría que el 50% está ocupado siempre por chicas con ideación suicida. El problema en los adultos en este sentido es muy grave también y, afortunadamente, en edades inferiores no llegamos a los niveles de los mayores. Menos mal.
Sin embargo, los datos con los que trabajamos en nuestro servicio son brutales. Yo que siempre me he dedicado a la salud mental de los más jóvenes, esto no lo había visto nunca antes. Es un aumento de un 27%, insisto, y ¡hay niños y niñas con estos problemas a los 7 años!
Es difícil determinar las causas, es un tema de debate importantísimo en estos momentos. Creemos que la pandemia y estos últimos tres años han hecho mucha más mella de lo que nos podemos imaginar. Se nos está yendo de las manos porque la repercusión es muy grande a nivel social. Es como zarpar con un gran buque que a pesar de los golpes de timón tardas un tiempo en ver cómo está dando la vuelta, cómo está girando. Así estamos ahora mismo, en el giro del gran buque. Y los niños y las niñas, los adolescentes, siempre son los primeros en demostrar que no lo están pasando bien porque tienen menos defensas que los adultos, que tienen más experiencia vital y, en realidad, se protegen más, ¿no? Esto es lo que ha pasado. El sufrimiento que ha generado la pandemia, la guerra de Ucrania, la inflación de los precios, todo lo que nos está pasando a nivel social, tiene una repercusión muy importante sobre las familias. El niño y la niña son los primeros que levantan la mano y dicen “oye, lo estamos pasando mal”. Es decir, es un sufrimiento familiar que el niño y la niña están diciendo por primera vez “mi familia no lo está pasando bien”, y es el primero en notar la repercusión.
En cuanto al lock down y la pandemia, los niños y niñas, los adolescentes, pasaron mucho tiempo aislados, incluso dentro de los centros educativos donde no se podían relacionar abiertamente, no había patios, no se podían tocar... ¿En qué medida les ha afectado este freno en su socialización?
Lo que dices es absolutamente cierto, el tema de la limitación social les afectó muchísimo, pero yo creo que no solamente les afectó por las limitaciones en sus relaciones sociales, sino que hubo un desarrollo mucho más potente del que había habido hasta ahora de todo ‘ciber’, es decir, la vida online, la utilización de redes sociales, y creo que esto ha hecho mucho daño. Estamos viendo muchísimos casos de ciberbullying. De hecho, gran parte de la acción suicida viene por situaciones de acoso a nivel de redes sociales. Eso para mí ha sido demoledor, como no te ves presencialmente te atreves a cualquier cosa y esto creo que es de las cosas que más daño ha hecho. Esto hay que regularlo. Fíjate el tema de los abusos sexuales que vemos casi continuamente, es una tragedia brutal… esa niña de 11 años en Badalona, que ha sido acosada por seis menores… Están viendo todo el rato pornografía y estar aprendiendo una sexualidad no sana. Les estamos dando un Ferrari cuando no tienen carnet de conducir. ¿Pero quién tiene la culpa si no somos nosotros, los adultos, que no estamos pudiendo regular ese acceso?
Estamos viendo muchísimos casos de ciberbullying. De hecho, gran parte de la acción suicida viene por situaciones de acoso a nivel de redes sociales
¿Cómo se puede hacer esta regulación? Porque, ahora mismo, toda la responsabilidad recae sobre los padres y las madres, que en muchos casos son analfabetos digitales… o, por lo menos, no están familiarizados con las redes y la información en internet y en los límites que tienen que poner en su uso.
Totalmente. Nosotros hemos crecido sin Ferrari, claro. No entendemos la magnitud, es como un arma de destrucción masiva. Si lo utilizas bien es muy bueno, pero si lo utilizas mal es muy potente y no tenemos la capacidad para entender la magnitud de lo que estamos ofreciendo a nuestros hijos. Pero, aún así, sigo pensando que somos muy culpables. Es decir, que debería haber una regulación ya clarísima del acceso a las redes, porque lo que estamos viendo últimamente…, los casos de ciberbullying, los casos de ideación suicida, los casos de abuso sexual infantil… esto no. A mí me salen muchas palabras para definirlo. Creo que somos responsables.
¿Nuestros datos son muy diferentes a los del resto del país?
No, son los mismos. Incluso es sorprendente ver que hablamos de exactamente el mismo porcentaje en todas las comunidades autónomas. Yo tengo mucha relación con los coordinadores autonómicos de las otras comunidades y es lo mismo. Es curioso.
¿Cómo se actúa ante un niño que tiene tendencias suicidas?
Actuamos desde tres ámbitos: el social, el educativo y el de la salud. Tenemos que trabajar juntos. Esto es una lacra que tenemos que abordar juntos. Tenemos los equipos A.T.S. (atención, prevención y suicidio), que son equipos que están en todos los hospitales, tanto para adultos como en infanto-juvenil. Cuando se detecta un niño con ideación suicida se valora la intensidad. Si es un caso intenso se ingresa directamente. Si son casos que se pueden manejar a nivel ambulatorio se activa la ATS que está compuesta de psiquiatras, psicólogos y el enfermero de salud mental y hacen una atención intensiva, durante aproximadamente seis meses o hasta que remite la dirección suicida. Se actúa de forma muy intensiva y de forma rápida. El niño o la niña tiene que ser visto antes de 72 horas y durante esos seis meses de forma intensiva. Esto yo creo que ha sido uno de los grandes logros de la salud mental en general de estos años, también en la atención de adultos donde también se ofrece este servicio.
La labor de Educación, que es una cosa fantástica, es elaborar las guías y el protocolo de atención. Cuando dentro de la escuela se detecta un caso se han establecido las formas de acceso al sistema sanitario a través de enfermeras gestoras de casos, que están a caballo entre la educación y salud y gestionan los casos que se encuentran. Desde educación, si es un caso grave lo envían directamente a urgencias… es un todo un protocolo de actuación. A nivel educativo, básicamente, lo que hacen es detección y derivación y lo que se hace desde el ámbito sanitario es atención a estos casos. Es importante que estemos todos muy unidos para que ningún niño o niña que tenga una dificultad de ese tipo se quede sin ser atendido. Todo a través del equipo de orientación psicopedagógica.
Y, a nivel social, ¿Cómo se actúa?
Se trata de que los monitores de extraescolares, los educadores de barrio, el personal de los ayuntamientos y todas las instancias sociales tengan la formación suficiente como para aceptar ese tipo de casos y puedan coordinarse directamente con los equipos de atención nuestros. Por ejemplo, si hay un centro de barrio o de un pueblo donde van los niños después de colegio para jugar o hacer actividades, que el personal que trabaja en estos entornos tenga una formación, que estemos juntos formando una red.
Y en cuanto a la cuestión sanitaria, ¿Cómo estamos de psicólogos? Lo digo por el problema que tenemos a nivel estatal de falta de médicos y, en particular, en Balears por el alto coste de la vida y el problema de acceso a la vivienda.
Tenemos un problema muy grande ahí porque no hay suficientes psicólogos clínicos para cubrir lo que necesitamos y eso es gravísimo. Ha salido una de las plazas que tenemos para cubrir y ha acabado desierta. O sea, no existen psicólogos clínicos.
¿Por qué no hay?
¿Sabes por qué no hay?, porque no hay suficiente formación a nivel nacional. Esto es un problema de todas las comunidades y estamos buscando soluciones. Solo podemos contratar psicólogos clínicos y solo salen al año 204. Es decir, el Estado español forma sólo 204 psicólogos anuales para todos. ¿Te puedes imaginar? Y este número debería multiplicarse por diez, porque el déficit que tenemos es tan bestia que si no formamos más nunca cubriremos. Tenemos dinero para contratar y no tenemos profesionales y esto no cambia. Estamos formando muy pocos psicólogos clínicos para todo el volumen que necesitamos. Ahora tenemos 81 psicólogos clínicos trabajando en Atención Primaria, necesitaríamos 24 más.
¿Cómo se podría cambiar esta situación?
Yo creo que se deberían ofertar muchas más plazas de psicólogo clínico. Están saliendo 200 y perfectamente podrían salir 1.400. Esto durante unos cuantos años para que hubiera cada vez más volumen de psicólogos clínicos. ¿Qué es lo que pasa? Pues tenemos lo que tenemos y en este momento, ahora mismo, estamos al máximo. Nosotros formamos a seis psicólogos clínicos cada año, porque el problema de esto es que como hay pocos en plantilla no hay mucha capacidad para formar nuevos, porque ese trabajo lo hacen los que están trabajando. En Balears, nuestra máxima capacidad para formar residentes de psicología clínica son seis anuales.
En el resto de comunidades, ¿han buscado alguna solución a esta falta de profesionales?
Yo tengo mucha relación con otras comunidades y hay sitios muy, muy complejos como Asturias, Navarra, La Rioja… son situaciones muy, muy precarias. El pasado noviembre tuvimos la reunión de todos los coordinadores autonómicos de las comunidades y la verdad es que todos hablamos de lo mismo y, además, en los mismos términos. Creo que debemos hacer una entrega de medidas que vaya a aumentar el número de profesionales para que los que tenemos puedan trabajar. Es un momento en el que tenemos el dinero para poder contratar y no tenemos a nadie para hacerlo. Por eso ha habido comunidades que han hecho cosas diferentes. Por ejemplo, Catalunya ante esta situación lo que ha hecho ha sido contratar psicólogos no clínicos, aunque eso no se puede hacer y por ello están demandados. Ellos han tirado para adelante y han contratado a 150 psicólogos no clínicos para hacer funciones en Atención Primaria.
La medida, aunque ilegal, ¿está funcionando?, ¿han reforzado el servicio?
Sí, está claro. Han buscado una solución para un problema grande. Han sido denunciados por todas partes porque los psicólogos clínicos no admiten que se haga esto. Les ha pasado lo mismo en Canarias porque las islas pequeñas no tienen ni tendrán psicólogos clínicos, con lo cual no les ha quedado más remedio. En concreto, en La Palma están trabajando con psicólogos no clínicos, aunque en este caso no han sido denunciados.
¿Cuál es la diferencia entre un psicólogo y un psicólogo clínico?
Hay dos formas de hacer psicología, una es la psicología clínica que es un profesional médico, como si fuera un médico interno, un MIR. Es una especialidad de cuatro años de formación y para acceder a ella tienes que hacer un examen para el que por su dificultad hay que estudiar de media tres años, cuando consigues aprobar ese examen, tienes que formarte durante cuatro años en un hospital público con los psicólogos clínicos en plantilla. Entonces, claro, es muy difícil ante esta situación que los estudiantes elijan esta especialidad, mucha gente ya ni se plantea porque significa hipotecar o invertir tres años de tu vida y no siempre se consigue aprobar. Por lo tanto, mucha gente lo que hace es optar por la segunda opción y es hacer el máster del psicólogo general sanitario y estos son los psicólogos sanitarios que solamente pueden ejercer en la sanidad privada, o en una consulta privada, en educación, en servicios sociales… Las que nosotros podemos contratar legalmente para el Servicio de Salud son estas personas que pasan por este examen tan complejo y esta formación de cuatro años.
El Govern está trabajando en un Plan de Salud Mental en Balears que ya debe estar a punto de salir porque está planteando para el periodo 2023-2029. ¿En qué consiste?
Esto es un trabajo máximo, muy bestia, porque esta vez es un plan diferente, un plan pionero en el Estado. Es la primera vez en todo el Estado que elaboramos un plan de salud mental que no es eminentemente dependiente del sistema sanitario. Lo elaboramos todos, todas las consellerias, todos los consells y todas las administraciones, además de las entidades del tercer sector y asociaciones relacionadas con la Salud Mental. Están involucrados, por lo tanto, agentes de todas las disciplinas como un tema transversal a todas ellas, incluidas educación, trabajo, hacienda, ciencia, colegios profesionales… prácticamente profesionales de todos los ámbitos. Es un plan muy complejo, somos casi 1.500 personas involucradas. Es muy interesante, pero trae muchísimo trabajo de coordinación.
Cuándo estará a punto?
Me gustaría, si todo fuera bien, que el primer trimestre de 2024 lo pudiéramos presentar. La complejidad es máxima y llevamos un año trabajando, es muy grande. Se han de hacer las cosas bien, no que por cumplir con la fecha se haga de cualquier manera. De todas formas, no esperamos a que el Plan esté a punto y ya estamos trabajando con esa visión. El acuerdo será un acuerdo marco.