Las reservas hídricas de Balears sufren después de un verano de elevada presión turística

Las reservas hídricas de las Illes Balears entraron en agosto en prealerta de sequía, después de situarse al 46 por ciento de su capacidad. Por islas, Mallorca se situó en el 46 por ciento; Menorca en el 43 por ciento; Eivissa en el 49 por ciento y Formentera en el 37 por ciento. Durante septiembre, Balears tuvo unas temperaturas muy cálidas o extremadamente cálidas, con 24,2 grados media, casi dos grados por encima de las temperaturas normales, según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). Pese a las elevadas temperaturas, también fue un mes húmedo para las islas -con la excepción de Mallorca, donde mantuvieron un carácter normal-, con una media de casi 75 litros por metro cuadrado.

Este mes supuso una recuperación significativa de los acuíferos de Formentera, donde las reservas hídricas aumentaron en veinte puntos. Menorca por su parte, subió en seis, mientras que en Mallorca se mantuvieron igual y en Eivissa, pese a que las precipitaciones se doblaron en relación a la media histórica (120 litros por metro cuadrado respecto a la media de 58), bajaron en dos puntos, según los datos facilitados por la Conselleria de Medio Ambiente.

“Este verano, en Eivissa y en todas las islas ha habido un incremento muy elevado de la demanda del agua. Las temperaturas han sido muy elevadas, así como la ocupación hotelera y la presión turística, que obviamente han provocado que el recurso haya menguado”, explica a elDiario.es Joana Maria Garau, directora general de Recursos Hídricos del Govern. “Ahora mismo, Eivissa está en una situación de prealerta más elevada que en 2020, pero con las lluvias que ha habido en septiembre y octubre esperamos que suban los niveles y el dato mejore”, asegura.

Acuíferos sobreexplotados

Las masas subterráneas de agua que se encuentran en peor estado son las de Serra Grossa (Eivissa), con un índice de explotación del 133,6 por ciento; Sa Vileta (Palma, Mallorca) con un 132,5 por ciento; Ciutadella (Menorca) con un 131,4 por ciento; Cala Tarida (Sant Josep, Eivissa) con un 128,4 por ciento; Roca Llisa (Santa Eulària, Eivissa) con un 127,4 por ciento y Porroig (Sant Josep, Eivissa) con un 126,8 por ciento. En el caso de Formentera, el porcentaje se sitúa en el 112,9 por ciento. Además, todos ellos se encuentran en mal estado cualitativo, por contaminación de cloruros.

Todas las masas de agua que superan el 100% del índice de explotación se encuentran en mal estado cuantitativo, es decir, sobreexplotados. De las 87 que hay en el conjunto de las Balears, se encuentran en mal estado 29, es decir, un 33%, según se desprende del estudio del estado de las masas de agua incluido en la aprobación inicial del Plan Hidrológico de las Illes Balears (2022-2027). Sin embargo, la situación es peor en los casos de Eivissa y Menorca, con la mitad de sus acuíferos sobreexplotados: ocho de dieciséis en el caso de la mayor de las Pitiüses y tres de seis en el caso de Menorca. Respecto al estado cualitativo de las masas subterráneas de Balears, un 33 por ciento, en los casos de Mallorca y Menorca y un 50 por ciento, en los de Eivissa, se encuentran en mal estado por cloruros.

El macizo de Serra Grossa es una zona boscosa que se encuentra entre Eivissa y Sant Josep. Hasta septiembre de 2016, hubo una desaladora móvil que extraía más de 1,5 millones de toneladas de agua. Se puso en funcionamiento en 2007 debido a los problemas de salinidad del municipio de Sant Josep, pero terminó causando graves daños en el medio ambiente, debido a que la planta terminó salinizando el acuífero. “Este acuífero sigue estando salinizado, con lo cual, seguirá en mal estado durante mucho tiempo”, explica a elDiario.es Alicia Morales, secretaria general de la Alianza por el Agua en Eivissa y Formentera. “El estado cuantitativo de los acuíferos puede mejorar con recargas o periodos de lluvia, de manera más o menos fácil. Pero el estado cualitativo, sobre todo, cuando está salinizado, tarda mucho más en recuperarse”, puntualiza Morales.

“La desaladora la puso José Serra Escandell (alcalde del PP en el municipio de Sant Josep desde 1983 hasta el 2007). Se utilizaba para dotar de agua a las urbanizaciones de Platja d’en Bossa. Es uno de los responsables del desastre del acuífero de Serra Grossa”, asegura a elDiario.es Neus Prats, vicepresidenta del grupo ecologista GEN-GOB. Años después de su desmantelamiento, se puso en marcha el anillo de interconexión de las tres desaladoras de la isla, que conecta con los cinco municipios. “Los acuíferos se están recuperando gracias a la política de abastecimiento mediante desaladoras. Se ha notado mucho en Serra Grossa”, afirma Garau.

En cuanto a zonas del municipio de Sant Josep como Cala Tarida o Porroig, donde hay mucha población dispersa y enormes casas de campo que necesitan grandes dotaciones de agua para jardines y piscinas, Garau afirma que son núcleos en los que hay “muchísima población en verano, no solamente en casas dispersas, sino también en las áreas urbanas”. En toda la isla, el consumo de agua anual supone un volumen de 18,32 millones de metros cúbicos de agua en las poblaciones urbanas por 5,81 millones de metros cúbicos en las poblaciones rurales, donde se consume agua de pozo. “En Porroig hay muchísima presión. No muy lejos de allí está 'Sa Caixota', la urbanización más grande de Sant Josep, de unos 600.000 metros cuadrados”, subraya Prats.

Una casa situada en Platges de Comte (Sant Josep) gasta más de un millón de litros de agua de media en los tres meses fuertes de la temporada turística. Es un dato que ofreció Ángel Luis Guerrero, alcalde del municipio, en un debate sobre sostenibilidad, recogido por Diario de Ibiza, en el marco del Congreso de Viviendas Turísticas Vacacionales. Es una cantidad que supone entre 35 y 40 veces más de lo que consume una familia de cuatro personas en una casa. Por este motivo, Guerrero aseguró que el Ajuntament ha empezado a poner limitadores para que cuando se llegue al máximo diario se reduzca la presión. En este sentido, Morales propone implantar separadores de redes, para que haya contadores diferentes destinados a cada sección de consumo: riego de jardines, consumo de agua de la casa, piscina, etc. Es una medida tanto de control de consumo como de detección de posibles fugas. En lo que se refiere a las pérdidas en las redes de suministro, representan un 24,5% en Mallorca, un 26,6% en Menorca, un 29,4% en Eivissa y un 13,8% en Formentera.

El consumo de agua total, que incluye riego de parques y jardines públicos, el sector agrario e industrial y el campo de golf de Roca Llisa, supone 27,15 millones de metros cúbicos. En el caso de Mallorca, hablamos de 199,53 millones de metros cúbicos; 19,01 millones de metros cúbicos en Menorca y 1,28 millones de metros cúbicos en Formentera. Esto supone, en el caso de Eivissa, que el 68% del consumo es urbano; el 21% en población dispersa; el 7% en el sector agrario; un 2% en el industrial y otro 2% en el campo de golf de Roca Llisa. En Formentera, significa que el 50% se refiere a consumo urbano; un 44% a población dispersa; un 4% al sector agrario y un 2% al industrial. En Mallorca, el 52% es consumo urbano; el 24% corresponde al sector agrario; un 13% a población dispersa, un 4% a campos de golf; otro 4% a jardines públicos y un 3% en el sector industrial. En cuanto a Menorca, el 62% del consumo es urbano; un 20% corresponde al sector agrario; un 11% a la población dispersa; un 6% al sector industrial y un 1% al campo de golf de Son Parc.

Estos datos incluyen el consumo de agua en piscinas, cuyo total asciende a 48.968 piscinas en Mallorca, 5.271 más que las había en 2015, según un estudio de la entidad ecologista Terraferida. Ese año, en Illes Balears había un total de 62.500 piscinas, según investigadores de la Universitat de les Illes Balears (UIB). Preguntada sobre esta cuestión, Garau, directora general de Recursos Hídricos, recuerda que lo que se refiere a la limitación en la gestión o construcción de piscinas responde a “una cuestión de ordenación territorial”.

Palma prohibió las piscinas en áticos

El Plan Hidrológico prevé medidas de restricción de usos cuando se hagan revisiones en los instrumentos de planificación urbanística de los municipios de las Balears. Los crecimientos estarán sujetos a un consumo máximo de 250 litros por persona y día y un porcentaje máximo de fugas en las redes de suministro de agua del 25% en 2025 y del 17% en 2027. “En Palma, por ejemplo, se prohibió la ejecución de piscinas en los techos de los edificios, porque empezaba a ser un problema en cuanto al abastecimiento de agua. Es otra de las ramas de toda la problemática que hay alrededor del agua en la que se tiene que trabajar”, reconoce Garau.

En Palma se prohibió la ejecución de piscinas en los techos de los edificios, porque empezaba a ser un problema en cuanto al abastecimiento de agua

En lo que se refiere al consumo de agua relacionado con la actividad turística, supone casi el 25%, es decir, uno de cada cuatro litros de agua, según un estudio de Celso García, doctor en Geografía por la Universitat de Barcelona (UB) y profesor de Geografía Física en la UIB. “Es el turismo low cost el que genera masificación –y demanda de recursos– pero no deja ingresos. Hay que pensar en alternativas a este tipo de turismo que conduce a la saturación de las islas. Lo que señala nuestro estudio es que hay algunos municipios concretos donde el impacto de este turismo es mayor y donde hay que repensar el modelo”, explicó García a elDiario.es. “Este 25% está dentro de los márgenes que estimábamos, incluso es menor de lo que podíamos esperar”, valora Garau.

Tanto Morales como Garau coinciden en que, teniendo en cuenta la situación en que se encuentran los acuíferos y la demanda de agua que hay, se tiene que priorizar el consumo de agua desalada para que los acuíferos puedan descansar y recuperarse. “Está dando muy buenos resultados”, afirma Garau. “Consumir toda el agua que produce la desaladora tiene que ser la prioridad para dejar descansar los acuíferos y que puedan recuperarse, en cantidad y calidad. Cuantitativamente los acuíferos sí que se han recuperado un poco, pero obviamente tienen que mejorar cualitativamente”, valora Morales. “Los acuíferos pueden ayudar a cubrir las necesidades cuando la desaladora no dé abasto”, añade.

Consumir toda el agua que produce la desaladora tiene que ser la prioridad para dejar descansar los acuíferos y que puedan recuperarse, en cantidad y calidad

Prats, en cambio, tiene una opinión más crítica sobre las desaladoras, debido a la gran cantidad de energía que consumen. “Dependen de los combustibles fósiles, que cada día son más caros y escasos. Podría llegar un momento en que hacer funcionar una desaladora fuera muy caro o inviable. También puede pasar, con la crisis de suministros que hay, que se produzcan averías que no sean fácilmente reparables. Las desaladoras no son eternas”, argumenta.

Eivissa consume más agua desalada que Mallorca

En Mallorca, la producción de agua desalada en 2021 ha sido de 6,7 millones de metros cúbicos en la desaladora de Palma; 297.084 metros cúbicos en la de Alcúdia y 1,45 millones de metros cúbicos en la de Andratx. La producción se dispara durante los meses de agosto, septiembre y octubre, donde en el caso de la desaladora de Palma la producción supera el millón de metros cúbicos de agua desalada. En Eivissa, 3,3 millones de metros cúbicos en la desaladora de la capital; 4,1 millones en la desaladora de Sant Antoni y 3,5 millones en el caso de la desaladora de Santa Eulària. Los mayores picos de producción se producen entre los meses de julio y octubre. En Menorca, la desaladora de Ciutadella ha tenido una producción de 977.784 metros cúbicos y en Formentera ha sido de 621.791 metros cúbicos. En estas dos islas los mayores picos de producción tienen lugar entre junio y septiembre.

Llama la atención que en Eivissa, una isla con una población seis veces inferior a la de su isla vecina, el consumo de agua desalada sea superior. La principal diferencia entre ambas islas, explica Juan Calvo, secretario general de la Agencia Balear del Agua y la Calidad Ambiental (ABAQUA) a elDiario.es, es que en Eivissa se completó la conexión de las tres desaladoras con los cinco municipios. “Estamos promoviendo que se consuma en invierno, con lo cual aumenta su rendimiento y se utiliza lo máximo posible”, asegura.

En el caso de Mallorca, hay tres desaladoras que suministran a once municipios de todos los municipios de la isla. “Estamos trabajando para conectar las tres desaladoras con el mayor número de municipios”, indica Calvo. Por ejemplo, la desaladora de Palma solo suministra al área de Palma, Calvià y zona metropolitana. El objetivo del Govern es conectar esta desaladora con la zona de Llevant y el sur de Mallorca. “Es donde hay más problemas con la calidad del agua potable porque los acuíferos están sobreexplotados”, aclara. “Eivissa sirve de modelo para Mallorca, pero estamos tardando más en ejecutarlo por el tamaño de la isla”.

Como la desaladora de Palma abastece a la ciudad, área metropolitana y Calvià, cuando los embalses están con agua (Gorg Blau y Cúber) y los acuíferos a buen nivel, cae la demanda de agua desalada. “Los municipios piden agua desalada en función de cómo están los acuíferos y los recursos que hay disponibles”, añade.

En cuanto a los pozos que hay legalizados para la extracción de agua, son 31.863 en Mallorca, 2.492 en Menorca, 6.866 en Eivissa y 329 en Formentera, según datos facilitados por la Conselleria de Medio Ambiente, a fecha de 30 de octubre de 2022. Lo primero que llama la atención es que Eivissa, pese a tener menor superficie que Menorca en kilómetros cuadrados, casi triplica a la isla menorquina en extracciones legales. “Hay que sumar también todas las extracciones ilegales, sin autorización”, apunta Prats, un problema sobre el que no hay datos.

En cuanto a los aspectos a mejorar, Morales señala la necesidad de completar el ciclo integral del agua. “Respecto a desalación, tenemos que mejorar a nivel energético y de conexión. También en eficiencia, ya que tenemos un consumo muy elevado: hay que ahorrar más agua. Las depuraciones no se hacen como toca y no tenemos infraestructura para reutilizar el agua (regenerada) para agricultura, limpieza de calles y otros usos. Hay que recuperar zonas húmedas para aprovechar mejor todo el agua de lluvia”, destaca. Garau asume también que hay que sumar mayores esfuerzos en lo que se refiere a la reutilización y a la agricultura con agua regenerada, como el proyecto europeo ‘Life Wat’Savereuse’ que se está realizando junto al sector turístico, en el que participan Alcúdia (Mallorca), Sant Lluís (Menorca), Calvià (Mallorca), Eivissa, Santa Eulària (Eivissa) y Formentera.